Sylvia Calvo, la diseñadora de Castelldefels que convierte sacos de café en ropa: “La verdadera innovación está en transformar un residuo en tejido”
Moda y sostenibilidad
La diseñadora impulsa ReYutCel Felt, un nuevo material creado con residuos de café y desarrollado entre Catalunya y Holanda

Roosmarie Ruigrok (Clean & Unique), Sylvia Calvo (Sylvia Calvo BCN), Zita Pels (Alderman Amsterdam), Michiel Dekkers (i-did), Bo Zwarts (ByBo Coffee. Presentación del proyecto en Amsterdam - Oct 2025
¿Quién dijo que el café acababa en una taza? ¿O que la moda solo podía nacer del algodón, la lana o los tejidos tradicionales? ¿Por qué no convertir un residuo en un material con futuro? Esa fue la pregunta —o más bien la provocación— que llevó a Sylvia Calvo a mirar un saco de café como si fuera algo más que un desecho industrial. Aquella intuición se convirtió en el origen de un proyecto que en la actualidad acumula premios, genera impacto social y abre un nuevo camino hacia una moda más circular.
Lo que empezó como una curiosidad intuitiva se ha convertido en el motor de su trayectoria. En aquel saco de café —áspero, marcado por el viaje y destinado a ser un residuo— Sylvia Calvo vio un material con posibilidades. Convencida de que la sostenibilidad debía pasar de la teoría a la acción, empezó a experimentar con triturados, fibras y procesos para demostrar que un residuo podía transformarse en hilo, en tejido y, sobre todo, en una alternativa dentro de la industria. Aquella primera prueba fue el origen de ReYutCel, el proyecto con el que ganó el Green Product Award 2023, y con el que comenzó a desarrollar sus propios materiales a partir del yute y que acabaría trazando el camino de todo lo que vendría después.

A medida que avanzaba, entendió que el valor de su propuesta no residía solo en el tejido final, sino en todo lo que ocurría antes: la recuperación del residuo, la transformación local, la colaboración con la industria catalana y la demostración de que la economía circular puede generar nuevas cadenas de valor. Para Calvo, esa visión se convirtió en una convicción: “un material deja de ser residuo cuando alguien encuentra la forma de transformarlo”.
Los inicios fueron en solitario, desde Castelldefels, con jornadas interminables y decisiones que recaían únicamente en ella. Ese esfuerzo inicial le dio una claridad que no tenía al principio. En su taller, entre tejidos, muestras y prototipos, entendió que su trabajo no debía centrarse en diseñar productos acabados, sino en desarrollar materiales con identidad, trazabilidad y verdadero impacto industrial. Quería crear algo que no existía en el mercado y que pudiera demostrar que la sostenibilidad también es innovación aplicada.
Un material deja de ser residuo cuando alguien encuentra la forma de transformarlo
La materia prima seguía siendo la misma: los sacos de café. Europa no produce café, pero lo consume en cantidades inmensas, y los sacos se acumulan como un residuo inmediato. Calvo vio en ese punto un espacio para la innovación. Recuperó aquel material desperdiciado y lo transformó en un tejido que llamó la atención de expertos y entidades vinculadas a la sostenibilidad. Ese trabajo obtuvo este año el Premio Delta de Economía Circular. “Este premio llega en un momento clave porque valida un esfuerzo enorme y muy solitario”, afirma.
Su visión internacional creció con un segundo proyecto, The Indonesian Project, asociado a los sacos de algodón utilizados por un importador de café en Ámsterdam. Propuso incorporar estampados artesanales en origen para dar una nueva vida al material una vez vaciado. Coordinó a la empresa holandesa, a un artista local en Indonesia y a un equipo de diseño en Barcelona. El experimento funcionó y generó un impacto social claro: ampliación de puestos de trabajo, formación técnica y el nacimiento de pequeños emprendimientos. “Pasaron de cinco a veinte personas. Y una de ellas montó su propio negocio”, recuerda.

El mayor salto, sin embargo, llegó con ReYutCel Felt, un fieltro textil desarrollado también a partir del saco de yute desfibrado. No es un tejido convencional, sino un material no tejido con múltiples aplicaciones: paneles acústicos, agricultura, automoción, calzado, packaging, moda o interiorismo hotelero. Su versatilidad sorprendió incluso a la propia diseñadora, que encontró en él una oportunidad industrial con mucho recorrido. “Tiene muchas más aplicaciones de las que imaginamos al principio”, asegura.
Para desarrollarlo, formó una alianza con varios agentes en Ámsterdam como un tostador que proporcionaba el residuo, una fábrica de reinserción social que disponía de la maquinaria adecuada, una experta en tejido y la propia Calvo, que impulsó la idea. La ciudad otorgó una subvención inmediata por su impacto ambiental y social. La presentación oficial del material, el pasado 10 de octubre, despertó un interés notable entre empresas y entidades de toda Europa, especialmente durante el Circular Week de Polonia, donde estudios de interiorismo y cadenas hoteleras mostraron especial atención. “Afuera hay mucho más interés que aquí. No sé por qué, pero lo miran con otra perspectiva”, reconoce.

El desarrollo del hilo y del tejido original sí que se realizó con el apoyo de Texfor, íntegramente en Catalunya, gracias a una cadena de valor coordinada con hilaturas (Hilaturas Jesús Rubio), centros universitarios (Intexter - UPC) y empresas textiles locales (Grau SA). Para ella, esta proximidad garantiza transparencia, control y cohesión industrial en un sector que a menudo depende de procesos fragmentados.
En la actualidad, la emprendedora trabaja para consolidar la comercialización de ReYutCel Felt y abrir nuevas líneas de colaboración con industrias que quieran reducir su dependencia del plástico. A la vez, también quiere fortalecer la conexión entre Indonesia, España y Holanda, convencida de que los proyectos circulares necesitan alianzas que vayan más allá de una frontera. “Me gustaría que los tres países estuvieran involucrados. Es una forma de demostrar que la economía circular puede conectarnos”.
Lecciones de Vanguardia
“No penséis demasiado. Pero tampoco os descuidéis. Estos proyectos exigen mucho tiempo y tener un buen compañero de viaje es muy importante. Con dos personas que se complementan, todo va mejor”.
