El Elevador da Gloria funcionaba con normalidad entre la Plaza de los Restauradores y el Barrio Alto, en el centro de Lisboa el miércoles por la tarde. El trayecto, de tan solo 265 m, sube una cuesta empinada y dura tres minutos, con dos vagones que se mueven en direcciones opuestas.
Alrededor de las 18:00, el vagón superior se precipitó cuesta abajo antes de salirse de las vías y estrellarse contra un edificio a 30 m del final de la calle, dejando un balance desolador: 16 muertos y 21 heridos, 7 en estado grave.
La turista suiza Rasha Abdul contó a Sky Europe como desde el vagón inferior los pasajeros vieron como el coche que estaba subiendo, empezaba a retroceder e iba cogiendo velocidad precipitándose hacia ellos.
Al temer un choque inminente, los pasajeros empezaron a saltar por las ventanas para intentar escapar, explica Abdul. Su marido escapó primero, lo que le permitió pasarle a su hijo de tres años antes de salir ella misma y justo entonces el vagón superior se estrelló a pocos metros de ellos.

El vagón chocó con violencia contra la esquina de un edificio
“Teníamos miedo de que se estrellara contra nosotros; el hecho de que chocara allí (con la esquina de un edificio) nos salvó”, dijo. “Cuando salí, todo estaba lleno de polvo y apenas se podía ver”.
El tranvía “golpeó el edificio con una fuerza brutal y se desmoronó como una caja de cartón”, declaró Teresa d'Avó al canal de televisión portugués SIC. La joven vio como el tranvía parecía fuera de control y aparentemente sin frenos, mientras los transeúntes corrían hacia el medio de la cercana Avenida da Liberdade, o Avenida de la Libertad, la arteria principal de la ciudad, para intentar evitarlo. Testigos presenciales dijeron que en su caída el tranvía arrolló a un hombre en una acera.
Felicity Ferriter, una turista británica de 70 años, acababa de llegar con su esposo a un hotel de Lisboa y estaba deshaciendo su maleta cuando escuchó “un estruendo horrendo”: el Elevador de la Gloria acababa de estrellarse contra un edificio contiguo.
“Oímos el estallido”, declaró a The Associated Press a la salida de su hotel. Desde su habitación vieron al tranvía amarillo y blanco volcado sobre un costado en la estrecha carretera por la que circula, con los laterales y la capota destrozados.

Los servicios de emergencia en la Plaza de los Restauradores, junto a donde se estrelló el tranvía
Ferriter y su pareja habían visto el tranvía al llegar y planeaban subir al día siguiente. “Iba a ser uno de los momentos más destacados de nuestras vacaciones”, declaró. “Podríamos haber sido nosotros”. La respuesta de los servicios de emergencias fue “increíble” y la policía y las ambulancias acudieron rápidamente.
Francesca di Bello, una turista italiana de 23 años que estaba de vacaciones en Lisboa con su familia, había estado en el Elevador da Gloria unas horas antes del descarrilamiento. El jueves, pasaron por el lugar del accidente, acordonado, conmocionados por los restos destrozados. Al preguntarle si volvería a subirse al funicular en Portugal o en cualquier otro lugar, Di Bello fue categórica. “Definitivamente no”, dijo.
El alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, ha declarado el luto en la ciudad. “Es una tragedia como nunca antes hemos visto”, declaró.
Carris, la empresa que opera el tranvía, afirmó que se habían realizado puntualmente las tareas de mantenimiento programadas. En una publicación en redes sociales la empresa expresó sus condolencias a las víctimas y sus familias y prometió que se actuaría con diligencia para determinar las causas.