Cada final de temporada trasciende el cierre de alguna galería relevante internacional que decide reenfocar su trayectoria, en muchos casos, adecuándola a los nuevos intereses de su fundador. Estas últimas semanas hemos sabido que Tim Blum, con galerías en Los Ángeles y Tokio, ha decidido poner fin a tres décadas en esta industria. No se queja tanto del mercado como de un sistema del arte excesivamente dominado por la tiranía de las ferias y las inauguraciones de exposiciones. Quiere dejar atrás el modelo tradicional de galería, de espacio abierto al público y parrilla de artistas en representación, para transitar hacia otro que le permita trabajar con los artistas en ideas nuevas a través de colaboraciones y proyectos especiales. Siempre con la voluntad de seguir comercializando con arte.
En otra línea, Adam Lindemann, tras catorce años al frente de Venus Over Manhattan, ha decidido cerrar su fabuloso espacio en Nueva York. Su historia, cuenta, es la de un adinerado banquero de inversión que como apasionado coleccionista decide incluso casarse con su art dealer y abrir una galería propia, algo que todo su entorno le aconsejaba que no hiciera. Escritor sobre coleccionismo, comisario de exposiciones con artistas de primer nivel, especulador en las subastas con obras millonarias, afirma que nadie espere que él que ejerza de art advisor, porque su foco estará en los artistas de su colección.
Cecilia Díaz
Dos cierres que han abierto el grifo de las habladurías sobre cuál sería la próxima galería en cerrar, tras una temporada muy difícil, en un entorno de pocas ventas y mucha incertidumbre provocada por los conflictos geopolíticos y la crisis arancelaria de Trump. Pero más allá de estos dos cierres, que aducen a posicionamientos personales de los galeristas, especialmente en el caso de Lindemann, trasciende la crítica a un sistema que empieza a dar muestras de agotamiento. Algo que encuentra mucho consenso en el sector. Dicho esto, pienso que debemos reenfocar la mirada y ver que, dejando al margen los cambios sistémicos que indudablemente se requieren, lo que mueve a los profesionales es su vocación y compromiso con el trabajo de los artistas. Por ello deberíamos celebrar que solo estas dos galerías cierren sus espacios, pues significa que el resto sigue manteniendo, en algunos casos heroicamente, sus puertas abiertas.