Epítome de la masculinidad, galán por antonomasia de la época dorada de Hollywood durante más de dos décadas, Rock Hudson fallecía el 2 de octubre de 1985, víctima del sida que había declarado padecer el 30 de julio anterior. Criado como católico, abandonado por su padre a los cuatro años y maltratado por su padrastro, que le prohibía incluso besar a su madre, el actor era homosexual. Una realidad que logró ocultar dando esquinazo a la prensa más insidiosa durante toda su brillante carrera desde que, siendo un veinteañero, fue descubierto por la Universal, que vislumbró el prometedor futuro de aquel gigantón y su magnetismo para el público femenino.
Convertido en estrella, triunfó en la comedia, despuntó en el drama y fue nominado al Oscar. Murió mientras dormía, con solo 59 años.

