El cambio climático está haciendo estragos en Francia, como ponen en evidencia los episodios de calor muy intenso cada vez más frecuentes y, especialmente en el sur, la sequía y unos incendios forestales devastadores como los que arrasaron ayer extensas áreas próximas a Marsella y Narbona.
Si por la mañana el foco de atención nacional era Narbona, cuyo incendio ha quemado ya más de 2.000 hectáreas y forzó a cortar la autopista A9 que comunica con la frontera española, por la tarde una alarma aún mayor se produjo cerca de Marsella. En la segunda ciudad más poblada de Francia, un fuego iniciado al incendiarse un vehículo en una autopista al norte de la ciudad se propagó con rapidez gracias al fuerte viento de mistral y la sequedad de la vegetación. Las llamas llegaron a los barrios del norte, destruyendo o dañando al menos una decena de viviendas. La situación obligó a cerrar el aeropuerto, a cancelar la circulación de trenes en ambos sentidos, de autobuses urbanos y a cortar carreteras y autopistas, creando un gran caos de tráfico en medio de nubes de humo. Más de 700 bomberos fueron movilizados. Por la noche se esperaba la llegada del ministro del Interior, Bruno Retailleau.
Policías y bomberos en L'Estaque, un distrito de Marsella, en el que se ha confinado la población para protegerla del humo del incendio desatado en la localidad vecina de Les Pennes-Mirabeau
Aparte de que Marsella es la ciudad más amada por el presidente Emmanuel Macron –quien sin embargo nació en Amiens, en el norte-, el incendio refuerza el sentimiento de una urbe maltratada y con enormes problemas sociales y de delincuencia. Justamente se acababa de celebrar un juicio que dictó graves penas por el hundimiento de un edificio en el degradado centro, próximo al Vieux Port, el puerto viejo, desde donde ayer era bien visible la humareda amenazante.
La gente observa el incendio que rodea Marsella desde la cercana playa de Corbières
El principal diario local marsellés, 'La Provence', destacaba en su edición digital que la historia de la región en los últimos treinta años ha estado marcada por los incendios forestales, pero nunca uno había llegado a las puertas de la ciudad con tal rapidez y virulencia. Dos tercios de los aviones de extinción disponibles en Francia fueron movilizados. El alcalde, el socialista Benoît Payan, pidió a la población de los barrios del norte más afectados, como el distrito 16, que se mantengan confinados en sus domicilios con las ventanas cerradas y persianas bajadas. Payan anunció que, en la medida de lo posible, se buscará alojamiento de urgencia para las personas que no han podido regresar a sus hogares.
Una de las zonas más castigadas por el humo del incendio es la cité de La Castellane, con alta población de origen inmigrante y un problema endémico de tráfico de droga y delincuencia. En La Castellane se crió Zinedine Zidane, de familia argelina, una de las leyendas del fútbol francés antes de triunfar en el Real Madrid como jugador y entrenador.
Un agente de policía pasa cerca de un coche en llamas en L'Estaque, un barrio de Marsella afectado por el incendio
En Narbona, a donde ha acudido una treintena de bomberos rumanos para ayudar a las tareas de extinción, el incendio ha impactado de lleno en pleno inicio de la temporada turística en un territorio donde existen muchos campings, una modalidad de alojamiento turístico muy popular entre los franceses desde hace varias generaciones.
