Europa puede derrotar a Rusia, China y EE.UU.

Diplomacia

Europa puede derrotar a Rusia, China y EE.UU.
News Correspondent

Europa tiene tres enemigos: Rusia, China y Estados Unidos. Rusia por invadir Ucrania y amenazar la seguridad de todo el continente. China por apoyar a Rusia en Ucrania y no ser un socio comercial fiable. Y Estados Unidos por considerar que Europa es una amenaza a la civilización occidental. Ni Rusia, ni China ni Estados Unidos quieren una Europa unida, democrática y diversa.

Los tres enemigos interfieren en los procesos electorales de los países europeos y bombardean diariamente a sus ciudadanos con informaciones falsas y propaganda con el objetivo de minar su confianza en las instituciones y, así, favorecer su colapso.

La ultraderecha, gran aliada de Rusia, China y EE.UU., ha secuestrado a los líderes europeos

El gran aliado de estos tres enemigos es la ultraderecha. Si antes del Brexit el nacionalpopulismo europeo proponía salir de la UE, ahora trabaja desde dentro para frenar la integración y socavar su funcionamiento con el objetivo de reducirla a un mercado común y poco más. De Rusia, China y EE.UU. Recibe apoyo logístico y financiero para lanzar las campañas de intoxicación que incendian el debate público y fracturan la sociedad.

Frente a esta triple amenaza existencial, los líderes europeos están asustados y paralizados. No creen que tengan más alternativa que someterse a Estados Unidos, resistir como puedan en Ucrania y aceptar que China cada vez les compra menos y les vende más.

KYIV, UKRAINE - MARCH 1: Tatiana, an employee at a historic bookstore founded during the Soviet era, is portrayed on March 1, 2025 in Kyiv, Ukraine. A day earlier, Ukrainian President Volodymyr Zelensky and his delegation were reportedly asked to leave the White House without signing a mineral deal with the United States following a heated exchange with U.S. President Donald Trump. (Photo by Pierre Crom/Getty Images)

Europa parece tan modesta y tan potente como esta vieja librería en Kyiv 

Pierre Crom / Getty

Europa se pliega a EE.UU. Porque teme que abandone Ucrania y desmantele la OTAN. También porque cree que saldrá perdiendo si entabla una guerra comercial a propósito de los aranceles que ha impuesto la administración Trump. Alemania, por ejemplo, calcula que su economía seguiría en recesión.

De Rusia, Europa teme el arma nuclear, los ataques cibernéticos y la paralización de sus infraestructuras. Los aeropuertos son vulnerables a los drones y globos rusos porque imposibilitan el tráfico aéreo.

Europa necesita a China como socio comercial, pero es imposible que la relación sea equilibrada. Tiene tanta dependencia estructural de los productos chinos como del paraguas militar estadounidense.

¿Qué hacer? Parece que no haya salida, pero sí la hay. No es fácil pero ahí está. Si aprovecha el poder de su mercado, que es el mayor del mundo, y se ocupa de su propia seguridad, podrá derrotar a sus enemigos. Éstos lo saben y por eso, la ultraderecha, que es su aliado interior, frena la integración económica y militar. Gobierne o no gobierne, tiene tanto poder que ha secuestrado la agenda política de los estados liberales. Sometidos a sus exigencias, que son también las de Trump, Putin y Xi, demuestran una debilidad tan grande que aún los aleja más de la calle.

Gracias a los informes de Draghi y Letta, la UE tiene un plan estratégico para fortalecer su mercado y sofocar la ansiedad de una ciudadanía muy preocupada por su bolsillo y su seguridad. Teme no llegar a final de mes y teme que la inmigración masiva y descontrolada la expulse de su propia casa.

Como Draghi y Letta recomiendan, la UE necesita un mercado único que incluya las finanzas, la energía, las telecomunicaciones y la tecnología.

Ahora, sin embargo, es imposible porque la decisión debe ser unánime y tanto Hungría como la República Checa, aliados de Rusia, no votarán a favor.

La unanimidad es el talón de Aquiles de la UE pero no la paraliza. La Comisión no la necesita para negociar de tú a tú un acuerdo tarifario con Trump. No lo hizo porque no creyó en sus fuerzas y hoy los productos europeos pagan un arancel del 15 % para entrar en EE.UU. El Reino Unido, con una economía que es casi siete veces menor que la de la UE, paga un 10 %.

Bruselas debe cerrar acuerdos comerciales con Mercosur, India, Indonesia, Malasia, Australia y los EAU. Asimismo, debe liderar la gobernanza del comercio global. No le costará encontrar aliados para construir un arbitraje alternativo al de la OMC, paralizada por deseo de Trump. Hasta China preferiría un mecanismo multilateral con reglas transparentes.

Si fortalece su producción industrial gracias a la energía verde –que es propia y más barata– y fortalece también su comercio con mercados alternativos al chino y al norteamericano, la UE podrá gastar más en defensa sin comprometer el estado del bienestar. No puede plantear el dilema de “cañones o mantequilla” a una población en brazos del populismo.

La Europa liberal tiene fuerza para ofrecer a sus ciudadanos un hogar feliz y un entorno seguro

La integración militar es mucho más difícil que la económica. Habiendo aceptado compartir fronteras y moneda, el ejército es lo único que le queda al estado para definir su soberanía. Por eso es complejo que ceda la defensa. Sin embargo, mientras alcanza la madurez necesaria para ello, la UE puede hacer dos cosas: defender a Ucrania con todo y plantear la disuasión nuclear conjunta. Esto supone integrar los arsenales atómicos de Francia y el Reino Unido en una estructura de gestión única. Tampoco es fácil –EE.UU. Lo impedirá– y, aún consiguiéndolo, Rusia seguiría teniendo la disuasión de su parte. Pero solo con plantearlo, el Kremlin se tomaría más en serio a Europa y sería más fácil negociar un alto el fuego en Ucrania.

La Europa liberal puede vencer además de resistir. Tiene la fuerza necesaria para ofrecer a sus ciudadanos un hogar seguro y un entorno feliz, para ser el centro de un Occidente inclusivo, de una civilización laica y democrática que se alce frente a la decadencia moral de Rusia, China y EE.UU., los enemigos que la odian, precisamente, porque defiende la igualdad y la dignidad de todos los hombres.

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