¿Ideas? Diálogo y amistad
Carver es hombre elegante, contenido, discreto, formal y jovial. Veo una contrafigura de Trump, me cuesta imaginarlos conversando. Esa es la ambición de Carver: preservar la conversación pública, todos con todos. Dirige desde el 2020 la International House de Berkeley, donde estudiantes de todo el mundo conviven bajo la filosofía de que toda persona es respetable y toda opinión es rebatible. “Rechazamos eso de que hoy das un paso y te fuerzan a tomar partido por A o por B, ¡por todo!, ¡binariamente!”, deplora. Shaun Carver ama la discusión con mil matices y buenos modos. Sabe que una buena amistad vale más que todas las ideas juntas. Así me lo confirma Manuel García, mi intérprete hoy: vivió en esa casa y... Allí conoció a la que es hoy su esposa, con la que ya han tenido un hijo.
Dirige una residencia de estudiantes.
Son 600 estudiantes en la Universidad de Berkeley, colindante a la casa.
¿International House of Berkeley?
Casa fundada en 1930 por Rockefeller jr. Con una filosofía muy avanzada.
¿Qué filosofía?
Que conviviesen bajo el mismo techo estudiantes de todas las razas y procedencias y de ambos sexos.
¿Tan raro era eso hace un siglo?
Chocó mucho: la sociedad estadounidense era muy segregacionista entonces.
Ustedes daban un paso adelante, ¡bien!
Con éxito. La Universidad de Berkeley ha dado al mundo 64 premios Nobel: diez de ellos han sido residentes nuestros.
¡Diez premios Nobel!
El último, hace un mes: Susumu Kitagawa, premio Nobel de Química. La Universidad de Berkeley es la mejor del mundo en investigación en física y química.
¿Qué nacionalidades hay en la casa?
¡Todas! Japoneses y chinos, palestinos e israelíes, europeos, africanos e indios, hispanos y australianos... Ni tememos la diferencia ni rehuimos la discusión: ¡discutir ideas es nuestro deber intelectual! Hay que discutirlo ¡todo! Sin perder la amistad.
No perder la amistad: ¿deber moral?
Sí. Así lo aprenden en la casa nuestros residentes: amistan y prolongan contactos fértiles en el tiempo. Algunos se casan.
¿Muchos matrimonios?
Más de mil parejas se han constituido entre nuestros residentes, de dispar origen.
Un cosmopolitismo poco trumpiano.
Las políticas de Trump asustan: hoy recibimos un 20% menos de solicitudes.
¿Tanto?
Prefieren Canadá, el Reino Unido, Europa... Estados Unidos expulsa el talento que hasta ahora venía de todo el mundo.
¿Afectará eso al progreso científico?
Si se prolongase en el tiempo, Estados Unidos dejaría de ser puntera en ciencia. El progreso científico se desplazará hacia universidades de otros países.
¿Cómo afecta esto a Berkeley?
Peor lo está pasando Harvard, hoy por hoy. Este año las universidades de California –una es Berkeley– padecen un recorte de 500 millones de dólares provenientes de los fondos federales.
¿Cómo se financia la Universidad de Berkeley, señor Carver?
Su presupuesto es de 4.000 millones de dólares al año. Un 6% proviene del estado de California, el resto de fondos federales para investigación, y de donaciones.
¿Fondos federales para investigación?
En Berkeley hay laboratorios con proyectos de investigación nacional potentes en diversas ramas de la ciencia, desarrolladas con dinero de esos fondos federales.
Y si hay un proyecto que investiga si la actividad humana impacta en el clima...
A ese proyecto se le retirará el dinero.
¿Tanta manía les tiene Trump a los investigadores universitarios?
Millones de estadounidenses ven las universidades como un reducto elitista que les menosprecia a ellos... Y Trump ha sabido alentar esa idea y cabalgar esa rabieta.
¿Hay elitismo en las universidades?
Hay excelencia. Pero para Trump el profesorado es izquierdoso. Trump anima a gente desfavorecida a culpar de sus males a las elites universitarias, a los demócratas urbanitas y a los inmigrantes hispanos.
Y le funciona, le funciona.
Porque los demócratas han errado al infantilizar a millones de ciudadanos al reñirles desde el wokismo por casi todo.
Usted mismo es republicano, ¿no?
Desde siempre, pero... Hoy flaqueo: en lo económico sigo sintiéndome muy republicano, y en lo social soy casi demócrata.
¿Era como usted el fundador de la International House, Rockefeller jr.?
Seguía los pasos de Narry Edmonds, su secretario: un día saludó a una trabajadora china a la que nadie hacía caso, amistaron, y nacía así allí un pequeño grupo de personas de todo el mundo. Eso gustó a filántropos: Rockefeller, Dodge... Y surgieron casas internacionales en todo el país.
¿Cuáles son los mandamientos que imperan en su residencia?
Uno, que el desacuerdo es bueno, pues invita al debate. Y dos, que buenos modos, cortesía y educación... ¡son sagrados!
¿Cuál es el principal reproche que le haría usted al presidente Trump?
Precisamente sus malas maneras, burdas, groseras y descorteses. ¡Es muy mal ejemplo! Antes eras primero estadounidense y luego demócrata o republicano. Ahora eres primero de un partido... Y el del otro partido es tu enemigo y mal americano.
¿Es este desvarío reversible o no?
Lo es, y por eso practicamos cada día justo lo contrario en nuestra residencia.
