Un abrazo “patriótico”, en nombre del Papa. En el centro de la Plaza de San Pedro, junto a los cien mil fieles reunidos para el primer regina coeli de León XIV, se encontraban también Marine Le Pen y Matteo Salvini. Los dos aliados del grupo europeo de los “patriotas” no tardaron en utilizar las palabras del nuevo pontífice sobre la necesidad de alcanzar la paz en Ucrania para reforzar su discurso contra la Unión Europea, sin mencionar el llamamiento del Papa al alto el fuego en Gaza.
El vicepresidente del Gobierno italiano precisó que había acudido a San Pedro “no como secretario de la Liga, sino como católico. El Papa ha sido elegido por los cardenales y por el Espíritu Santo: como creyente, para mí es la máxima autoridad”. El ministro de Transportes afirmó haber sentido “alegría por el enfoque, los mensajes y el contenido. Los aplausos de hoy en la plaza, sobre el tema de la paz, son fundamentales para la acción política mía y de mi partido”.
Los líderes ultraderechistas entre los fieles en San Pedro. Le Pen se compara con Calin Georgiescu
Y añadió: “El Papa se ha dirigido a los poderosos del mundo pidiendo la paz, y tengo la impresión —espero equivocarme— de que en París, Berlín y Bruselas hay quienes prefieren que la guerra continúe”.
La líder de Reagrupamiento Nacional se refirió a los intentos del llamado grupo de los voluntarios, liderado por el presidente francés: “No es la primera vez que Macron intenta buscar soluciones, pero siempre sin éxito. No podemos dejar solo a Trump y Putin la tarea de encontrar la paz. Creo que Francia también tiene un papel que desempeñar, pero me pregunto si Macron quiere realmente la paz. Parece más bien que está preparando la guerra. Hay ambigüedad en su actitud”.
Tras su paso por la Plaza de San Pedro, ambos han participado en la escuela política de la Liga, precedida por una rueda de prensa en la que Le Pen comparó su condena por el uso indebido de fondos europeos con la del líder prorruso rumano Calin Georgiescu excluido de las presidenciales por decisión judicial: “La UE trata por todos los medios de influir en lo que ocurre en otros países. Hay medios de comunicación y ONG financiados por Bruselas para hacer aceptables políticas que no lo son”.