El verano es sinónimo de descanso, playa, desconexión… y, en algunos casos, de sorpresas desagradables. Aunque parezca algo raro, hay quienes reciben una carta de despido mientras disfrutan de sus vacaciones. Lo que muchos no saben es que, aunque estén tumbados bajo el sol o en una terraza frente al mar, el plazo para reclamar sigue corriendo. Ignorarlo, como explica Juan Manuel Lorente, abogado laboralista, puede salir muy caro.
“Yo he visto a gente que le ha llegado el despido de vacaciones estando en la playa en agosto”, comenta, haciendo referencia a casos reales que ha tratado en su trayectoria. Y lo que más le preocupa no es solo el despido, sino la reacción habitual que tienen muchas personas cuando les ocurre: “Dicen, bueno, ya cuando llegue veré si llamo a un abogado, veré si me asesoro, voy a estar las vacaciones tranquilo y ya después veo si demando”.
Conozco casos de gente que podría haber demandado y podría haber conseguido una gran indemnización, pero por el mero hecho de haberse producido en agosto se ha pensado que no pasaba nada
PLAYA GRAN TOSSA DE MAR
“Esto es un error”, dice el abogado claramente. Porque aunque el calendario marque agosto y media oficina esté de vacaciones, la ley no se detiene. “Si te despiden estando de vacaciones, ya sea en agosto, en junio o en mayo, o incluso estando de baja, tienes 20 días hábiles para demandar”. Y esos 20 días, aunque muchas personas lo desconozcan, comienzan a contar desde el momento en que se recibe la notificación del despido, no desde que uno “vuelve” a la rutina en septiembre.
Este malentendido es más común de lo que parece. “Por más que tú pienses que estando en agosto no corre el plazo, y que tranquilamente, cuando vuelvas de vacaciones en septiembre, podrás poner una demanda, no es así”, advierte. No se trata solo de una cuestión de organización personal, sino de una urgencia legal que no se debe subestimar.
El abogado, además, explica que ha conocido “casos de gente que podría haber demandado y podría haber conseguido una gran indemnización por su despido”, pero que dejaron pasar esos días cruciales creyendo que tenían más tiempo. “Por el mero hecho de haberse producido en agosto se ha pensado que no pasaba nada, y ahora, pues claro, se arrepiente de no haber demandado”.
Nadie quiere interrumpir sus vacaciones para enfrentarse a un problema legal, pero a veces es necesario actuar a tiempo para no lamentarlo después. “Y aunque sea una situación incómoda, si estás de vacaciones y te llega la carta de despido, asesórate. Porque después, a lo mejor, es demasiado tarde”.
Tienes 20 días hábiles para demandar, ya sea en agosto o durante tus vacaciones
Lo importante no es que tomes una decisión inmediata ni que interrumpas tus días de descanso para iniciar una batalla legal, sino que te informes cuanto antes. El simple hecho de contactar con un abogado o un sindicato, o revisar tu caso con alguien que entienda de derecho laboral, puede marcar la diferencia entre recuperar tus derechos o perderlos. Además, recuerda que estos 20 días hábiles no son negociables ni se congelan por estar de vacaciones. Hábiles quiere decir que no cuentan sábados, domingos ni festivos, pero sí todos los demás, incluso en pleno agosto. Por eso, esperar a septiembre puede ser directamente cruzar el límite legal.
La clave es actuar con cabeza: no se trata de agobiarse, sino de no dormirse. Las vacaciones no deberían ser una excusa para renunciar a tus derechos, y menos cuando una decisión como un despido puede tener importantes implicaciones económicas y personales. Por eso, si tú o alguien cercano recibe una carta de despido en verano, ya sea en la playa, en el pueblo o de viaje, lo mejor es no dejarlo pasar. Como recuerda Juan Manuel Lorente: “No dejes pasar el tiempo”. Una llamada, un correo o una consulta a tiempo pueden marcar toda la diferencia.
