Los abogados de Sean Diddy Combs quieren que el magnate del hip-hop cumpla su condena de cuatro años y dos meses en una prisión federal de baja seguridad en Nueva Jersey, argumentando ante un juez el lunes que el programa de tratamiento contra las drogas del centro le ayudará a mantenerse limpio.
En una carta, los abogados de Combs pidieron al juez Arun Subramanian, que preside el caso, que “recomiende firmemente” al Buró Federal de Prisiones (BOP, por sus siglas en inglés) que lo destine al FCI Fort Dix, una enorme prisión situada dentro de la base militar conjunta McGuire-Dix-Lakehurst.
“Doy gracias a Dios porque ahora soy más fuerte, más sabio, limpio, lúcido y sobrio”, escribió Combs tras ser condenado
El FCI Fort Dix, una de las varias docenas de prisiones federales con un programa residencial de tratamiento de adicciones, permitirá mejor que Combs “aborde los problemas de abuso de drogas y maximice las oportunidades de visitas familiares y de rehabilitación”, escribió su abogada Teny Geragos.
Ese mismo lunes, el presidente Donald Trump declaró a los periodistas que Combs le había pedido un indulto. Trump, refiriéndose a él por su apodo Puff Daddy, no dijo si concedería la solicitud. Se dejaron mensajes a los abogados y al equipo de prensa de Combs para obtener comentarios sobre las declaraciones de Trump.
La sentencia de Combs, dictada el viernes por los cargos de transportar personas entre estados para mantener encuentros sexuales, puso fin a un caso federal que incluyó testimonios escalofriantes sobre violencia, drogas y las llamadas “freak-offs”, revelando la sórdida vida privada de una de las figuras más influyentes de la música.
El cantante de I’ll Be Missing You fue declarado culpable en julio en virtud de la Ley Mann, que prohíbe transportar personas entre estados para cometer delitos sexuales. Su juicio terminó con un veredicto mixto: fue absuelto de los cargos de tráfico sexual y asociación ilícita, que podrían haberle supuesto cadena perpetua.
Combs ha estado recluido desde su arresto en septiembre de 2024 en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn. Ese tiempo se descontará de su condena, por lo que podría salir en unos tres años.
En una carta dirigida al juez Subramanian la víspera de la sentencia, Combs aseguró haber experimentado un “reinicio espiritual” en prisión y afirmó estar “comprometido con el camino de seguir siendo una persona libre de drogas, no violenta y pacífica”.
Combs quiere cumplir condena en el FCI Fort Dix, a unos 103 kilómetros al suroeste de Nueva York, donde el condenado nació
El juez Subramanian aún no ha decidido si recomendará su traslado al FCI Fort Dix. Los jueces suelen emitir recomendaciones sobre dónde deben cumplir condena los presos, pero la decisión final corresponde al Buró de Prisiones, que toma en cuenta diversos factores, como la gravedad del delito, el nivel de seguridad necesario y las necesidades de rehabilitación del recluso.
El FCI Fort Dix, la prisión federal con mayor población del país (casi 3.900 internos), se encuentra a unos 103 kilómetros al suroeste de Nueva York, donde Combs nació y alcanzó la fama como rapero y empresario en sectores como la moda, la televisión y las bebidas alcohólicas. A su lado hay un campamento penitenciario de mínima seguridad con 210 internos.
Combs tuvo una residencia en Nueva Jersey, que vendió hace casi una década. Según documentos judiciales, su residencia principal ha sido una mansión valorada en 48 millones de dólares en una isla cerca de Miami. Esa vivienda y otra en Los Ángeles fueron registradas por agentes federales el año pasado durante la investigación que llevó a su arresto.
El FCI Fort Dix ha alojado a numerosos reclusos de alto perfil a lo largo de los años, incluidos presuntos mafiosos, narcotraficantes, políticos corruptos y el “Pharma Bro” Martin Shkreli. Durante un tiempo estuvo bajo la dirección del mismo alcaide que dirigía la cárcel federal de Manhattan cuando el financiero Jeffrey Epstein se suicidó en 2019. Ese alcaide, Lamine N’Diaye, se ha jubilado desde entonces.
En 2021, un preso de 27 años fue apuñalado en el ojo por otro recluso. En 2019, un interno, un exconvicto y dos cómplices fueron arrestados por usar un dron para introducir contrabando —incluidos teléfonos móviles, tabaco, suplementos para adelgazar y gafas— en el penal. Ese mismo año, un guardia penitenciario se declaró culpable en otro caso por aceptar sobornos a cambio de introducir contrabando.
Durante su tiempo en Fort Dix, Shkreli terminó en aislamiento tras sospechas de estar usando un teléfono móvil ilegal para dirigir su empresa farmacéutica desde la cárcel. Los reclusos tienen prohibido realizar negocios o poseer teléfonos.



