Desde la Antigüedad hasta la era contemporánea millones de personas han sufrido todas las modalidades posibles de cautiverio. En algunos casos se conservan los recuerdos e impresiones de ellos, en otros su memoria se ha perdido y finalmente hay un grupo de personas cuyas experiencias han sido recuperadas por sus descendientes.

Antiguas ilustraciones de la época del dominio neerlandés en Indonesia
En manos de los japoneses. Miles de europeos que vivían en diferentes puntos de Asia fueron recluidos en campos de concentración japoneses durante la Segunda Guerra Mundial en condiciones atroces. La periodista Elianne Ros ha reconstruido el cautiverio de su familia por vía materna, de origen holandés, pues su abuela y su madre, aún niña, pasaron por el calvario de esos internamientos. Es el redescubrimiento de una historia olvidada durante décadas.

Ibrahim Pachá, visir de Solimán el Magnífico
De la esclavitud al poder. Solimán el Magnífico compitió con los grandes soberanos de su tiempo, no solo en el ámbito diplomático o el campo de batalla, sino también en la propaganda. Su poder político fue edificado por su mano derecha, el visir Ibrahim Pachá, que no procedía de familia noble, sino que había vivido sus primeros años en la esclavitud. Suya fue la idea de la monumental corona del sultán, diseñada para competir con la imagen de los otros grandes monarcas de la época.

Nikita Jrushchov junto a un retrato de Stalin
La conjura contra Jrushchov. Nikita Jrushchov, el hombre que rigió el destino de la URSS tras la muerte de Stalin, estuvo a punto de terminar en un centro de detención cuando triunfó la conspiración dirigida por su sucesor, Leonid Brézhnev. Finalmente, la represalia del régimen consistió en el ostracismo político y social. De Jrushchov quedará para la posteridad su papel en la crisis de los misiles y su famoso zapateado en la ONU.

Franco entrando bajo palio en una basílica
Represión franquista. En el polo opuesto del espectro ideológico, el franquismo también encerró a miles de republicanos y opositores en cárceles y campos de concentración. Era solo una de sus herramientas de represión; otras fueron el hambre de la posguerra, que obedecía más a objetivos políticos que a la fatalidad, y la manipulación religiosa.
Podcast

Retrato de la princesa de Éboli por Alonso Sánchez Coello, s. XVI
La princesa de Éboli. Ana de Mendoza, más conocida como la princesa de Éboli, fue una de las mujeres más influyentes de la corte de Felipe II. Sin embargo, su implicación –real o supuesta- en la conspiración que culminó en el asesinato de Juan de Escobedo, secretario de Juan de Austria, supuso su caída en desgracia. Murió tras 14 años de confinamiento sin que se hubieran probado cargos contra ella. Es la última edición del podcast de Historia y Vida.
Más allá

El primer modelo de teléfono móvil
Arqueología tecnológica. La Universidad Politécnica de Madrid cuenta con un Museo de las Telecomunicaciones que contiene decenas de teléfonos, móviles o aparatos de radio y televisión de todas las épocas. Parte de la colección se puede ver online, un recorrido que permitirá a los de mayor edad reconocer algunos aparatos comunes en su infancia.
Miseria en los años 60. Las filmaciones que reflejan la pobreza del franquismo son difíciles de encontrar porque al régimen no le interesaba esa imagen negativa. Estas imágenes, de una época tan tardía como inicios de los 60, son del viejo estadio de Montjuïc y muestran a los habitantes de las chabolas que vivían en la zona. Aunque resulte chocante, ese mismo recinto, hoy Estadi Lluís Companys, acogería la apertura de los Juegos de 1992. Visto en la cuenta de X de El boig de can Fanga.
Déjà vu
A la caza de talentos. Un artículo de The Economist publicado esta misma semana en La Vanguardia destacaba la importancia que tiene para las principales potencias la atracción de talento desde todos los rincones del mundo en el campo de la investigación, especialmente en unos momentos de eclosión de la inteligencia artificial. De una manera o de otra, Estados Unidos, China y la UE están tratando de atraer investigadores para evitar lo que los economistas llaman “Einsteins perdidos”, es decir, cerebros que no llegan a despuntar porque nunca tienen la oportunidad necesaria, y lograr así imponerse a los demás.
Estados Unidos es un país puntero en la atracción de las mejores mentes científicas desde hace prácticamente un siglo. Ya en los años 30 el ascenso nazi en Alemania provocó un éxodo de científicos y artistas de aquel país hacia otros lugares y en especial hacia EE.UU., que trataba de salir entonces de la Gran Depresión. El mismo Albert Einstein, pero también decenas de otros investigadores y pensadores, tomaron el camino del exilio y terminaron su carrera al otro lado del Atlántico.

Científicos alemanes llevados a EE.UU. en el marco de la operación Paperclip
Sin embargo, tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, las autoridades estadounidenses, cuyo enemigo ya no era el nazismo sino la URSS, llevaron a su país a más de 700 científicos y sus familias que habían desarrollado investigaciones tecnológicas y armamentísticas para Hitler. Fue la llamada Operación Paperclip, organizada por los servicios secretos y la inteligencia militar. EE.UU. atrajo pues muchos de los mejores científicos antinazis antes de la guerra y pronazis después. La incoporación de estos investigadores fue decisiva en el pogreso tecnológico posterior, en aspecto como, por ejemplo, la carrera espacial.
Ahora, no obstante, las circunstancias han cambiado. Estados Unidos ya no es la potencia que fue en el pasado cuando por la fuerza de las armas o por motivos políticos o económicos se convirtió en la salida natural de centenares o miles de científicos de primer nivel. Hoy, tal como señala el artículo de The Economist, hay otros focos de competencia. Sobre todo si se tiene en cuenta que el principal motivo para que el país haya perdido atractivo se encuentra en la misma sala oval.