“Recuérdame bailando”
Una lectora le ha dicho a Mara: “Iba a escribir una nota de despedida para mi madre... Pero te he leído... ¡y voy a comprarle un pastel de cumpleaños!”. Mara ha evitado un suicidio. Solo por eso merecería la pena haber escrito Recuérdame bailando (Planeta): la hermana de Mara, Aly, se suicidó sin culpar a nadie. Pero Mara nos hace sentir que necesitamos aprender mucho para prevenir un desenlace como el de Aly. “No soy valiente para abandonarlo todo, pero soy demasiado cobarde para enfrenarme a la vida”, escribió Aly. “No quiero tomar una decisión todavía y por eso no quiero preocupar a mi familia...”, añadió. Intuyo que es un pensamiento que algún lector o lectora pueda haber tenido, o quizá alguien muy cercano lo ha dicho. Y es señal de que alguna ayuda es perentoria.
¿Qué tipo de periodista es?
¡Si siento A, jamás diré B! O diré “A”... O callaré.
Sus referentes han sido...
En radio, Iñaki Gabilondo: rigor, curiosidad, apertura... Un maestro.
¿Y en televisión?
Lorenzo Milá, por su modo de comunicar.
Presentó usted años La 2-Noticias.
Ahí aprendí todo lo que sé de periodismo.
Les dieron muchos premios.
Nada de periodismo declarativo de políticos. Temas propios: la salud de los derechos humanos y del planeta. Dulcificamos las amargas aguas de la actualidad.
¿Qué defecto suyo corregiría?
No ser tan exigente: escucho mi programa y me planteo “¿se habrá entendido esto?”.
El perfeccionismo es peligroso.
Retransmití la peor cabalgata de Reyes de Madrid de la historia. ¡Borraría esa cinta de los archivos de la Ser! No preparé los datos... Y dije tontadas o enmudecía.
¿Es usted igual en su vida privada?
Para elegir cada mañana mi ropa puedo probarme hasta cuatro conjuntos antes de salir. Y mi casa está impecable.
Eso es loable.
Si por la noche celebro una cena o fiesta, al irse mis invitados yo no puedo irme a dormir hasta que no lo he dejado todo limpio.
¿Lavavajillas? ¿Mocho? ¿Cristales?
¡Todo! Que ahí no haya pasado nada.
Ahora sus noches son de entrevistas...
En mi programa El faro , sí: ilumino, de noche, el camino que ha conducido a mi entrevistado hasta el lugar que ocupa hoy.
¿Qué entrevista radiada no olvidará?
La que le hice a la actriz Verónica Forqué, persona llena de luz y ternura, cariñosa siempre. Pero aquella noche recuerdo que pensé: “No es ella, ¡no es ella!”.
¿Había ya ido Forqué a MasterChef?
Estaba a punto. Y ya intuí alguna afectación en su salud mental, una patología...
Pues nadie pareció advertir nada.
Y se suicidó. Yo era sensible a eso: mi hermana se había suicidado... Pero hoy sé mucho más de lo que sabía entonces.
¿Qué sabe? ¿Cómo lo ha sabido?
Mi hermana, Aly, dejó escrito un diario. Se suicidó en el 2013, con 33 años. Me costó mucho leerlo. Ahora lo publico.
¿Por qué ha decidido publicarlo?
Porque mi hermana despliega en ese diario muchas pistas sobre qué siente y sucede a una chica que acabará suicidándose.
¿Y esas pistas podrían ayudar a las personas que lo lean?
¡Estoy segura! Alguna lectora ya me lo está agradeciendo. Me impactó que Aly dejase anotado, al principio de su diario: “Aquí irá un prólogo de Mara”...
Pues la primera parte de este libro, obra de usted, de algún modo es prólogo.
Tiene razón. En la primera mitad del libro, mía, cuento mi relación con Aly. En la segunda parte transcribo su diario.
¿Qué ha aprendido usted que todos debiéramos saber?
Que del suicidio hay que hablar, en familia, en la sociedad y en los medios de comunicación... De sus indicios, sus pistas...
Hablar del suicidio... ¿no lo alienta?
¡Falso mito! Hablar más es prevenirlo mejor, protegernos. ¡Hay 4.000 suicidios al año en España! Eso sí: no hay que detallar el “cómo”, el método del suicida. Por eso yo no contaré aquí cómo Aly se suicidó.
Entendido, Mara.
Pero hablemos, sí, para que no venza el silencio, la incomunicación, el estigma... Mis padres y yo hemos dicho la verdad desde el minuto uno: Aly se suicidó. Porque compartir esta verdad es empezar a ayudarnos... Y de paso a ayudar a otros.
Comparta aquí algunas de esas pistas.
Noches enteras llorando sin dormir... Sentirte un patito raro entre los otros... Sentirse falta de un diagnóstico...
¿Son indicios? Más indicios, por favor.
Sentirte incapaz de controlar tus impulsos... Conductas obsesivas: enviar mensajes y mensajes... Son rasgos experimentados por Aly, y los cuenta así en su diario.
¿Qué debería haber hecho Aly?
Buscar ayuda... Pero, ¡ojo!, buscarla entre personas que sabes que te quieren, ¡no entre personas que quieres que te quieran!
¿Se culpa usted de algo, Mara?
Es normal que yo haya sentido que yo podría haber estado más atenta a esas señales... Pero hoy ya sé que no lo estuve porque no podía: ¡no estaba nada preparada!
¿Ahora sí?
Creo que sí, y hoy hay perfiles parecidos a los de mi hermana a los que estoy ayudando con lo que he escrito y escribo y digo.
Dígales algo más aquí, si le parece.
Lectora, lector: cuida tu salud mental y emocional. Ante un desamor, un duelo, una pérdida, ¡comparte! Mi hermana anhelaba que la vida le salvara la vida...
¿Qué está haciendo ahora mismo Aly?
¡Baila! “Recordadme bailando”, escribió.
