Este texto se refiere a los aranceles aprobados por Trump el día 2, que, no obstante, quedaron en suspenso el 9 de abril.
El anuncio sobre aranceles hecho por Donald Trump del pasado 2 de abril ha sido objeto de burlas debido a la pretendida fórmula matemática usada en su cálculo. Todo déficit comercial bilateral se interpreta como una flagrante injusticia; los aranceles se establecen tomando el porcentaje que representan los bienes importados de cada país con respecto a las exportaciones hacia él y dividiéndolo por la mitad. Sin embargo, hay también otras extravagancias, como que los tipos arancelarios parezcan calculados en función de los lugares que tienen un dominio de Internet o que se basen en datos de un único año. Tenemos la demostración más palmaria de su absurdo cuando se constatan los extraños resultados a los que dan lugar. A continuación, presentamos nuestra lista de los cinco aranceles más disparatados.
Puede que antes del 2 de abril el archipiélago de Saint Pierre y Miquelon resultara conocido sobre todo por ser el último vestigio de territorio francés en América del Norte. Ahora tiene el dudoso honor de ser el receptor de los aranceles más altos del “Día de la Liberación”, un 50% (una posición que comparte con Lesoto). Es más del doble de la tasa aplicada a la Unión Europea y cinco veces la aplicada a otros territorios franceses de ultramar. En julio, el único mes de los dos últimos años en el que las islas comerciaron con Estados Unidos, vendieron al Tío Sam 3,4 millones de dólares en bienes, mientras que apenas le compraron nada. Visto en retrospectiva, fue una mala decisión.
La volatilidad de los flujos comerciales también afecta a Suiza. El gobierno de Trump parece haber utilizado datos de un único año, 2024, para determinar importaciones y exportaciones. A finales del año pasado, Suiza exportó a Estados Unidos una cantidad de oro mayor de lo habitual, y ello aumentó su superávit comercial. Eso le ha valido ahora un arancel del 32% sobre todos sus productos. Con datos de 2022, su tasa “recíproca” habría sido del 19%.
A la isla Heard y las islas McDonald les correspondió una tasa del 10%, pero en ese territorio australiano no vive ningún ser humano
Una de las razones de la obsesión de Trump con los aranceles es que quiere impulsar la producción nacional. Botsuana se enfrenta a un arancel del 38%, porque tiene un superávit comercial con Estados Unidos que refleja en gran medida sus exportaciones de diamantes. Los depósitos de diamantes son raros en Estados Unidos, y no existen minas comerciales. La vainilla es igualmente difícil de reemplazar. Es una de las principales exportaciones de Madagascar, que se ha visto abrumada con un arancel del 47%.
Algunas poblaciones se tomarán la noticia mejor que otras. Los habitantes de la isla Heard y de las islas McDonald, por ejemplo, se encogerán de hombros ante su tasa arancelaria del 10%. En ese territorio australiano, viven cuatro tipos de pingüinos y 29 especies de mamíferos, pero ningún ser humano. El minúsculo flujo comercial registrado con Estados Unidos parece reflejar un error administrativo o de etiquetado. Algunas especulaciones apuntan a que el hecho de que las islas figuren en la lista de la Casa Blanca, en lugar de recibir el mismo trato que Australia, se debe a que tienen un dominio propio de Internet (.hm), y a que ésa parece haber sido la forma en que los funcionarios han elegido sus objetivos.
Mientras tanto, unos pocos afortunados han salido de rositas. Bielorrusia, Cuba, Rusia y Corea del Norte no han entraron en la lista de países malos de Trump. La razón, según la Casa Blanca, es que las sanciones impiden un “comercio significativo” con Rusia. Sin embargo, eso no impidió que, según la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, en 2024 el país exportara 3.000 millones de dólares en bienes a Estados Unidos, unas seis veces más que Botsuana. Rusia registró con Estados Unidos el año pasado un superávit comercial de 2.500 millones de dólares. De aplicársele el cálculo, el país tendría que hacer frente a un arancel de en torno al 40%.
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Traducción: Juan Gabriel López Guix