Cuando Donald Trump y Marco Rubio quieren echarte una mano, no es de extrañar que salten las alarmas en la sede de gobierno mexicano de Claudia Sheinbaum.
La última oferta de auxilio estadounidense llegó tras el asesinato el mes pasado de Ximena Muñoz y José Guzmán, dos asesores en seguridad de la gobernadora de izquierdas de la Ciudad de México, Clara Brugada.
El secretario de Estado norteamericano, curtido en la política radical del exilio cubano en Miami, no quiso desaprovechar la oportunidad y respondió: “La violencia política allá es real; ellos tienen un interés y un deseo de perseguir a los cárteles, y queremos ayudar”.
Trump, por su parte, tras mantener una crispada conversación telefónica con Sheinbaum a principios de abril, anunció: “Es una mujer maravillosa, pero tiene tanto miedo a los cárteles que casi no puede caminar (...) ¡Queremos ayudarla... queremos ayudar a México!”
La “ayuda” para Trump y sus allegados incluye, al menos en la retórica, intervenciones militares para combatir el narcotráfico e incluso el bombardeo de las fábricas de fentanilo pertenecientes a grupos delincuentes como el cártel de Sinaloa.
Los asesores Trump plantean bombardear a los carteles o una “invasión blanda”
Según Stephania Taladrid, la premio Pulitzer que realizó un largo artículo sobre Sheinbaum para The New Yorker el mes pasado, existe una “insistencia sin precedentes en el equipo de asesores de Trump en que la situación requiere una intervención militar, aunque debaten entre bombardear México o liderar una suerte de invasión blanda”.
Hasta la fecha, las ofertas no solicitadas de ayuda han sido esquivadas con destreza por Sheinbaum. La presidenta rechazó toda injerencia militar estadounidense y pidió que Rubio no hiciera especulaciones sobre el crimen en la capital. Al mismo tiempo, dice que está dispuesta a colaborar en áreas como el uso de drones estadounidenses en el espacio aéreo mexicano para obtener inteligencia que la policía mexicana incluso ha usado para detener a algunos capos de las narco mafias .
“Sheinbaum se ha mostrado bastante abierta en cuanto a la cooperación con Estados Unidos”, dijo Henry Zieman, analista del neoconservador Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) en una entrevista mantenida en Washington. “Ahora bien, ella tiene líneas rojas. ¿Cuáles son? Pues, no acepta los ataques aéreos contra los cárteles ”
Tras una larga luna de miel incluso en sectores conservadores en Washington asi como en los medios internacionales —hasta fue elegida una de las personas del año 2024 por la revista Time—, el tono empieza a cambiar respecto a Sheinbaum. “El gobierno mexicano debe tomar muy en serio las amenazas de Trump porque es cuestión de tiempo antes de que empiece a adoptar medidas más contundentes”, advirtió Juan Pablo Spinetto, el columnista de Bloomberg.
Otro punto de discordia serán las elecciones directas de jueces mexicanos celebradas el pasado domingo, parte de la cuestionada reforma judicial que Sheinbaum defiende como necesaria para combatir la impunidad en un sistema jurídico corrupto e infiltrado por la delincuencia. Rubio se opone a la reforma por “perjudicar la independencia de los jueces” y elevar el riesgo de cooptación de jueces por la delincuencia organizada. Pocos en Washington se detienen en el dato pero la mayoría de los jueces estadounidenses que decidirán sobre la culpabilidad de los narcos mexicanos extraditados se seleccionaron mediante elecciones directas.
Una ayuda mejor recibida en México sería frenar la entrada de armas estadounidenses por unos 250 millones de dólares anuales que suministran a los carteles. A diferencia de EE.UU., México tiene fuertes restricciones sobre la venta de armas de fuego. Pero el Tribunal Supremo rechazó la semana pasada una demanda mexicana contra la fabricante Smith & Wesson que habría sentado precedente.
Tampoco deja de ser irónico que Rubio retrate la capital mexicana —gobernada por Sheinbaum antes de Brugada— como un foco de violencia que requiere intervenciones estadounidenses. Porque, en distritos como Roma y Condesa , a un tiro de piedra de la escena del doble asesinato, miles de estadounidenses —los llamados nómadas digitales— han decidido venir a vivir, disparando los precios y los alquileres.
En la librería El Péndulo de la Condesa, un día del mes pasado un grupo de jóvenes emprendedores procedentes de Estados Unidos celebraban una reunión con sus ordenadores portátiles desplegados al lado de los huevos rancheros. “Todos se sienten seguros; antes no era asi”, dijo un transeúnte en la colindante avenida Nuevo Leon.
Hace 20 años, pocos estadounidenses habrían optado por vivir en la Ciudad de México. Entonces, coger un taxi Volkswagen Escarabajo color verde siempre llevaba el riesgo de secuestro o algo peor. Los tiroteos eran frecuentes, incluso en lugares como el Parque México de la Condesa. A finales de la década de los 1990, “unos amigos fueron asaltados tras una fiesta en mi casa en el parque”, dijo un exdiplomático español. Ahora, los taxis son de color rosa, los taxistas charlatanes, y los nómadas digitales pasean a sus perritos en el Parque México.
Los nómadas digitales estadounidenses pasean a sus perritos en el Parque México
Gran parte de la gigantesca capital ha sido pacificada desde 1997, cuando el primer gobierno de izquierdas, bajo el mando de Cuauhtémoc Cárdenas, asumió el poder. Hubo “un avance cualitativo “gracias a “políticas de seguridad que incluían la formación de cuadros, la utilización intensiva de tecnología, el despliegue policiaco y la participación de la sociedad organizada”, se explica en el informe La fortaleza capitalina elaborado por expertos en delincuencia de la universidad Colegio de México. Estas políticas se tradujeron en significativas reducciones de la delincuencia violenta en el área metropolitana, aunque no en la periferia y el colindante Estado de México.
Con Sheinbaum al frente del gobierno de la capital (2018 a 2024), los delitos de alto impacto en la Ciudad de México se redujeron un 60%, y los homicidios también, un 50%. Liderada por el ex policía y abogado, Omar García Harfuch, blanco de un ataque armado en 2019 , la estrategia “afrontó de manera correcta los problemas de inseguridad”, se afirma en el informe. En 2023 se desarticularon 254 células criminales en la capital.
Eso contrastaba con la política de “abrazos y no balazos” de Andrés Manuel López Obrador, el presidente anterior a Sheinbaum y su mentor político. Obrador optó por hacer la vista gorda ante muchas actividades de los cárteles. “Sheinbaum promovió más acciones punitivas en Ciudad de México; López Obrador, en cambio, minimizó el problema en todo el país ”, dijo en una entrevista Carlos Flores, del Consejo de Investigación y Estudios en Antropología Social (CIESAS).
Sheinbaum rechazó también la militarización del combate a la delincuencia realizada por López Obrador. “El enfoque civil en ciudad de México es uno de los éxitos más sobresalientes”, concluye el informe.
Ahora, tras más de siete meses en la presidencia mexicana, Sheinbaum, ya con García Harfuch al frente de la Secretaría de Seguridad Pública Federal ha repetido a escala de nacional la estrategia llevada a cabo en la capital. Se han producido cinco veces más redadas policiales en los primeros cien días que en el mismo período de la administración anterior. “Es un giro de 180 grados. Adopta esquemas punitivistas que López Obrador rechazó”, dijo Flores.
“Sheinbaum adopta esquemas punitivistas que López Obrador rechazó”
Los resultados fueron presentados por García Harfuch en la conferencia de prensa matutina diaria de la presidenta hace dos semanas. Entre el 1 de octubre de 2024 y el 18 de mayo de 2025, las fuerzas policiales han detenido a 21.000 presuntos delincuentes, han decomisado 11.000 armas de fuego, han cerrado 915 laboratorios de fentanilo e incautado 157 toneladas de droga. Sheinbaum ha dado luz verde a la extradición sumaria de peces gordos del narcotráfico incluso saltando procedimientos legales en México. El número de homicidios ha caído casi el 25% frente al mismo periodo del año pasado.
“La coordinación tan estrecha que hoy tenemos permite este tipo nivel de detenciones”, dijo García Harfuch en la conferencia de prensa que Sheinbaum celebra todos los días a las siete de la mañana.
Pero la nueva política puede haber molestado a poderosos del mundo del crimen. Mientras el secretario de seguridad hablaba en la sede presidencial al lado del Zócalo, dos sicarios acribillaron el coche de dos asesores de seguridad en ciudad de México.
Pese a los logros, Sheinbaum aún ni ha rasgado la superficie del corazón de las tinieblas de la delincuencia organizada mexicana. Con una de las tasas de homicidio más altas del mundo, casi 120.000 desaparecidos y una impunidad casi total, el problema de fondo es la infiltración del Estado por la delincuencia organizada. El asesinato en la capital puede “evidenciar disputas de fondo entre redes delictivas y estructuras de poder” plantea la revista Proceso.
“Ni Sheinbaum, ni ninguna administración anterior, ni la de Calderón, ni la de Peña Nieto, ni mucho menos la de López Obrador, ha intentado desmantelar las estructuras de protección a la delincuencia que hay dentro de las instituciones del país (...) la profunda corrupción que ha garantizado que este tipo de negocios ilegales operen en la impunidad”, dijo Flores.
Solo el 16% de las investigaciones policiales acaban con acusaciones formales, según la ONG Human Rights Watch. Sheinbaum hasta la fecha no se ha atrevido a actuar contra los narco políticos vinculados a su propio partido, Morena, más notablemente el gobernador de Sinaloa. “Yo tengo un primo que es militar, general del ejército mexicano y dice que reciben órdenes de no tocar a tal o cual persona”, dijo un conductor de Uber en el aeropuerto. “Si ella quitara a este gobernador, lo mandara a juicio, yo creo que mucho de lo que hay de delincuencia en Sinaloa se calmaría.”
Paradójicamente, las presiones de la administración Trump pueden haber ayudado a Sheinbaum a actuar con más contundencia contra los cárteles de narcotraficantes y otras clases de delincuencia organizada, instalados en estados como Sinaloa, Tamaulipas, Guanajuato, Michoacán, Guerrero y Tabasco. Al declarar terroristas al Cártel de Sinaloa, Cártel de Jalisco “Nueva Generación”, Cártel del Noreste (antes Los Zetas), la Nueva Familia Michoacana, Cártel del Golfo y “Cárteles Unidos”, Trump ha allanado el camino a las acciones punitivas. “La presión de Trump influyó mucho, porque ya a nivel federal la correlación de fuerzas es diferente que en Ciudad de México y es más difícil actuar”, dice Flores.
Pero las últimas ofertas de “ayuda” mediante intervenciones militares y bombardeos contra las instalaciones de los cárteles, serían otra cosa, añade. “Resultaría desastroso en términos de derechos humanos y en términos de paz” dice Flores. “Y la realidad es que no modificaría nada las condiciones de fondo.”
Sheinbaum puede aprovechar las presiones “para combatir ciertas estructuras, no solo narco, sino robo de combustible muy ligado a lo político”, dijo Alejandro Gutiérrez, ex corresponsal de la revista Proceso en Madrid, ahora participante en el podcast Volvemos ese cocodrilo. La definición de los cárteles como terroristas “eleva el chantaje estadounidense ante México, por la amenaza de que pueden actúar unilateralmente, y habrá halcones en EE.UU. que lo pidan a gritos”.