Entre 30 y 40 millones de personas en unas 3.000 protestas organizadas en todo el mundo. Esas son las cifras que se barajan, más de dos décadas después, de la oposición ciudadana a la invasión de Irak que en el 2003 llevó a cabo por la fuerza de las armas una coalición internacional liderada por Estados Unidos.
Fue la mayor movilización que se ha realizado contra una guerra, aunque en vano, ya que la Administración Bush no cejó en su empeño y con el apoyo del Reino Unido, Polonia y Australia bombardeó primero e invadió después Irak hasta acabar con el régimen de Sadam Huseín. Aunque España no participó en la operación militar tuvo un papel activo de apoyo a la coalición con su participación en la Cumbre de las Azores, que lanzó un ultimátum a Bagdad para su desarme.
El principal argumento esgrimido desde Washington era que Irak producía y almacenaba armas de destrucción masiva, que nunca se encontraron, por más que el régimen iraquí sí había utilizado armas químicas contra la población kurda –milicias peshmergas también participaron en operaciones coordinadas junto a los aliados– y en su guerra ante Irán. Asimismo, argumentaba que Bagdad había dado apoyo a Al Qaeda, responsable de los atentado del 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York del 2001.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas había dictado por unanimidad una resolución en noviembre del 2002 instando a Irak a desarmarse y a cumplir las sanciones y resoluciones anteriores en relación a la invasión y ocupación que había protagonizado en Kuwait una década antes. Pese a que el organismo no contemplaba en ningún caso una respuesta militar, Washington se escudó también en esta resolución para justificar su acción.

José Manuel Durão Barroso, Tony Blair, George W. Bush y José María Aznar, el 16 de marzo del 2003 en la base aérea de Lajes, en Terceira (islas Azores)
Lo que era una guerra anunciada se convirtió en el caldo de cultivo de una respuesta social que no sólo dividió a los países occidentales, sino que logró unir a la mayoría de los países árabes en contra de la intervención militar. A pie de calle, se articularon movimientos populares contra la guerra en todo el mundo que contaron con el apoyo de colectivos sociales, sindicatos y formaciones políticas.
El “No a la guerra” creció de forma exponencial hasta el punto de convertirse en una oposición real al posicionamiento de gobiernos como el estadounidense o el español. En España, los sondeos indicaron que, mientras el Ejecutivo apoyaba la intervención militar, hasta un 90% de la población se oponía. El 15 de febrero del 2003, entre medio millón y dos millones de personas, según las fuentes, salieron a la calle en Madrid contra la guerra. En Barcelona las cifras fueron ligeramente inferiores. En Roma, la manifestación más numerosa, fueron unos dos millones los concentrados.
En la Puerta del Sol madrileña, Pedro Almodóvar, Leonor Watling y Fernando Fernán-Gómez leyeron uno de los manifiestos de consenso, que ofrecemos íntegro, similar al de otras manifestaciones. Aunque de poco sirvió, ya que el 20 de marzo la coalición inició sus primeras oleadas de bombardeos sobre Bagdad y otras posiciones iraquíes en una nueva guerra televisada, aunque sin apenas reporteros sobre el terreno.
El manifiesto
“Tras la aceptación por Irak de la resolución 1.441 de la ONU, desde hace semanas los inspectores de desarme de Naciones Unidas llevan desarrollando su tarea de evaluación de un posible rearme de este país. Las acusaciones lanzadas por Estados Unidos y el Reino Unido sobre la reanudación de los programas de armas de destrucción masiva por Irak han resultado ser falsas, meras excusas para justificar una nueva guerra en Oriente Medio.
”Pese a ello, la Administración Bush prosigue con sus preparativos para atacar este país, habiendo además intensificado en las últimas semanas sus presiones para obtener el apoyo internacional a sus planes bélicos, particularmente de los gobiernos de los países miembros de la OTAN y los vecinos de Irak. El peligro de guerra es inminente.
”Todo parece indicar que Estados Unidos iniciará en las próximas semanas su asalto final contra Irak, instaurando en Bagdad, tras la invasión y ocupación del país, primero una administración militar estadounidense y después un régimen sumiso a sus intereses estratégicos.
Las acusaciones sobre los programas de armas de destrucción masiva de Irak han resultado ser falsas
”La amenaza de esta nueva guerra y la desinformación ocultan que Irak es hoy un país hundido en la miseria pese a su riqueza y la capacitación de su población, devastado por más de una década de sanciones económicas y agresiones militares continuadas. Según datos de Naciones Unidas, en estos 12 años más de un millón de personas –de ellas, 800.000 menores de cinco años– han muerto a causa del embargo.
”También según la propia ONU, además de las víctimas directas del conflicto, una nueva guerra contra Irak supondrá una catástrofe humanitaria, con millones de personas afectadas por hambrunas y epidemias, y más de dos millones de refugiados.
”Tras esta guerra no hay imperativo moral alguno. Será una guerra desencadenada por meros intereses políticos y económicos, una nueva guerra por el petróleo. Los planes estadounidenses para el futuro de la región tras la intervención contra Irak, recientemente hechos públicos por el secretario de Estado, Colin Powell, no dejan lugar a dudas: controlar el suministro petrolífero del mundo industrializado e imponer la inserción económica de Israel en Oriente Medio y, con ésta, la del conjunto de la región, de sus poblaciones y recursos, en una economía mundializada.
Tras esta guerra no hay imperativo moral alguno, responde a meros intereses políticos y económicos
”Si el objetivo declarado de esta nueva guerra contra Irak es proceder al cambio de su régimen político, la guerra dará paso a una más ambiciosa remodelación geopolítica del conjunto de Oriente Medio, incluyendo probablemente el definitivo asalto israelí contra Gaza y Cisjordania y el aplastamiento militar de la Intifada, el desmantelamiento de las instituciones de la Autoridad Nacional Palestina y quizás un nuevo éxodo de su población.
”La intervención contra Irak impondrá además a la comunidad internacional el hecho consumado de un nuevo ordenamiento mundial en el que las normas jurídicas vigentes hasta ahora habrán quedado anuladas por la nueva doctrina estadounidense de guerra preventiva, anticipada en la guerra global contra el terrorismo.
”Suplantando el derecho de autodeterminación de los pueblos, la guerra preventiva de la Administración de Bush no es más que la más reciente formulación de la voluntad hegemónica de Estados Unidos, que pretende por medio del recrudecimiento del intervencionismo militar directo imponer a escala planetaria su dominación política, económica y cultural, imponiendo por la fuerza, si ello es necesario, cambios de gobierno y de sistemas políticos y económicos.
La guerra cambiará la geopolítica de Oriente Medio y puede incluir el asalto israelí contra Gaza y Cisjordania
”Así, los escenarios de las guerras abiertas contra los pueblos se multiplican, muy particularmente en el continente americano y, en concreto y en estos mismos momentos, contra la experiencia democrática venezolana y otros países.
”Ésta es una guerra inmoral e ilegítima que ninguna resolución de Naciones Unidas podrá legitimar; desde hace tiempo, Estados Unidos impone con amenazas o promesas el voto de los miembros del Consejo de Seguridad, incluido el de aquellos países con derecho de veto.
”La oposición internacional a la guerra es cada vez mayor dentro y fuera de Estados Unidos. Si lo ve necesario para acallar a la opinión pública mundial, la Administración Bush puede pretender en las próximas semanas imponer la aprobación por el Consejo de Seguridad de una nueva resolución que autorice la intervención contra Irak.
La intervención contra Irak impondrá el hecho consumado de un nuevo ordenamiento mundial
”La guerra contra Irak se puede parar. Los pasados días 18 y 19 de enero, medio millón de estadounidenses y cientos de miles de personas más en todo el mundo salimos a las calles para decir no a esta nueva guerra, en un éxito sin precedentes de la movilización contra los planes de la Administración Bush de atacar Irak.
”Tras el éxito de estas movilizaciones, incluida la marcha a Torrejón, respaldando la propuesta lanzada desde el Foro Social Europeo reunido en Florencia, el pasado mes de noviembre, de convocar una jornada europea de movilizaciones contra la guerra en Irak el 15 de febrero, a la que se ha sumado la coalición contra la guerra de Estados Unidos Answer y el Foro de Porto Alegre, hacemos un llamamiento a la ciudadanía para que exprese en la calle su oposición a la guerra contra Irak y su solidaridad con el pueblo iraquí.
”Hacemos asimismo un llamamiento a la movilización contra la participación del Estado español en esta guerra que es rechazada abrumadoramente por la mayoría de nuestra ciudadanía, como así lo demuestran las encuestas de opinión, con porcentajes que superan el 75%, incluso aunque la guerra lleve finalmente la sanción de Naciones Unidas.
Ésta es una guerra inmoral e ilegítima que ninguna resolución de Naciones Unidas podrá legitimar
”Pese a ello, el Gobierno Aznar ha comprometido ya el apoyo del Estado español a la agresión contra Irak al ceder sin restricción alguna el uso de las bases conjuntas hispano-estadounidenses, esencialmente la de Rota, violando con ello la legalidad institucional y la Constitución. Al tiempo, tras la exigencia de la Administración Bush para que los países miembros de la OTAN se involucren en la guerra, la implicación del Estado español sería doble, violando las condiciones del referéndum de entrada en la OTAN.
”Así, al tiempo que podemos convertirnos en agresores directos del pueblo iraquí en una nueva guerra de devastación contra su país, nos enfrentamos al peligro de quiebra democrática interna y a un grave proceso de regresión en derechos civiles y libertades en el nuestro propio.”