Miguel Dalmau, escritor: “A Pasolini se le acusó de pederasta, de blasfemo, de obsceno, de pornógrafo, de difamador, de atentar contra la moral. Y dirigió la mejor película jamás hecha sobre Jesucristo”

Entrevista

Este domingo se cumple medio siglo del asesinato de Pier Paolo Pasolini en Ostia, un caso que sigue sin resolución. Hablamos con un experto en la vida y obra del genio italiano

El escritor Miguel Dalmau

El escritor Miguel Dalmau

Foto: Juan Eduardo Barbosa

Estamos acostumbrados a que el intelectual sea un hombre o una mujer de partido: critica lo ajeno y justifica lo propio. Por eso nos asombra tanto la independencia salvaje del escritor y cineasta Pier Paolo Pasolini (1922-1975), una figura capaz de sacar de sus casillas tanto a católicos reaccionarios como a comunistas dogmáticos. Dijo siempre lo que pensaba sin medir las consecuencias. Lo más extraordinario es que acertó en numerosas ocasiones contra el sentir de la mayoría. No obstante, su polémica personalidad está hecha también de aspectos sombríos. Ahora estamos acostumbrados a exigir pureza y “cancelamos” a todo el que se aparta de nuestro ideal de perfección. La historia, sin embargo, nos muestra que aquellos que tienen grandes virtudes acostumbran a poseer, también, considerables defectos. Pasolini no era un santo, pero sí un hombre con el coraje necesario para ir contra la corriente.

Ahora que se cumplen cincuenta años de su brutal asesinato, planteamos algunas cuestiones sobre su vida a su biógrafo Miguel Dalmau, autor de Pasolini. El último profeta (Tusquets, 2022), un libro extraordinario que mereció el XXXIV Premio Comillas. El autor refleja la compleja personalidad de su protagonista, marcado por la relación con sus padres, y sus tendencias autodestructivas sin dejar de exhibir, pese a todo, una profunda vitalidad. Su rebeldía le llevó a enfrentarse no solo al conservadurismo de fascistas y democratacristianos, también a la inautenticidad de la sociedad capitalista y de la izquierda revolucionaria solo de palabra. Su prematuro fin, en cierto sentido, estaba cantado. ¿Acaso no es ese el destino de los que, como Ícaro, tienen la osadía de acercarse al Sol?

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El padre de Pasolini era fascista y él de extrema izquierda, contraste más frecuente de lo que podríamos imaginar. ¿Cómo fue la relación entre el padre y el hijo?

Toda relación familiar marcada por ideologías opuestas es fuente de conflicto. Representa el combate entre dos mundos y dos épocas. El pasado contra el futuro se dirime en el presente de la misma casa, bajo el mismo techo. Por eso las relaciones paternofiliales son a veces muy tormentosas. En el caso de los Pasolini entraron en colisión la Italia del fascismo derrotado y la del comunismo de posguerra.

Pasolini idolatraba a su madre. ¿Podríamos hablar de complejo de Edipo?

Pasolini sentía una adoración casi religiosa por la madre, que había sido maltratada por el padre. La veía como una mujer frágil, culta y sensible, que encarnaba además los valores de la Italia campesina. Pienso que sí había ese complejo de Edipo, pero mucho más hondo y complicado. El hecho de convertirla en la Virgen María en su película El Evangelio según San Mateo lo dice todo. Simbólicamente, canoniza a la madre e incluso le devuelve la virginidad perdida en el momento de su concepción.

Escena de la película

Escena de la película 'El Evangelio según San Mateo' dirigida por Pier Paolo Pasolini 

Propias

¿Cómo se tomó el Partido Comunista la homosexualidad de Pasolini?

En realidad él tuvo que huir de su patria chica por un turbio episodio con adolescentes que desató el ataque de la Democracia Cristiana local. Fue un poco como el caso de García Lorca. Le colgaron el sambenito clásico de “poeta, rojo y maricón”. Fue la derecha. Entonces marchó a Roma. Las tensiones con el PCI surgieron mucho después por razones varias. De hecho, hubo otros homosexuales “rojos”, como Visconti, que no tuvieron problemas. También en esto Pasolini fue un caso aparte.

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¿Podríamos decir entonces que la izquierda se distinguía por su puritanismo?

Italia siempre fue otra cosa. Es cierto que el comunismo ruso era muy puritano, pero intuyo que el italiano era más laxo. O al menos su homofobia no era superior al de la propia sociedad de su tiempo.

El Vaticano, a través de L’Osservatore Romano, su periódico oficioso, reconoció que El Evangelio según San Mateo era la mejor película jamás filmada sobre Jesucristo. ¿No es una hermosa paradoja que esto sea así tratándose de un autor homosexual, ateo y marxista?

En efecto. Pero Pasolini poseía un sentimiento religioso muy profundo. O al menos de lo sagrado. No era un ateo convencional. Por eso se documentó a fondo antes de rodar la película. Conocía bien el Concilio Vaticano II y sus avances en el plano social. Respetaba tanto la figura del papa Juan XXIII que terminó dedicándole la película. Luego la belleza de las imágenes era tan poderosa y el mensaje evangélico tan bien expresado que ningún católico podía quedar indiferente.

Pasolini en una imagen de archivo

Pasolini en una imagen de archivo

Propias

¿Por qué, en 1968, Pasolini se puso de parte de los policías y no de los estudiantes contestatarios?

Porque era un hombre honesto y coherente. Desde su punto de vista las víctimas eran los policías: unos pobres palurdos que llegaban del Sur huyendo de la miseria y a los que el gobierno les daba una porra y un trozo de pan para que hicieran cumplir la ley. En el polo opuesto, los estudiantes eran unos hijos de papá, colmados de privilegios, entre ellos el ir a la universidad, y que en el fondo se echaron a la calle para jugar a la revolución. No para cambiar nada.

Un chico que vive en Parioli y veranea en Cortina está encantado de vivir así. Lo único que quiere es hacer un poco de ruido y molestar a sus padres. Y Pasolini lo vio desde el primer momento. Por eso quiso poner el dedo en la llaga y plantear la cuestión de quiénes eran realmente los buenos y quiénes los malos. Nunca aceptaba los tópicos ni los prejuicios ni las ideas preconcebidas. Nunca. Dicho esto, no niego que hubiera gente bien intencionada de izquierdas en Italia que aspirara a cambiar el mundo.

¿Diría usted que los grandes artistas, para acometer sus obras, necesitan un punto de vanidad?

Los grandes artistas necesitan muchas cosas para ponerse en movimiento. Hay muchos motores y muchas motivaciones para comenzar una obra. Sin duda el ego es una de ellas, pero la vanidad es un motor más bien pequeño y a la larga insuficiente. Es poco más que una pose. Creo también que la vanidad es algo que tienen muchas personas al margen del arte.

La actriz Laura Betti y el director Pier Paolo Pasolini en 1972

La actriz Laura Betti y el director Pier Paolo Pasolini en 1972

Harry Croner

Háblenos de las diversas denuncias judiciales que tuvo que afrontar el escritor.

Uf. Es un reto casi tan vasto como enumerar las naves griegas que llegaron a Troya. Parece cierto, eso sí, que desde la denuncia en 1950 que le obligó a huir del Friuli hasta algunos procesos que seguían abiertos después de su muerte, Pasolini tuvo un enfrentamiento constante con la justicia italiana y también en el extranjero. Se le acusó de pederasta, de blasfemo, de obsceno, de pornógrafo, de difamador, de atentar contra la moral, etc. Incluso se sentó en el banquillo por algo tan pintoresco como atracar una gasolinera a mano armada en la playa del Circeo. Fue tan conocido como artista como por ser un perseguido de la Justicia. Como todos los grandes profetas.

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Permítanos enfocar la siguiente pregunta con un punto de frivolidad. La serie televisiva Los Simpson es famosa por sus profecías. ¿Podría decirse otro tanto de la capacidad de Pasolini para anticipar el futuro?

Bueno, Pasolini habría sonreído con su pregunta. La clave aquí es que hay muchas personas con el don de la clarividencia. Pero no son lo mismo. Un adivino es una cosa, un echador de cartas otra, un astrólogo otra, un profeta otra, etc. ¿Qué fue Julio Verne, por ejemplo? Pasolini jamás habría intuido nada asociado a la tecnología, pero en cambio se adelantó medio siglo al detectar y denunciar los estragos intelectuales y morales que causaría la televisión.

Este es su tipo de profecía. Jamás habría inventado nada para hacernos la vida más confortable, pero en cambio retrató nuestra época al decir que el capitalismo salvaje, en su vertiente del consumismo ciego, es el nuevo fascismo. Y tenía razón. En la medida en que somos soldados con el uniforme de Nike, por ejemplo, y obedecemos las órdenes de las multinacionales que nos obligan a consumir y consumir las marcas de moda, somos peones que siguen ciegamente los dictados del Poder. Como cualquier soldado nazi. Ese el verdadero fascismo de nuestra época. No una manifestación de Vox.

Portrait du réalisateur italien Pier Paolo Pasolini à Paris en décembre 1961, France (Photo by Giancarlo BOTTI/Gamma-Rapho via Getty Images)

Pier Paolo Pasolini en París, en 1961

Giancarlo BOTTI / Getty

¿Qué podríamos decir de las contradicciones íntimas de nuestro protagonista? Era marxista y amaba la riqueza. Defendía elevados valores éticos y consumía prostitución masculina…

Yo no creo que Pasolini amara la riqueza. De hecho, las imágenes de su casa son de una austeridad espartana, o como mucho recuerdan las de un profesor universitario de los años sesenta. Pero el cine le dio bastante dinero y le gustaba vivir bien. Eso sí. En cuanto a la ética y la prostitución, es un tema muy simple que deberíamos entender. En aquel tiempo, recurrir a la prostitución no planteaba debate social ni moral alguno. La miseria era tan grande en las clases populares, que la mejor noticia para algunos padres era que los hijos se ganaran la vida como fuera. Es decir, sin escrúpulo alguno por ninguna de las partes implicadas.

La prostitución era un simple acuerdo comercial donde todos salían ganando. En el caso de Pasolini muchos de sus “chicos” fueron reciclados luego en el cine y consiguieron llevar una vida decente. Obviamente tampoco quiero presentarlo como un reformador social. Pero las cosas han cambiado mucho desde entonces. Tenemos otra sensibilidad muy distinta a la de hace sesenta años. Y por raro que parezca, los jóvenes de hoy tienen mayores horizontes profesionales. Aquello sí que era un infierno sin esperanza.

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Otros escritores de izquierdas se erigieron en defensores del proletariado. Pasolini, en cambio, parece más identificado con la gente que estaba aún más abajo en la escala social.

Interesante reflexión. En cierto momento, Pasolini comprueba por sí mismo que existe algo más bajo que el proletariado: el subproletariado. Es lo que en lenguaje marxista se conoce como “lumpen-proletariat” y corresponde a un fenómeno social que ya anunciaron Marx y Engels. Ese fenómeno empezó a emerger con mucho retraso en la Italia de los sesenta, y estaba protagonizado por los hijos de los trabajadores que no querían vivir la vida perra y heroica de sus padres. No se sentían obreros, no tenían conciencia de clase y carecían de toda ideología. Eran chavales vagos, ladronzuelos, chaperos, mendigos y modestos delincuentes, que formaban la capa más baja y putrefacta del capitalismo burgués.

A raíz de su trabajo como profesor de barrio, Pasolini vivió muy de cerca ese fenómeno y quiso dar voz a sus protagonistas. Lo vemos en sus poemas, formidables, de la Roma que cambia, o en su novela Chicos del arroyo, o en sus primeras películas, como Accattone o Mamma Roma. Extraordinarias.

Pasolini durante el rodaje de su primera película, 'Accattone'.

Pasolini durante el rodaje de su primera película, 'Accattone'.

Propias

Pasolini decía que Umberto Eco conocía todo lo conocible y lo restregaba a los demás con indiferencia: “Es como si escucharas a un robot”. A esto se le llama tener una lengua viperina, ¿no?

Sí, ja, ja. Eso fue una pulla dirigida al máximo representante del Grupo 63, un movimiento de jóvenes intelectuales y creadores que labraron parte de su prestigio cuestionando la importancia de la generación anterior, donde destacaban Moravia o el propio Pasolini. Ahora bien, teniendo en cuenta la potencia de fuego intelectual de Pasolini, lo cierto es que solía ser bastante comedido. Si lo comparamos con Borges, era un alma de la caridad.

¿Hizo escuela o era demasiado original para tener seguidores?

Pasolini no creó escuela porque es imposible ser discípulo de un genio semejante. Siguiendo con los símiles, uno puede ser discípulo del Leonardo pintor, pero nunca del genio visionario que inventa el tanque, el helicóptero o el submarino con quinientos años de adelanto. ¿Cómo se aprende a eso? El talento no se enseña y el don de la profecía tampoco. Dicho esto, hay además una cuestión de tipo moral, por un lado, y de visión de las cosas por otro. Si no las tienes, y no posees una inquietud constante de cuestionarlo todo, es imposible seguir los pasos de alguien como Pasolini. Lo asombroso es que no tiene discípulos pero cuenta con una legión de admiradores cada vez mayor. Es un caso único. Vivió entre el Cielo y el Infierno. Pero no ha pasado por el Purgatorio.

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A Pasolini le iba el sexo sadomasoquista. ¿Era esta una vertiente de una personalidad autodestructiva?

Seguro. Se sentía culpable de muchas cosas: el dolor causado a los padres por su orientación sexual, los disgustos a su madre por los procesos judiciales, por condenarles al escarnio público, pero sobre todo por haber contagiado ideas políticas a su único hermano. A causa de ellas, su hermano se afilió a la Resistencia y fue fusilado durante la guerra. Pasolini no se lo perdonó nunca a sí mismo. Y ansiaba algún tipo de expiación a través del dolor corporal.

Su asesinato, como el de Kennedy, suscitó diversas teorías. ¿Hubo o no una motivación política detrás?

Fue un crimen de Estado en toda regla. Una conjura donde participaron los Servicios Secretos italianos y la Democracia Cristiana. Tampoco excluyo a la CIA en el marco de la Operación Gladio. La ejecución la llevaron a cabo matones del Sur, junto a algún miembro del hampa romana. Incluso podría dar nombres.

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Giuseppe Pelosi (segundo por la derecha, con chaleco y chaqueta a cuadros) es escoltado por la policía a su llegada al juzgado de menores, acusado del asesinato de Pier Paolo Pasolini

Getty

Pasolini…, ¿admirable, irritante o todo a la vez?

Supongo que todo eso y mucho más. Para los que admiramos la inteligencia humana, el valor, la originalidad de pensamiento y la genialidad artística, por no hablar de las virtudes de la provocación y del escándalo, Pasolini es nuestro hombre. Y lo será hasta la muerte.

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