Al menos 3.500 combatientes yihadistas extranjeros engrosarán las filas del nuevo ejército sirio, un movimiento que cuenta con el visto bueno de la Casa Blanca, según declaró el recién nombrado enviado especial de Estados Unidos para Siria, Thomas Barrack, en declaraciones a Reuters.
El diplomático pidió que la integración de estos soldados, cuyo pasado está vinculado a Al Nursa y otros grupos islamistas, se realice “con transparencia” por parte de las autoridades de Damasco. En su mayoría se trata de ciudadanos chinos, de minoría musulmana uigur, que llegaron a Siria durante la guerra civil y el auge del Estado Islámico. Tras la caída del régimen de Bashar el Asad, el nuevo Gobierno sirio, liderado por los islamistas de la Organización para la Liberación del Levante (HTS, según sus siglas en árabe), ha buscado un encaje para los extranjeros varados en territorio sirio.
Muchos de los combatientes se afiliaron a Al Qaeda y al Estado Islámico durante la guerra civil
Según el plan, el contingente pasará a formar parte de la recién creada 84.ª División del Ejército, en la que también lucharán soldados sirios, informaron fuentes de Defensa a Reuters. Por su parte, Barrack argumentó que la mayoría de estos combatientes extranjeros son “muy leales” a la nueva autoridad siria. La presencia de facciones radicales ha sido una de las principales reticencias de los países occidentales a realizar acercamientos con el Gobierno sirio, junto con una preocupación por posibles ataques contra minorías religiosas de Siria, que representan un 25% de la población.
Los combatientes extranjeros dentro de HTS se ganaron la reputación de ser militantes leales, disciplinados y experimentados, y formaron la columna vertebral de las unidades suicidas de élite del grupo. Lucharon contra el Estado Islámico y contra otras ramas de Al Qaeda desde el 2016, cuando HTS rompió con el grupo fundado por Osama bin Laden.
Los combatientes uigures de China y Asia Central son miembros del Partido Islámico del Turkistán (TIP), un grupo designado como terrorista por Pekín. Un funcionario sirio y un diplomático extranjero dijeron que China había solicitado que se restringiera la influencia del grupo en Siria.
Por su parte, el presidente sirio, el exrebelde Ahmed el Sharaa, argumentó que la inclusión de extranjeros en el ejército sería menos arriesgado en términos de seguridad que abandonarlos, lo que podría llevarlos a la órbita de Al Qaeda o el Estado Islámico, que aún cuentan con células remanentes en el este del país.
La visita de Donald Trump a Oriente Medio el pasado mes y su reunión con El Sharaa en Riad dio un vuelco a la relación con los estadounidenses. Además de permitir la presencia de combatientes extranjeros, la Casa Blanca anunció el levantamiento de todas las sanciones económicas a Siria, donde el 90% de sus habitantes vive bajo el umbral de la pobreza.
Israel y Siria intercambian misiles
Israel ha llevado a cabo sus primeros ataques aéreos en Siria en casi un mes y ha afirmado que ha alcanzado armas pertenecientes al Gobierno en represalia por el lanzamiento de dos proyectiles hacia el Estado hebreo. Damasco dijo que los ataques israelíes causaron “cuantiosas pérdidas humanas y materiales”, y aseguró que Siria no representa una amenaza regional. Los proyectiles que fueron disparados desde Siria son los primeros desde que el gobernante sirio Bashar el Asad fue derrocado. El ejército israelí dijo que los dos proyectiles cayeron en zonas abiertas. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, aseguró que consideraba al presidente sirio “directamente responsable de cualquier amenaza y fuego hacia el Estado de Israel”. Un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores sirio señaló que aún no se había verificado el origen de los bombardeos desde territorio sirio. El Gobierno de Netanyahu está en contactos directos con el nuevo poder de Damasco para normalizar la relación entre ambos países.


