Los clientes del pub Puzzle Hal Inn de Sowerby Bridge, en Yorkshire (Inglaterra), se preguntaron si les habían echado algo en la bebida cuando en el pequeño local cercano al río Calander de un pueblo de poco más de 11.000 habitantes apareció Chris Martin. Volvieron a mirar cuando Martin sacó la guitarra y empezó a hacer arreglos en la terraza del local. Y ya aceptaron la realidad cuando el líder de Coldplay se dirigió al público para pedir disculpas por la torpe puesta en escena. “Normalmente tengo a un equipo de 250 personas que hacen esto por mí”, dijo.
Martin explicó entonces que se alojaba cerca del local de cara a los conciertos que tiene previstos con su grupo para la próxima semana, y que pensó en acercarse en bicicleta al lugar para ensayar. Porque, dijo, normalmente ensaya solo, y hacerlo con compañía resultó “un placer”.
El cantante de Coldplay tocó temas de su banda y de otros artistas. Y pidió al público si creían posible que pudieran mantener el pequeño concierto en secreto. “¿Qué posibilidades hay [de mantenerlo en secreto]? ¿Un 93%?”, preguntó.
El concierto fue una sorpresa, pero no para todos. El dueño del local sabían que Martin vendría a tocar —se lo comunicaron por seguridad— pero no dijeron esta boca es mía. Si lo hubieran dicho “habrían acudido miles de personas”, explicó a la BBC.