El desfile del Orgullo LGTBIQ+ de Budapest, prohibido por la policía en aplicación de una controvertida ley impulsada por el primer ministro ultranacionalista Viktor Orbán, y defendido por el alcalde de la capital de Hungría, que lo ha asumido como un “evento municipal” para así protegerlo, se celebra este sábado, envuelto en advertencias y alertas de unos y otros. Se espera a miles de personas en las calles, al menos unas 35.000, según previsión de la organización civil que lo gestiona, Budapest Pride. La marcha empieza a las 14 horas.
El alcalde ecologista, Gergely Karácsony, acusó el viernes al Gobierno de utilizar la estrategia política de “estar siempre en lucha contra un enemigo del que debe proteger al pueblo húngaro; y esta vez su objetivo son las minorías sexuales”. En una concurrida rueda de prensa en el Ayuntamiento, Karácsony lamentó que la policía haya autorizado para hoy dos marchas de sendos grupúsculos de extrema derecha en Budapest.
“Serán unas pocas docenas de ultraderechistas, pero alentados por las políticas maliciosas del Gobierno, podrían alzar la voz con más fuerza que en los últimos años”, alertó el edil. La policía húngara tiene reputación de profesionalidad técnica, y los analistas húngaros asumen que mantendrá la situación bajo control.
En la capital húngara habrá también este sábado dos marchas autorizadas de grupúsculos de extrema derecha
Viktor Orbán, por su parte, afirmó que asistir al Orgullo “tendrá consecuencias legales, pero no puede llegar al nivel de violencia física”, descartando de antemano el uso de la fuerza por parte de la policía para disolver la marcha. “Por supuesto, la policía podría dispersar este tipo de eventos, porque tiene derecho a hacerlo, pero Hungría es un país civilizado”, declaró el líder ultraconservador en su entrevista habitual de los viernes en la radio pública, echando mano de casi las mismas palabras que utilizó el jueves en Bruselas cuando fue preguntado al respecto.

El alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, flanqueado por la comisaria europea de Igualdad, Hadja Lahbib,y el vicepresidente del Parlamento Europeo, Nicolae Stefanuta, en rueda de prensa en Budapest
La expectación es máxima, como sintetizó la comisaria europea de Igualdad, la belga Hadja Lahbib, venida de Bruselas para la rueda de prensa del viernes junto al alcalde. “Todas las miradas están puestas en Budapest”, dijo la comisaria. “Hoy es una actividad de la comunidad LGTBIQ+; mañana podría ser cualquier otro grupo por cualquier motivo, bajo cualquier pretexto. No seamos ingenuos; la historia nos enseña que siempre hay una buena excusa para discriminar”, afirmó Lahbib.
Desde su regreso al poder hace quince años, Viktor Orbán –que ya había gobernado entre 1998 y el 2002–, ha promovido una agenda cada vez más ultraconservadora, con leyes que afectan directamente a las personas LGTBIQ+, quienes han ido experimentando sucesivos recortes de derechos. La prohibición del Orgullo, resultado de una ley sobre derecho de reunión aprobada por el Parlamento en marzo a propuesta de Fidesz, el partido de Orbán, y anclada a su vez en una polémica ley sobre protección de menores de junio del 2021, ha sido el último golpe para el colectivo.
La tensión con Bruselas, una constante en la trayectoria política de Orbán, se escenificó nuevamente después de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidiera el miércoles a las autoridades húngaras que el desfile se haga “sin temor a sanciones penales o administrativas contra los organizadores o los participantes”. En su entrevista radiofónica del viernes, Viktor Orbán comparó las frases de Von der Leyen con recibir órdenes de la Unión Soviética en la época comunista. “Al igual que Moscú, considera a Hungría un país vasallo y cree que puede ordenar a los húngaros desde Bruselas cómo vivir, qué les gusta y qué no les gusta”, acusó el primer ministro magiar.
El primer ministro de Hungría descarta que la policía use la fuerza para disolver el desfile prohibido
Los asistentes al Orgullo afrontan multas de hasta 200.000 forintos (es decir, 500 euros), pero además organizar o animar a la participación podría implicar un año de cárcel. El alcalde Karácsony explicó que el Ayuntamiento ofrecerá un servicio de apoyo legal a todos los participantes que sean multados. En la sala con él y la comisaria Lahbib el viernes estaba también el rumano Nicolae Stefanuta, vicepresidente del Parlamento Europeo, quien confirmó que 72 eurodiputados desfilarán en el Orgullo.
Por España estarán la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz; la ministra de Igualdad, Ana Redondo; y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, además del alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. A su llegada ayer a Budapest, Díaz declaró a periodistas españoles que “se están violentando los derechos humanos en el corazón de Europa y Europa tiene que reaccionar”.