Mark Cuban (inversor, dueño de los Dallas Mavericks y figura de ‘Shark Tank’) afirma que los primeros trabajos no son sólo una fuente de ingresos, sino una forma de aprendizaje remunerado. “En la universidad, tú pagas por aprender; en el mundo real, te pagan para aprender”, expresó durante una conversación con Randall Kaplan, fundador de Akamai Technologies y mentor empresarial. Una frase aparentemente simple, pero que esconde una gran reflexión: no todos los aprendizajes vienen con un diploma, ni todos los errores son fracasos.
El valor oculto en los empleos insatisfactorios
Cuban no se refiere únicamente a empleos precarios o mal pagados. Habla de esos puestos que, aun cumpliendo con las expectativas mínimas, no logran motivar ni despertar eso tan buscado que es la vocación. Aprender qué no se quiere hacer, a menudo, resulta ser más revelador que acertar a la primera.
“No te das cuenta de que puedes aprender más de los trabajos que no te gustan que de los que te gustan”, insiste el empresario. En su experiencia, fue justo en esos contextos poco gratificantes donde adquirió habilidades esenciales, desde la resistencia al fracaso hasta la capacidad de observación. También ahí se forjaron los cimientos de su sentido empresarial: “Aprendí tanto, si no más, de los errores —propios y ajenos— como de las cosas buenas que ocurrieron”.
La experiencia también es una moneda de cambio
Esta visión está orientada, especialmente, para quienes están dando sus primeros pasos en el mercado laboral. Según Aicad Business School, las prácticas profesionales —sean remuneradas o no— cumplen una función formativa que trasciende el salario. No es sólo trabajar: es empezar a entender cómo se mueve un sector, cómo se construye una red y qué cosas importan realmente en una empresa.
Las prácticas curriculares, como señala Aicad, suelen no ser remuneradas, ya que su objetivo es estrictamente formativo. Sin embargo, el valor que aportan va más allá del dinero: suponen una transición hacia la experiencia real. Por el contrario, las extracurriculares sí tienden a incluir algún tipo de pago, especialmente si implican jornadas largas o aportan valor directo a la empresa. En ambos casos, el aprendizaje sigue siendo el centro.
En palabras de Cuban, este principio también se aplica a los trabajos formales: “Puedes buscar el próximo empleo mientras aprendes en el actual”. Hasta en los empleos más duros o rutinarios hay margen para adquirir conocimiento, identificar patrones y crecer. Lo que podría parecer una etapa aburrida o estéril se convierte en una inversión estratégica en uno mismo. Es decir, cada tarea incómoda, cada jefe difícil o cada sistema ineficiente puede enseñar algo sobre liderazgo, organización o toma de decisiones. Y esa revelación, aunque a veces difícil de asumir, puede cambiar por completo la forma en que entendemos el trabajo.


