Una trama de corrupción en el sector energético salpica al entorno de Zelenski

Escándalo en Ucrania

Los investigadores señalan a un antiguo socio del presidente y a dos ministros que ya han sido apartados de sus cargos

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El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el pasado 7 de noviembre

EFE

Volodímir Zelenski vive días difíciles. Por si la guerra con Rusia no fuera suficiente problema, el presidente ucraniano tiene que lidiar ahora con un gran escándalo de corrupción que afecta a personas de su entorno más cercano, incluidos miembros del Gobierno.

En el ojo del huracán se encuentra la agencia estatal de energía nuclear, Energoatom. Según una investigación de la Oficina Nacional Anticorrupción (Nabu) y la Fiscalía Anticorrupción (Sapo), en torno a esta compañía se tejió una trama delictiva “de alto nivel” que se lucró con sobornos millonarios.

El esquema de esta red era el de la clásica mordida: el grupo cobraba comisiones de entre el 10 y el 15% a las empresas que querían trabajar con Energoatom. Ese dinero se blanqueaba luego a través de una oficina clandestina en Kyiv, por la que se cree que pasaron hasta 100 millones de dólares.

Conexión con el poder

El cabecilla de la trama es Timur Mindich, copropietario de la productora audiovisual que lanzó al estrellato al presidente

En la cúspide de la trama –revelada el pasado lunes–, los investigadores sitúan a Timur Mindich, socio de Zelenski en Kvartal 95, la productora audiovisual con la que el presidente ucraniano triunfó como actor antes de lanzarse a la política. Para la Sapo, no hay duda de que este empresario –que huyó del país pocas horas antes de que las autoridades registraran su casa– aprovechó “sus relaciones amistosas” con el mandatario para llevar a cabo sus actividades delictivas. 

Estas acusaciones contra Mindich podrían explicar el intento de hace unos meses de Zelenski de poner bajo el control del Gobierno a la Sapo y la Nabu mediante un controvertido proyecto de ley que, finalmente, no salió adelante debido a la oposición frontal de gran parte de la ciudadanía y de la Unión Europea.

Asimismo, entre los señalados por los investigadores figura el exministro de Energía German Galuschenko, que supuestamente recibió “beneficios personales” a cambio de ceder a Mindich el control de los flujos financieros del sector energético. Desde el pasado julio, Galuschenko estaba al cargo  del Ministerio de Justicia, pero este miércoles el Gobierno ha anunciado su cese tras una reunión extraordinaria. No ha sido el único en caer: su sucesora al frente de la cartera de Energía, Svitlana Hrynchuk, también se ha visto forzada a dimitir después de que se supiera que su nombre se relacionaba con el caso.

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German Galushchenko, el pasado abril en Londres 

Justin Tallis / Reuters

Otros implicados en la supuesta trama corrupta son Rustem Umérov, exministro de Defensa y actual jefe del Consejo para la Seguridad Nacional;  Oleksiy Chernyshov, ex viceprimer ministro; Ihor Myroniuk, exasesor de Galuschenko; y Dmytro Basov, exjefe del departamento de seguridad de Energoatom, según las cerca de 1.000 horas de grabaciones telefónicas que la Nabu y la Sapo han acumulado en los quince meses que ha durado su investigación. De momento, ya hay cinco detenidos en el marco de este operativo, que ha recibido el nombre en clave Midas.

El lunes, en su tradicional mensaje vespertino al país, Zelenski alabó la labor de las organismos anticorrupción y aseguró que la integridad de Energoatom –que actualmente es la principal proveedora de energía en Ucrania– “es una prioridad” para el Gobierno. Y este miércoles, consciente de que el caso puede traer cola, el presidente, además de exigir las dimisiones de los ministros Galuschenko y Hrynchuk, ha anunciado sanciones contra todos aquellos que sean imputados.

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Zelenski está obligado a mostrarse inflexible con los que infringen la ley. El escándalo ha tocado una fibra muy sensible en un país que, por un lado, sabe que tiene que tomar medidas contundentes contra la corrupción si quiere tener opciones para ingresar en la Unión Europea; y que, por otro, se enfrenta a cortes de energía diarios a las puertas del invierno, fruto de los continuos ataques de Rusia contra las infraestructuras ucranianas.

Además, llueve sobre mojado: hace tan solo unos días, las autoridades detuvieron a Volodímir Kudritski, exdirector de la empresa estatal de electricidad, Ukrenergo, por su implicación en un supuesto amaño de contratos públicos licitados en el 2018.

Como era de esperar, Rusia ya está intentando sacar partido de esta crisis. Hoy el Kremlin ha instado a los aliados de Ucrania a mover ficha ante el escándalo en torno a Energoatom. “Suponemos que las capitales europeas y también Estados Unidos han prestado atención a esto”, ha dicho Dmitri Peskov, portavoz presidencial, quien ha agregado que estos países “comienzan a asumir cada vez más que una gran parte del dinero que recaban entre sus contribuyentes es robado por el régimen de Kyiv”.

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