Zohran Mamdani ha sabido acompañar, empatizar y conectar con los new yorkers. Él entendió bien el triunfo de Trump, mientras la mayoría de los demócratas se sentían perdidos sin entender lo que estaba pasando. En cambio, Mamdani lo tuvo muy claro. Así quedaba recogido en un vídeo que colgó en las redes sociales en el que entrevistaba a los votantes de Trump a pie de calle justo después de que el republicano ganase la presidencia de Estados Unidos.
Su triunfo en las elecciones para la alcaldía de Nueva York es más que una victoria local, es un aviso directo al establishment democrático. Ha logrado lo que muchos consideran imposible: conectar con los barrios que han votado a Trump, movilizar a los votantes que se han desconectado del partido demócrata y volver a hacer sentir a los new yorkers que pertenecían a algo.
El enfoque de la campaña ha roto los esquemas de una campaña demócrata convencional y tradicional. No comenzó buscando el apoyo de los sindicatos ni de las grandes corporaciones y millonarios de la ciudad, sino que habló directamente con la ciudadanía sobre los problemas de su día a día.
Zohran Mamdani saluda a un taxista el día de las elecciones a la alcaldía de Nueva York en las que consiguió la victoria.
La historia de Mamdani recuerda el triunfo de Bill de Blasio en 2013, cuando ganó las elecciones de Nueva York después de dos décadas de gobierno republicano. El equipo de Mamdani, que también cuenta con colaboradores de De Blasio y también estarán presentes en la transición de la alcaldía, ha aplicado una estrategia similar que ha sabido adaptar a la generaciones boomer, millennial y Z a patir de un mensaje claro, simple y directo, centrado en temas concretos y transversales que afectan a todos los ciudadanos, a los que ha conseguido persuadir y que se sientan identificados.
Tal como hizo De Blasio, la campaña no se ha basado en la aprobación del establishment del partido, sino en la conexión con los votantes. Ha creado comunidad, ha sabido escoger, empatizar y convencer de que Nueva York puede ser más justa y accesible, y que el gobierno tiene que garantizarlo. Su discurso ha calado en todos. Mantenir un hilo conductor con un relato consistente y auténtico desde el primer día y hasta victoria ha resultado clave en su éxito electoral, como también lo fue para De Blasio en el 2013.
El equipo del nuevo alcalde ha aprovechado las nuevas herramientas de comunicación. Su campaña ha contado con el apoyo de Fight Agency, que sabe combinar las nuevas plataformas digitales con las tradicionales de manera estratégica. Sus vídeos virales en TikTok, Instagram y X han movilizado a jóvenes votantes que están desconectados de la política municipal. En comparación, De Blasio, en su época, se centó sobre todo en canales tradicionales como la televisión y la prensa escrita, sin acabar de profundizar en la repercusión que podían tener las plafatormas digitales emergentes en ese momento.
Tal como hizo De Blasio, Mamdani ha creado comunidad, ha sabido escoger, empatizar y convencer de que Nueva York puede ser más justa y accesible y que el gobierno tiene que garantizarlo.
Esa diferencia no es anecdótica: Mamdani ha descubierto que la política moderna depende de conectar emocionalmente con los votantes, y que la autenticidad y la proximidad digital pueden traducirse en apoyo electoral tangible. Además, la campaña de Mamdani ha incorporado un componente de proximidad física y emocional que evoca a escenas cinematográficas de películas como “Forrest Gump” con el protagonista corriendo y uniendo a la gente. A Mamdani se le vio caminando por Manhattan, saludando a vendedores e interactuando con jóvenes fuera de los bares, acciones que muestran una voluntad de conectar con la ciudad a nivel humano, no solo desde los despachos y los estudios de televisión. Esta conexión directa con los votantes es un elemento que De Blasio también supo aprovechar, pero en su caso lo hizo con un potente storytelling basado en su vida personal y familiar.
Un aspecto que diferencia a Mamdani y De Blasio es la capacidad de integrar los errores progresistas con estrategias pragmáticas. Para ser socialista democrático, Mamdani ha publicado algunos anuncios incluso en medios conservadores como la Fox News, demostrando que no se trata de llegar solo a las bases simpatizantes, sino de difundirlo a todos los votantes de la ciudad. De Blasio, en cambio, restringió la comunicación a canales más tradicionales y afines al partido, limitando el potencial de atracción transversal.
La campaña de Mamdani también ha sido la primera en realizar encuentros específicos con creadores de contenido de nuevos medios con el fin de ampliar el alcance más allá de los medios tradicionales. La batalla no solo se tiene que ganar en los debates de televisión, como pasó con De Blasio, sino también en las plataformas digitales.
Mamdani es un aviso para los demócratas: hace falta escuchar, aprender y adaptarse
Las lecciones que el partido demócrata debería extraer del caso Mamdani son múltiples. Por ejemplo, no subestimar candidatos nuevos y arriesgados. El establishment democrático tiende a descartar candidatos emergentes para no alterar el equilibrio tradicional, una práctica que ha hecho que muchas oportunidades se pierdan. Mamdani es el ejemplo perfecto de un candidato externo, con un error auténtico y una estrategia innovadora, que puede competir con éxito contra figuras más estables.
El triunfo de Mamdani es un aviso para los demócratas: es necesario escuchar, aprender y adaptarse. La política no es sólo cuestión de estatus ni de trayectoria; es cuestión de comprensión profunda de los ciudadanos, coherencia en el mensaje e innovación estratégica. El candidato que entienda esto estará mejor preparado para las futuras elecciones y podrá recuperar la conexión con los votantes que han perdido para aferrarse a mantener liderazgos validados por el establishment.