Rumanía vota en unas presidenciales que marcarán su papel en Europa

Segunda vuelta electoral

El ultra George Simion, afín al trumpismo, se enfrenta al liberal Nicusor Dan

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Carteles electorales de los presidenciables rumanos George Simion y Nicusor Dan en Bucarest, este viernes

Efe / Robert Ghement

Un populista afín a Donald Trump o un liberal alineado con Bruselas. Es el dilema al que se enfrenta Rumanía.

El país celebra hoy la segunda vuelta de sus elecciones presidenciales después de que el pasado diciembre la justicia ordenara repetir los comicios por supuesta injerencia rusa, y el voto de la ciudadanía se lo disputan dos candidatos ubicados en las antípodas ideológicas.

Por un lado, George Simion, que arrasó en la repetición de la primera vuelta, celebrada el 4 de mayo, con más del 40% de sufragios, un resultado que provocó la dimisión del primer ministro –el socialdemócrata Marcel Ciolacu– y el colapso de su gobierno de coalición. De 38 años, el líder de la ultraderechista Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR) es un admirador declarado del actual presidente de Estados Unidos y partidario de una mayor soberanía respecto a la Unión Europea, que anhela que Rumanía recupere las fronteras anteriores a la Segunda Guerra Mundial –lo que implicaría la anexión de parte de Ucrania, Moldavia y Bulgaria–.

Por otro lado, Nicusor Dan, que en la anterior ronda logró un 21% de las papeletas. De 55 años, este candidato independiente de orientación centrista, que ha hecho bandera de la lucha contra la corrupción, es el actual alcalde de Bucarest y representa la opción proeuropea después de que el oficialista Crin Antonescu quedara apeado de la carrera electoral.

Las diferencias entre Simion y Dan son un reflejo del clima de polarización que se vive en Rumania, acrecentado por la decisión del Tribunal Constitucional de anular la primera vuelta de las presidenciales del pasado noviembre, apenas dos días antes de la celebración de la segunda ronda, bajo el argumento de que el entonces ganador, el ultraderechista Calin Georgescu, había recibido el apoyo de Moscú. Georgescu acabó siendo inhabilitado, pero eso no le ha impedido influir en el proceso electoral: el dirigente extremista ha prestado su apoyo a Simion, quien ha insinuado que, en caso de ganar, podría nombrar primer ministro a su aliado. Un premio merecido para alguien fundamental para asegurar su triunfo: el candidato de la AUR confía en aglutinar el voto de todos aquellos que se quedaron sin representación tras la descalificación de Georgescu.

Por su parte, si quiere ganar, Dan necesitará captar a los votantes de las formaciones que componen el actual gobierno: el Partido Socialdemócrata, el Partido Nacional Liberal y la Unión Democrática Magiar de Rumanía, que representa a la minoría húngara. Pero ese trasvase no está garantizado. Con su discurso antiélites, Simion se ha hecho fuerte en regiones rurales que tradicionalmente eran socialdemócratas. Y el líder ultra confía también en atraer a la población magiar, sobre todo después de que el primer ministro de Hungría, Víktor Orbán, le haya mostrado su respaldo. Sin embargo, el historial antihúngaro de la AUR complica este objetivo.

Según sondeos publicados esta semana por los medios rumanos, los dos aspirantes a la jefatura de Estado llegarán a las urnas muy igualados, aunque en la primera vuelta las encuestas no supieron prever la amplia ventaja con la que contaba Simion: muchos de sus partidarios se muestran huidizos cuando se les pregunta por su opción, y a menudo no se tiene en cuenta el voto de la diáspora, que en la anterior ronda se decantó mayoritariamente por el líder ultra (61%).

Política exterior

El candidato de la extrema derecha, que arrasó en la primera vuelta, se opone a la ayuda militar a Ucrania

Con 19 millones de habitantes, Rumanía es el sexto país más poblado de la Unión Europea –a la que pertenece desde el 2007–, y alberga una de las mayores bases aéreas de la OTAN en el flanco oriental del continente. Gane quien gane, el resultado de estas elecciones tendrá repercusiones profundas en la escena internacional, ya que, en Rumanía, el presidente tiene una función semiejecutiva, con importantes competencias en política exterior y defensa. Además de disponer de capacidad de veto en votaciones de la UE que requieran unanimidad, el presidente comanda las fuerzas armadas y está al frente del Consejo de Seguridad, el cual decide sobre la ayuda militar.

Este último aspecto resulta especialmente crítico en el contexto actual: mientras que Dan es partidario de seguir proporcionando ayuda militar a la vecina Ucrania, Simion se opone a toda forma de respaldo a Kyiv. Incluso argumenta que su país debería obtener una compensación por la asistencia prestada hasta ahora, siguiendo la estela de Trump. “Nuestra posición respecto a la guerra de Rusia en Ucrania es de neutralidad”, dijo hace dos semanas el candidato ultra, quien, no obstante, desea una “OTAN fuerte” para hacer frente al expansionismo ruso, el cual considera que es “la principal amenaza” para Rumanía.

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