La Reserva Federal (Fed) cerró este miércoles un año polémico con la vuelta de Donald Trump al poder, que no ha cesado en su acoso al banco central estadounidense, con un nuevo recorte de los tipos de un cuarto de punto, tercer tijeretazo consecutivo de idéntico porcentaje.
Sin embargo, la institución se mostró más divida que nunca en tiempos recientes. Hubo tres votos en contra a la decisión y en sentidos opuestos. Dos gobernadores se posicionaron en contra del recorte y un tercero –Stephen Miran, nombrado recientemente por Trump–, apostó por un recorte de 50 puntos básicos.
El esfuerzo consiste en reanimar un debilitado mercado laboral, si bien esto puede hacer que se persevere en una inflación elevada, o se agrave, en pleno impacto de los aranceles.
“El mercado laboral se va enfriando gradualmente y la inflación se mantiene elevada”, reconoció el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, cuyo mandato caduca en mayo y dará a Trump la oportunidad de poner a alguien más dispuesto a tijeretazos. Pese a todo, “el consumo parece permanecer sólido”, añadió Powell.
Los argumentos a favor del recorte indicaron que los riesgos de la caída del empleo superan a la inflación: el lento ritmo de creación de ocupaciones es lo más desconcertante. Además, si la Fed espera a ver un mayor deterioro del mercado laboral, habrá esperado demasiado en actuar.
Powell reconoce que hay un enfriamiento del mercado laboral y que la inflación se mantiene elevada
El precio del dinero se sitúa ahora en el 3,50%-3,75%. Este nuevo recorte era más que esperado por los inversores y el Dow Jones se disparó.
Pero la cuestión clave de esta reunión se centraba en saber qué pistas daría la institución de cara al 2026. Aunque había quienes apostaban por una pausa, se concluyó con la idea de que habrá un recorte el próximo año, a pesar de un frente más amplio de gobernadores que apostó por no tocar nada ante la incertidumbre económica. De los 19 asistentes, de los que doce tienen voto, hasta siete apoyaron hacer un parón. Un total de once se posicionaron a favor de un recorte o ninguno.
Para despejar incógnitas, Powell hizo una aclaración. “No creo que una subida de los tipos como próximo paso sea el escenario base de nadie en este momento”, recalcó. “No hemos tomado ninguna decisión sobre enero”, precisó de cara a la próxima cita de la organización.
“Los indicadores disponibles sugieren que la actividad economía se ha expandido a un ritmo moderado”, sostuvo Powell. En su actualización, la Fed señaló un crecimiento del PIB estadounidense del 1,8% en el 2026, una estimación dos décimas superior a la de septiembre. El paro se situaría el próximo año en el 4,4%, por debajo del 4,5% de la anterior previsión, en tanto que la inflación sería del 2,6%, cuatro décimas inferior.
La incesante presión de Trump, cuya pretensión es una rebaja drástica de los tipos para paliar en los bolsillos el efecto negativo de los aranceles, ha propiciado una ruptura en la unidad que la Fed había mantenido durante la lucha contra la inflación. Una disidencia así no se veía desde el 2019.
Aunque no es raro que se constante un cierto nivel de desacuerdo entre los gobernadores del banco central, sí lo es que se radicalicen posiciones como ocurrió en la pasada reunión de finales de octubre, cuando se registraron dos votos disidentes y en posiciones radicalmente contrarias.
Existía el temor de que la brecha se amplificara aún más en esta ocasión, como ocurrió, en un distanciamiento mayor entre los que piensan que se ha de recortar para preservar los puestos laborales, en un momento en que el índice de desempleó subió al 4,4%, el nivel más alto desde octubre del 2021, y los que creen que se han de dejar las cosas como están puesto que la inflación continúa en el 3%, lejos del 2%, que es el objetivo la Reserva Federal.
Pero esos datos están desfasados, puesto que el informe del mercado laboral es de septiembre y el del índice de precios, de octubre, debido al cierre gubernamental durante 43 días, el más largo de la historia, lo que ha hecho que las actualizaciones se aplazaran y no se esperen hasta la semana que viene.
Datos alternativos, como las peticiones semanales de desempleo a lo largo del último mes, constatan que han ido al alza. El grado de confianza de los consumidores está a la baja, aunque se mantenga el gasto.
“La inflación sobre los bienes sube por reflejo del efecto de los aranceles”, insistió Powell en otro desafío a Trump.
