Cariño, he automatizado a los niños

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Las startups intentan seducir con la IA a empresas como Santander, Iberdrola o Inditex.

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Imagen de la película 'Cariño, he encogido a los niños'

Imagen de la película 'Cariño, he encogido a los niños'

LV

Cuando la tecnología está a punto de caramelo, solo falta pulsar un botón para conocer su verdadero alcance. Es lo que ocurre en la película de 1989 Cariño, he encogido a los niños, en la que un excéntrico inventor reduce por accidente al tamaño de un sacapuntas a sus hijos. Algo parecido puede decirse de la IA, cada vez más preparada para dominar el mundo y, como se dice ahora, llevarnos al siguiente nivel. La tecnología de marras ya está cerca de mostrar todo su potencial y, como el láser de aquella película ochentera, amenaza con empequeñecernos o, al menos, devaluar algunas de nuestras destrezas por la vía de la sustitución. Amén de desplegar uno de sus grandes poderes, el de poner patas arriba el mercado laboral.

Estos días se ha celebrado en Madrid el South Summith, importante referencia del ecosistema startapero, quizá género chico si se compara con el Mobile World Congress (MWC), pero valioso termómetro para detectar tendencias. De ello han informado aquí Pilar Blázquez y aquí Noemi Navas. Tanto en la reunión de Madrid como en la feria de Barcelona, el gran tema de conversación ha sido el mismo que el de cualquier terraza con vaporizador de agua que se precie: la IA y sus impredecibles consecuencias.

Frente al temor onírico a que una máquina con alma de Terminator arrase nuestra creatividad y nos prive de la bíblica condena de ganarnos el pan con el sudor de la frente, que es la forma de llegar a fin de mes, los discursos empresariales ya van por otro camino. Allí, en el South Summit y en el MWC, las epifanías de los emprendedores invitan ahora a mirar a la Medusa a través del escudo de la oportunidad, que es la forma con la que Teseo venció al monstruo sin petrificarse.

Antes de hablar de empleo, algunos apuntes sobre la relación entre startups, grandes empresas e IA:

El momento de resolver problemas de empresas... Una tendencia de fondo, muy relacionada con la IA, es el menor ritmo de alumbramiento de startups orientadas al cliente y el buen momento de las que se dedican a resolver procesos de las propias empresas. Menos B2C (business to client) como los de Wallapop, Cabify, Wallbox o Idealista y más B2B (business to business) de empresas que trabajan para empresas, como la gestora de viajes Travelperk, de recursos humanos Factorial o de soluciones mineras Lain Tech. Una de las startups del momento es la catalana Remuner, un B2B que gestiona la retribución variable de las empresas.

GRAFCVA6199. PATERNA (VALENCIA), 11/03/2025.- El presidente de Mercadona, Juan Roig, durante el acto de presentación de resultados de la empresa en el centro de coinnovación en Paterna (Valencia), donde ha anunciado este martes que la cadena de supermercados ha ganado 1.384 millones de euros en 2024, lo que supone un 37 % más que el ejercicio anterior. EFE/Ana Escobar

El presidente de Mercadona, Juan Roig

Ana Escobar / EFE

.. Y subirse a las lanzaderas. Detrás de estas aportaciones tecnológica a otras empresas se encuentran a menudo las grandes lanzaderas españolas, sostenidas por importantes compañías. A diferencia de las tres F iniciáticas (Friends, Family and Fools), de los business angels e incluso del venture capital más profesional, estas plataformas pueden aportar una masa crítica, una cartera de clientes, un conocimiento previo y un modelo escalable a las startups interesantes para la matriz. Es el caso de Waira, de Telefónica, muy satisfecha con su inversión en la IA estadounidense de Perplexity, o de Lanzadera, de Juan Roig, fundador de Mercadona, que ha incorporado 125 startups a su programa (aquí las más recientes).

La moda pasa también por convocar concursos para resolver un problema específico. Fichar cantera antes de que el diamante en bruto alcance un caché astronómico.

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De una forma u otra, todas las grandes empresas españolas miran a la IA. Por supuesto, Santander, CaixaBank, BBVA y Sabadell lo hacen obligadas por un modelo de banca ya entregado por completo a la digitalización. Iberdrola tiene su propia Digital Summit en la que ha detectado 150 casos de uso de la IA en redes, renovables o baterías. Aena lo hace a través de Aena Ventures, Ferrovial practica el corporate venturing y Repsol tiene su fondo de emprendedores. Inditex también está en ello, como muestra esto de Maite Gutiérrez.

Lo dicho, la IA y lo B2B ya son la gran tendencia. Sirva como ejemplo, la catalana NeuralTrust, especializada en IA aplicada a la seguridad y considerada la startup más escalable. En definitiva, lo que para algunos emprendedores tecnológicos comenzó siendo algo problemático --la IA puede funcionar como una commodity, una materia prima que elimina el valor añadido de unos proyectos sobre otros-- ya parece del todo asentado como futuro inexorable en el panorama empresarial.

Y ahora es cuando comienza el quejío. Tres informaciones de Blanca Gispert sirven para ponernos en situación. Una: Deloitte calcula que la IA puede rebajar entre un 20% y un 40% los costes laborales. Dos: Goldman Sachs ha estimado que el 25% de los empleos en la zona euro o en Estados Unidos pueden estar en riesgo. Tres: el 90% de los desarrollos de IA tiene lugar fuera de Europa.

Volviendo al cine ochentero y a las terrazas con vaporizador de agua, aquí palpitan sobre todo dos temores.

El primero tiene que ver con la sustitución. Sustitución de trabajadores por un software mucho más eficaz y barato. En el Mobile de Barcelona este reemplazo quedaba sustanciado en el despliegue de un montón de robots que daban la mano a los visitantes para informar de la etérea e inquietante revolución. Mens artificial in corpore robótico, como dirían los romanos.

El segundo temor es a la pérdida. Pérdida de capacidad creadora, entregada como el fuego de Prometeo a una máquina que se encargará de apagar las ascuas de nuestro talento. Un drama que trae sin cuidado a los que no viven de tocar un instrumento, de coger un pincel, de escribir un texto o de dirigir una tesis. En el South Summit este sentimiento puede ilustrarse con el achicharre que acompaña a cualquier evento en Madrid en pleno mes de junio. En el patio de La Nave, en el barrio de Villaverde, las altas temperatura derretían con influjos metafóricos el inmobiliario de inspiración californiana, como si la nueva tecnología se preparase para hacer los mismo con nuestras habilidades.

Sam Altman cree que en un futuro cercano la mayoría de tareas de los programadores las podrán asumir herramientas de inteligencia artificial

Sam Altman, consejero delegado de OpenAI 

EFE

Trabajadores de cuello gris, preocúpense. Y sin embargo, como dicen en este artículo del Financial Times, los que tienen más que perder con la IA son en realidad los llamados “trabajadores de email”, los dedicados al tiki taka de oficina. Empresas como Duolingo o IBM han anunciado planes de recorte de plantilla ante la automatización de procesos a golpe de IA. La reducción de costes, especialmente laborales, es el gran atractivo de esta tecnología, por encima incluso de la aceleración de los procesos, y se ha convertido en el reclamo más interesante de los consultores para incrustarla en las empresas.

Un apunte. Hace unos días, el consejero delegado de una empresa dedicada a fingers de aeropuertos explicaba en una charla con periodistas que sus nuevos modelos automatizados son capaces de sustituir prácticamente a todos los trabajadores de un aeropuerto dedicados a mover pasarelas. Son cientos de ellos. Si no ha ocurrido así es porque operadores como Aena se resisten a hacerlo, no porque la tecnología lo impida. Quién sabe, tarde o temprano podrían sucumbir a la tentación y llegar a casa diciendo: “Cariño, he automatizado a los niños”.

Sobre el asunto de la creatividad, merece la pena escuchar los cinco primeros minutos de esta charla con Sam Altman, el consejero delegado de OpenAI, vamos, de Chat GPT. Tras bromear acerca de lo bien que la IA suplanta una tira cómica de Charlie Brown, el entrevistador le pregunta: ¿Y qué pasa con el autor? Sí, porque el esfuerzo del creador lo parasita la IA para elaborar sus propias creaciones. Hay aplausos en el público que molestan a Altman, incapaz de ofrecer una respuesta del todo convincente. Para más información, Elisenda Vallejo escribió hace tiempo sobre Altman y el modelo de negocio de OpenAI. Y aquí Josep Maria Ganyet publica un interesante artículo sobre los estragos de la IA en las universidades.

Por cierto, un delirio, como los que a veces produce la propia IA: ¿Es posible que este nuevo demiurgo tecnológico acabe incluso modificando nuestro idioma de tanto practicarlo? Miren lo que dice aquí el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, en una conferencia recogida por Justo Barranco: “Ya hay más máquinas que hablan el español que personas”. Nuestro idioma es definitivamente maquinoparlante.

Y una boutade para comentar en una terraza con vaporizador de agua: En este vídeo, Elon Musk le comenta al por entonces primer ministro británico, Rishi Sunak, que la IA va a acabar con todos los “empleos humanos”. Un año después, ambos han perdido su empleo en la administración pública, y no precisamente por culpa de la tecnología.

En fin, nada más. Frente a Cariño, he encogido a los niños, siempre nos quedan Mortadelo, Filemón y los inventos del doctor Bacterio (disculpen una vez más este pobre universo referencial). El inventor en jefe de la TIA era muy dado a fabricar pistolas de rayos para agrandar o empequeñecer objetos, al margen del aura chapucera que acompañaba todas sus creaciones. Ante la IA, ojalá un Bacterio que nos permita crecernos frente a la tecnología, que evite nuestra sumisión e incluso esclavitud ante el nuevo poder digital. Porque la IA es el Zeitgeist de nuestro tiempo, el fantasma que en pocos segundos escribe tratados y resuelve problemas complejos, el espíritu vampírico que extrae las creaciones y el esfuerzo de otros para, como un Robin Hood inverso, entregar el botín a quien lo solicite. Todo eso es esta poción mágica con superpoderes.


Otras noticias de la semana

GRAFCAT9256. BARCELONA (ESPAÑA), 10/06/2025.-El presidente catalán, Salvador Illa (i) y al conseller de la Presidencia, Albert Dalmau (c) hablan con el Presidente y consejero delegado de Aena; Maurici Lucena (d) en el marco de la reunión de la Comisión técnica para la ampliación de la capacidad del aeropuerto de El Prat celebrada este martes en el Palau de la Generalitat, tras la que ha anunciado, que Aena invertirá 3.200 millones en la ampliación del Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, un proyecto que contempla extender la tercera pista, la más cercana al mar, en 500 metros. EFE/ Enric Fontcuberta

El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, junto al de Aena; Maurici Lucena 

Enric Fontcuberta / EFE

· El Prat ya tiene su ampliación. De ello ha escrito bastante esta semana Maite Gutiérrez. La nueva propuesta reduce en 90 metros la afectación sobre el espacio natural de La Ricarda respecto al plan inicial de Aena y alarga en 540 metros la tercera pista.

· Inditex ralentiza el crecimiento. El propietario de Zara o Bershka, cerró el primer trimestre con un incremento de ventas y beneficios por debajo de lo esperado por los analistas, lo que le ha costado un retroceso en bolsa, informa Luis F. Florio.

· Criteria descarta su entrada en Celsa. El holding de La Caixa ha descartado definitivamente su entrada como socio de referencia en el grupo siderúrgico, que deberá ahora decidir si reactiva el proceso competitivo para encontrar un nuevo socio, informa Gabriel Trindade.

· Renfe y sus problemas para llegar a París. Francia se desvincula de las dificultades de Renfe para llegar a operar la alta velocidad hasta la capital francesa y achaca la demora para homologar sus trenes a las elecciones técnicas que en su día hicieron la operadora española y Talgo, informan Fernando H. Valls y Pilar Blázquez.

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