El giro de Trump sobre Ucrania genera recelos en parte de los socios europeos

Guerra en Europa

Tusk advierte que esconde una “menor implicación” de EE.UU. en el conflicto

(FILES) A border guard vehicle drives along the border fence at the Polish-Belarusian border in Polowce-Pieszczatka, Poland on July 21, 2025, during a visit of the Polish Interior Minister and his German counterpart. Poland will reopen its border with Belarus this week, Prime Minister Donald Tusk said on September 23, 2025, two weeks after it was sealed during Russian-led military exercises. The closure of the border was announced on September 9, ahead of the Zapad-2025 exercise, in which forces from Russia and Belarus simulated war with the West. (Photo by Wojtek RADWANSKI / AFP)

La policía de frontera vigila el muro entre Polonia y Bielorrusia

WOJTEK RADWANSKI / AFP

El giro de 180 grados sobre Ucrania del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha descolocado a Europa. Después de meses en los que los miembros de la nueva Administración de EE.UU., comenzando por el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, hubieran dejado claro que el presidente ucraniano Volodímir Zelenski debía olvidarse de volver a las fronteras previas al inicio de la invasión rusa, Trump ahora piensa que Kyiv se encuentra en disposición para luchar y ganar en los territorios ocupados por los rusos. “¡Buena suerte a todos!”, escribió en Truth Social, su propia red social, en esta sorprendente publicación.

Pero si bien el cambio de postura ha sido aplaudido oficialmente por la Comisión Europea y recibido con esperanza entre algunas delegaciones comunitarias, hay quien ve el movimiento con desconfianza y teme que, detrás de esta fachada, Trump pretenda desentenderse de Ucrania y dejar la resolución del conflicto en manos de los europeos. El que más abiertamente lo ha expresado es el primer ministro polaco, Donald Tusk, quien publicó ayer en sus redes sociales que “tras este sorprendente optimismo se esconde el anuncio de una menor implicación de EE.UU. y el traspaso de la responsabilidad de poner fin a la guerra a Europa”. “Mejor la verdad que ilusionarse”, concluyó el mandatario polaco.

En privado, en los pasillos de Bruselas se recordaba lo difícil que resulta fiarse de la palabra de Trump, visto que el imprevisible presidente de Estados Unidos cambia de parecer cada pocos días. Es cierto que hay quien tampoco quiere excluir que el inquilino de la Casa Blanca quiera aumentar la presión sobre la UE y culpar a los europeos en el caso de que la presión sobre Rusia fracase. Así lo decían también análisis de medios influyentes como el Financial Times o The New York Times , que sugerían que la nueva intención del republicano es lavarse las manos sobre el destino de Kyiv,

Esta opinión, según otras fuentes consultadas, es demasiado pesimista, porque el momento requiere tener buena voluntad. Por lo menos, explorar la opción de que realmente Trump haya recapacitado sobre la guerra de Ucrania, crea que Kyiv es capaz de recuperar alrededor del 20% del país que está bajo control ruso, se haya sumado a la postura de sus socios de la OTAN y sea posible cooperar de nuevo con Washington sobre la cuestión ucraniana.

“Mejor la verdad que ilusionarse”, opina el mandatario polaco, que cree que se quiere lavar las manos

“Nuestra posición es que Europa debe concentrarse en hacer lo que podamos para apoyar a Ucrania. Cuanto más se implique EE.UU., mejor, pero debemos dedicarnos a hacer lo que podamos hacer por nosotros mismos”, apuntaba, cauteloso, un diplomático comunitario. “Si respaldamos a Ucrania completamente en esta situación, la economía rusa está sufriendo, por lo que hay una buena oportunidad de cara al futuro”, sostuvo el presidente francés, Emmanuel Macron.

La Comisión Europea, que tantos problemas tuvo al principio de la segunda presidencia de Trump para establecer una línea directa con la Casa Blanca, no comparte para nada estos temores. Por lo menos, de forma oficial. Uno de los portavoces del Ejecutivo comunitario, Olof Gill, celebró ante los periodistas que “la colaboración con los Estados Unidos sea ahora tan sólida y significativa en lo que respecta a los esfuerzos coordinados para intentar poner fin a la agresión de Rusia”.

Bruselas se atribuye el mérito. Esta colaboración, a su juicio, “no se ha producido por casualidad”, sino porque “la presidenta Ursula Von der Leyen y otros líderes europeos han trabajado sin descanso para garantizar que todos los socios mundiales pertinentes, en particular EE.UU., se comprometan con estas cuestiones como deben hacerlo”, remarcó Gill.

Después de que al principio Trump ningunease a la Comisión y tardase meses en comunicarse directamente con Von der Leyen –prefería negociar con mandatarios como Macron o la italiana Giorgia Meloni–, en los últimos meses la relación entre ambos ha mejorado. Especialmente, a raíz de que Europa aceptase un 15% de aranceles sobre sus exportaciones a EE.UU., un pacto comercial criticado como una rendición.

La Comisión Europea se atribuye el mérito al cambio de postura del presidente sobre las fronteras

Von der Leyen y Trump se volvieron a reunir en los márgenes de la Asamblea General de la ONU, un encuentro “extremadamente positivo” según las valoraciones de la omisión Europea. La reunión, en medio de las presiones estadounidenses para castigar el petróleo ruso y a los países que compran hidrocarburos de Moscú, giró en torno al conflicto ucraniano. Ante la Asamblea General de la ONU, Trump reiteró su plan de imponer sanciones a Rusia solamente si los países europeos dejan de comprar petróleo y gas ruso, como hace Hungría.

“No vamos a decir que son malas noticias si el objetivo es que Estados Unidos sea más asertivo en las cuestiones que tienen que ver con Rusia”, opina Ian Lesser, jefe de la oficina de Bruselas del think tank German Marshall Fund. Según el experto, es cierto que ha habido un cambio de mentalidad en las últimas semanas, con señales como las declaraciones de Trump diciendo que los países de la OTAN deberían derribar cualquier tipo de aeronave rusa que sobrevuele el territorio de la Alianza. Pero a la vez, el escepticismo es natural, porque el giro de Trump sobre Ucrania no va acompañado de medidas concretas como más apoyo militar o económico al país. “Espero que sea ir demasiado lejos decir que Trump está haciendo esto para culpar a Europa si hay un fracaso”, apunta Lesser.

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