Por el teatro a la biomedicina
¿Ciencias o letras? La biomédica, rectora en Edimburgo, baronesa en la Cámara de los Lores, emprendedora y consejero delegado de la startup biomédica Neuro-Bio, era de letras en el bachillerato; cursó Filología Clásica en Oxford, aprendió griego –cita a Ésopo con soltura– y latín y explica ahora entusiasmada que Las bacantes de Eurípides le dieron alguna de las claves para abordar la investigación del alzheimer de forma alternativa. Se pasó a la Biomedicina ya casi a los 30, empezando a estudiar bioquímica desde casi cero. Y ya ven que no le ha ido –ni nos ha ido– nada mal su conjunción de saberes: desde los presocráticos hasta la biología molecular avanzada. “Griegos y romanos ya sabían –dice– que sobre nuestro cerebro actúan varias fuerzas; y a menudo queremos que la que nos domine no sea la razón, sino la dopamina”.
¿Cómo ha llegado a descubrir su test y cura para el alzheimer?
En Oxford empiezas como graduado en el laboratorio; después, cuando ya eres postodoc , se te supone capaz de planificar experimentos e interpretarlos. Y, en fin, si tienes suerte, llegas a ser jefe de un laboratorio...
Y usted llegó a mucho más.
No me gustaban las tareas administrativas del mandar; pero ya sabía que soy buena para interpretar datos. Sé relacionarlos, encontrar patrones y unir los puntos que llevan al descubrimiento.
¿Y cómo llegó al del test del alzheimer?
Me pregunté por qué el alzheiemer se relaciona con las placas de amiloides que son desechos. Y es porque los investigadores están influenciados aún porque los detectan en los cerebros post mortem de los enfermos...
¿Y usted buscó las causas en el antes?
Me pregunté cuál es la historia del alzheimer en un cerebro. Y me di cuenta de que lo que pasa es que a medida que envejecemos nos volvemos más vulnerables...
¿En qué sentido?
Perdemos mecanismos de renovación de las neuronas. Y algunas son más vulnerables que otras. Esas neuronas más vulnerables son las que hemos estudiado nosotros.
¿Y cómo se comportan?
Si se dañan, al contrario que otras neuronas, desarrollan mecanismos para renovarse...
¿Y eso no es bueno?
Lo es mientras eres joven; pero cuando envejecemos...¿Ha oído hablar del Dr. Jekyll y Mr. Hyde?
¿Una conducta bipolar? ¿Dos caras?
Las moléculas que los reparan tienen esas dos caras: son estupendas y reparan las neuronas en nuestra juventud; pero se vuelven tóxicas cuando envejecemos. Y así se produce la neurodegeneración. El alzheimer es la consecuencia de que un mecanismo de regeneración neuronal en la juventud se vuelve de degeneración al envejecer.
¿Y al descubrirlo desarrollaron el test?
Identificamos cómo y por qué se inicia el
alzheimer y así, una vez identificado y descrito el mecanismo de neurodegeneración, pudimos diseñar el test y la medicación.
Enhorabuena.
Y esa medicación ahora está en proceso de aprobación por el MHRA, el equivalente británico de la FDA de Estados Unidos o de la Agencia Europea del Medicamento.
Doble enhorabuena, doctora.
Es emocionante. Porque lo reconocen como un medicamento del todo novedoso y, además, muy simple en su formulación.
¿En qué sentido?
Es muy elegante, porque nuestro planteamiento de la investigación es insólito y esencial, lo que nos permite ahora detectar el agente maligno principal que lo causa en saliva, secreciones nasales y en otros fluidos. Así que lo podremos utilizar en el futuro como test presintomático también para otras grandes enfermedades de la humanidad como el cáncer, la psoriasis o el asma.
¿Con cuánta antelación puede detectar su test el alzheimer?
Lo detectamos con hasta 20 años de antelación a su diagnóstico. Y esa anticipación es esencial, porque en sus inicios el alzheimer solo afecta a neuronas primarias, por lo que, aunque lo sufras, no lo detectas, porque tu memoria sigue funcionando. Usted y yo podemos estar padeciendo alzheimer sin saberlo.
¿Por qué solo algunos lo padecen?
Porque es una enfermedad que se contrae y no un proceso de degeneración natural; ni tampoco la consecuencia de envejecer, aunque solo afecte a los mayores...
¿Por qué es importante esa distinción?
Porque si es una enfermedad, se puede curar. Y lo sabemos, además, porque ya lo hemos experimentado en ratones. Y la investigación no se detuvo ni en los años de la covid...
Bravo por sus laboratorios.
Gracias. También nos ha ayudado el Clínic de Barcelona. Y resultó esperanzador que los ratones a los que aplicábamos nuestras gotitas perdían peso también. Y no había amiloides en sus cerebros, por lo que creemos que son resultados prometedores.
¿En humanos actuará igual?
Todo parece indicarlo. Pronto iremos a la farmacia, nos haremos el test del alzheimer y si nos dicen que lo estamos desarrollando...
¡Qué susto!
Sí, pero irás a que lo confirmen con un segundo test con el que te dirán con más precisión cuándo empezará la pérdida de memoria...
¡Qué horror!
No, porque entonces la mejor noticia del mundo será que ya hay una nueva medicación, la nuestra, que frena la neurodegeneración antes de que la sufras.
¿Cuánto falta para lograrlo?
Depende del dinero que invirtamos y mi trabajo es conseguirlo. Quiero pensar que en seis meses ya tendremos un prototipo del test del alzheimer y que la medicación para curarlo tardará un par de años.
