Europa quiere que tanto Ucrania como la Unión Europea sean partícipes de cualquier posible plan de paz. Así lo han dejado claro tanto la jefa de la diplomacia comunitaria, Kaja Kallas, como varios de los ministros de Exteriores de los Veintisiete que se encuentran reunidos este jueves en Bruselas. “Acogemos con satisfacción todos los esfuerzos significativos para poner fin a esta guerra. Pero, como hemos dicho antes, debe ser justa y duradera. Eso también significa que tanto los ucranianos como los europeos estén de acuerdo con ello”, ha resumido la exprimera ministra estonia en su llegada a la reunión.
Estaba previsto que el Consejo de Exteriores de este jueves estuviese centrado en debatir sobre un mayor cerco a la flota fantasma rusa —los petroleros que utiliza Vladímir Putin para evadir las sanciones occidentales— y también los planes del del Servicio de Acción Exterior de la UE para adaptar las misiones civiles en Rafá y Cisjordania para el adiestramiento de al menos 3.000 policías palestinos para que formen parte de un futuro contingente en la Franja. Sin embargo, las filtraciones sobre un nuevo plan de paz para Ucrania que habrían redactado Rusia y EE.UU. Han terminado formando parte de las discusiones.
La jefa de la diplomacia europea
Kallas asegura que los 27 no han sido consultados sobre este nuevo acuerdo
La alta representante de Exteriores ha apuntado que la UE no ha sido de ninguna manera consultada sobre este nuevo plan de paz que, por lo que se ha podido conocer, es claramente favorable a Vladímir Putin. “Para poner fin a esta guerra, es necesario que los ucranianos y los europeos acepten esos planes. Por supuesto, Putin podría poner fin a esta guerra de inmediato, si simplemente dejara de bombardear a civiles y matar gente. Pero no hemos visto ninguna concesión por parte de Rusia”, ha resumido Kallas en unas declaraciones en su llegada.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se ha pronunciado en la misma línea y ha reiterado que la UE debe tener su sitio en cualquier negociación porque la seguridad de Ucrania involucra directamente la comunitaria. El representante español también ha subrayado que el “supuesto plan” —que ha conocido por la prensa— no puede hacerse a espaldas del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. “Cualquier propuesta de paz creíble, justa y duradera la UE la apoyará, pero eso tiene que empezar por un alto el fuego incondicional. De las ideas que he oído, nada de eso está encima de la mesa”, ha sostenido Albares, pidiendo respetar la integridad territorial y la soberanía de Ucrania.
Los ministros de Polonia, Países Bajos o Suecia se han expresado de forma parecida ante los periodistas. “Queremos la paz, pero la paz no puede ser capitulación. El pueblo ucraniano rechaza la capitulación. Todo debe comenzar con un alto el fuego en las líneas de contacto que permita hablar sobre el territorio y las garantías de seguridad”, ha afirmado el representante francés, Jean-Noël Barrot. “El único problema sigue siendo Putin, y debemos evitar cualquier situación en la que empecemos a ceder a sus peticiones”, ha coincidido el danés Lars Lokke Rasmussen.
Según el Financial Times, este nuevo plan de paz para Ucrania de Donald Trump consta de 28 puntos y se alinea abiertamente con los intereses de Moscú y las tesis que ha defendido el presidente ruso desde el inicio de la guerra. Para empezar, porque cede a Rusia de todo el Donbass –también de las zonas que están todavía bajo el control de Kyiv–, la vasta región minera e industrial del este del país que los ucranianos consideran clave para su supervivencia futura como Estado independiente.
Entre otras cosas, el acuerdo supone también la reducción a la mitad del tamaño del ejército ucraniano, que vería vetado el acceso al armamento más sofisticado. En concreto, se vetaría a Kyiv la posibilidad de comprar armas occidentales que puedan alcanzar territorio ruso (ahora mismo, la principal obsesión del Kremlin, que ve cómo los drones ucranianos golpean sus infraestructuras petroleras). La propuesta pactada supone asimismo la retirada de la asistencia militar estadounidense, que ha sido vital para la defensa del país durante la guerra, y se vetaría la presencia de tropas extranjeras en suelo ucraniano.


