El recrudecimiento de la ofensiva militar de Israel en Gaza con su elevada cifra de muertes de palestinos va calando poco a poco en Alemania, que se muestra cada vez más dispuesta a criticar acciones concretas del Gobierno de Beniamin Netanyahu, pero que mantiene al tiempo su respaldo a un país por el que siente, por razones históricas, una responsabilidad especial.
Alemania no reconocerá a Palestina como Estado pues, como reiteró el canciller Friedrich Merz la semana pasada ante Pedro Sánchez en Madrid, eso “debería ser uno de los últimos pasos en el camino hacia una solución de los dos Estados”, solución esta que Alemania apoya. De hecho, el democristiano Merz ni siquiera ha viajado a Nueva York para asistir a la asamblea general de la ONU, en la que varios países oficializan el reconocimiento –Reino Unido, Portugal, Australia y Canadá, entre otros–, y a la que ha enviado al ministro de Exteriores, Johann Wadephul.
Sin embargo, el Gobierno de coalición de conservadores y socialdemócratas lanza también avisos a Netanyahu. Un portavoz del Ejecutivo dijo el lunes que “no debe haber más anexiones de territorios palestinos por parte de Israel”.
En el frente del respaldo habitual, esta semana Alemania podría anunciar oficialmente su postura sobre la propuesta de Bruselas de suspender la parte comercial del Acuerdo de Asociación de la UE con Israel, que de aprobarse impondría aranceles sobre exportaciones israelíes por valor de 5.800 millones de euros. La propuesta no cuenta con el apoyo de todas las capitales, y Berlín la ve con disgusto.
El presidente de Baviera, Markus Söder, líder de la socialcristiana CSU, partido socio de Merz en el bloque conservador, cargó el domingo contra la idea. “Las sanciones contra Israel son fundamentalmente erróneas; como CSU no aceptaremos esto en Alemania”, dijo Söder al Frankfurter Allgemeine Zeitung . Ya antes Thorsten Frei, jefe de gabinete de Merz en la Cancillería, instó a la Comisión Europea a la cautela, dando a entender que el Gobierno germano dirá no al plan.
La realidad es que Alemania continúa mostrándose reacia a adoptar medidas punitivas contra Israel, que desde su fundación como Estado en 1948 ha contado entre sus grandes valedores al país de los perpetradores nazis del Holocausto. Cualquier medida contra Israel es sopesada en Alemania al milímetro, tal es el temor en la clase política –izquierda incluida– y en el ámbito social y cultural a ser acusados de antisemitismo.
La mirada alemana
El Gobierno de Merz rechaza el uso de la palabra genocidio para referirse a las matanzas de palestinos en Gaza y recuerda que todo empezó con el ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre del 2023
Así, la palabra genocidio referido a Gaza no se emplea nunca, y se recuerda siempre que todo empezó con el ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre del 2023, y que la guerra concluirá cuando Hamas se rinda y libere a los rehenes israelíes. “Vemos el grandísimo sufrimiento de la población civil en Gaza; compartimos la opinión de que esto no es proporcional respecto a los objetivos que con razón espera el Gobierno israelí”, dijo Merz en Madrid, repitiendo lo que ha dicho ya otras veces. Y concluyó: “Pero no compartimos la definición de genocidio”.
En ese contexto, Alemania anunció el 8 de agosto la suspensión “hasta nuevo aviso” –así dijo Merz– de las exportaciones a Israel de armamento susceptible de ser utilizado en Gaza. Sin embargo, según los analistas, este embargo parcial afecta básicamente a motores, cajas de cambios y piezas de repuesto de fabricación alemana para blindados israelíes, pero no toca al grueso de la cooperación entre la industria militar germana y el ejército hebreo.
De un modo u otro, Alemania defiende a Israel en todos los foros, incluidos los ámbitos cultural y deportivo. El ministro de Cultura, Wolfram Weimer, ha criticado el boicot a la participación de Israel en el Festival de Eurovisión del 2026 en Viena –que promueven hasta ahora España, Países Bajos, Eslovenia, Irlanda e Islandia– tildándolo de “cultura de la cancelación”.
Weimer sostiene que, “precisamente porque el festival nació de los escombros de la guerra, no debe degenerar en una plataforma para la exclusión; cualquiera que excluya a Israel hoy está invirtiendo este principio fundamental y convirtiendo un festival de entendimiento mutuo en un tribunal”.
El ministro Weimer también respondió con indignación cuando el Festival de Flandes en Gante (Bélgica) anuló un concierto de la Filarmónica de Munich que estaba previsto para el pasado 18 de septiembre por la “ambigüedad sobre la guerra en Gaza” de su director, el israelí Lahav Shani. Como desagravio, la Konzerthaus de Berlín invitó a la Filarmónica de Munich a dar un concierto con Shani a la batuta en la capital.


