A sus 65 años, Rafel Ruiz, un jubilado mallorquín, decidió dar un giro radical a su vida y mudarse a Tailandia. Cansado del alto coste de vida, de las playas saturadas por turistas y de una jubilación que sentía cada vez más limitada, encontró en el sudeste asiático la oportunidad de disfrutar de su tiempo y de su dinero sin la preocupación de llegar a fin de mes.
Hoy vive en Prachuap Khiri Khan, una tranquila ciudad costera donde el alquiler es asequible, la vida transcurre sin prisas y la comunidad lo ha acogido como a uno más. “En Mallorca pasaba el día metido en casa: solo salía a pasear, a nadar y a caminar. Si esa es la jubilación que espera después de toda una vida trabajando… no es lo que yo quiero para mí”, explica en conversación con Sergio Castillo Calderón, creador de contenido español que también reside en Tailandia y lo entrevistó para uno de sus vídeos.
Tailandia
Ruiz confiesa que tampoco quería verse en el papel de tantos abuelos en España que dedican su tiempo libre a cuidar de los nietos y llevarlos a la escuela o a la guardería. Cuenta que la decisión de mudarse estaba tomada incluso antes de dejar de trabajar. “Vivía en un sitio con piscina municipal donde todos eran jubilados. Veía de cerca lo que era esa vida y no me gustaba. Era gente que había trabajado toda su vida y ahora estaba agotada. Algunos fines de semana se iban a hotelitos con precios especiales para jubilados, pero para mí eso no es vida. Yo quiero disfrutarla de verdad.”
He visto a muchos abuelos agotados cuidando de los nietos. Yo no quería eso para mí
Y así fue como, atraído por los paisajes que tantas veces había admirado en documentales y seducido por el bajo coste de vida, eligió Tailandia como el escenario ideal para iniciar la nueva etapa que siempre había soñado.
Rafel Ruiz, un jubilado mallorquín en Tailandia, enseña su casa
Rafael explica que su pareja ha sido clave en su integración en el país. Se conocieron a través de una aplicación de citas y mantuvieron contacto durante más de un año hasta que, tras alcanzar la edad de jubilación, Rafel viajó a Tailandia y se encontraron en el aeropuerto por primera vez. Desde marzo conviven en Prachuap Khiri Khan, donde ella le ha ayudado a aprender el idioma y lo apoya en su día a día, incluso con la administración de sus finanzas personales.
Puedes comer todo lo que quieras. Aquí con una pensión de 1.000 euros vives de lujo
Su rutina no difiere demasiado de la de un jubilado en España: se levanta a las cinco de la mañana, desayuna en la terraza, va a la playa, charla con los vecinos y hace las tareas domésticas. La gran diferencia está en su poder adquisitivo. “Aquí pago 100 euros de alquiler y llego a fin de mes con dinero. De luz y agua hemos pagado este mes 800 bahts —unos 20 euros al cambio actual— y eso con el aire acondicionado encendido todos los días. Es de risa. En España, cuando llegaba el día 25 ya no me quedaba un duro y estaba desesperado esperando a cobrar”, comenta mientras muestra orgulloso su casa, modesta pero suficiente.
He visto habitaciones por 20 o 30 euros la noche para dos personas. Está genial. En Mallorca, en cambio, una noche de hotel cuesta unos 240 euros
El menor coste de vida le ha devuelto la capacidad de ahorrar y viajar, algo que en España veía imposible. “He visto habitaciones por 20 o 30 euros la noche para dos personas. Está genial. En Mallorca, en cambio, una noche de hotel cuesta unos 240 euros, y eso que no es temporada alta. Así no se puede ir a ningún lado”, lamenta. Además, destaca que la comida en el país también es muy asequible: “Por unos cinco euros puedes comer bien, y hasta un masaje puede costar solo tres euros”, añade entre risas.
No es el único que ha tomado esta decisión. “Aquí hay italianos, franceses, alemanes, canadienses y americanos. Soy el único español”, comenta, aunque celebra la calidez de la gente local. “Son tan diferentes, pero podemos entendernos muy bien. Yo respeto su cultura budista, igual que ellos respetan la mía. Soy católico, aunque no lo practico, pero cada uno tiene su manera de vivir.”
Rafel asegura que ha encontrado todo lo que buscaba: una vida tranquila, sin preocupaciones económicas y con buena compañía. “Con una pensión de 1.000 euros, vives de lujo. En España hay jubilados con muchísimo dinero ahorrado y, aun así, están muertos de pena. Yo aquí no tengo ni un duro, pero me siento el rey del mambo.”
Sin embargo, no todo ha sido fácil para Rafael. Hace apenas una semana tuvo que ser ingresado en un hospital tailandés tras sufrir un problema de salud. Aunque su seguro médico cubrió los primeros gastos, el tratamiento superó el límite de cobertura, lo que lo obligó a pedir ayuda a amigos y conocidos para poder afrontarlo.


