Un amor con causa
La oposición informa desde Teherán que Narges fue detenida “de forma violenta” e internada ayer de nuevo en prisión durante un acto de protesta por el asesinato del abogado demócrata Josrou Alikordi al que Narges asistía tras eludir la vigilancia policial. Su marido, Rahmani, contaba aquí poco antes que estudió en la universidad la historia de la ONU y de los derechos humanos. Ya de estudiante se enfrentó al sha, porque creyó en ellos. Así conoció a Narges en una librería donde se reunían los demócratas. Se enamoraron con causa, y Narges fundó el Comité de la Mujer en el Centro de los Derechos Humanos. Tuvieron dos hijos gemelos, que llevan 18 años soportando la cárcel y el exilio de sus padres. El auge de la extrema derecha en Occidente, concluye, y su desprecio hacia las instituciones internacionales, que los han apoyado, ponen en peligro su lucha.
¿Cómo está Narges, Nobel de la Paz 2023?
Está condenada a 10 años de cárcel y sufre de una cardiopatía por la que, tras recibir el Nobel, la dejan estar en casa bajo vigilancia, pero no puede ver a nuestros hijos. Lleva 11 años sin verlos. Me preocupa su salud. Jamás se ha planteado dejar de luchar y logra hacer llegar sus mensajes pese a la vigilancia policial.
¿El régimen no la trata mejor tras el nobel por la presión internacional?
Para ellos el Nobel es un premio de los extranjeros que están contra nuestra religión y es un premio político, pero la verdad es que esa presión influyó en que le dejaran en arresto domiciliario.
¿Qué les dicen Narges y usted a sus hijos sobre su condena?
Que somos una familia en la resistencia por nuestro país y que hay que aceptarlo. Que hay resistentes en Irán en muchas peores condiciones. Hay que aguantar.
¿Cómo ha vivido el bombardeo de EE.UU. Y la reciente guerra con Israel?
Narges sigue dando testimonio de su lucha por la mujer y los derechos humanos y yo intento ayudarle desde el exterior. Pero ha aumentado la vigilancia sobre ella.
¿Tienen alguna esperanza de cambio?
Los iraníes somos 80 millones y el régimen cuenta hoy como mucho con 10 millones de incondicionales que lo apoyan y, lo más importante, solo un millón están armados. Pero la mayoría de la población o está en contra o muy alejada de ellos. Cada vez más.
¿Espera que mejore la situación?
Cuando muera Jamenei...
¿Qué pasará?
Las distintas facciones del régimen, al menos las menos rígidas, pueden intentar un acuerdo con Occidente...
¿Y las más cerradas?
Son los partidarios de mantener a Rusia de gran aliado y la actual polarización. Tal vez en ese forcejeo por la sucesión pueda surgir alguna oportunidad democrática.
¿Ustedes son más optimistas o menos?
Somos más optimistas al ver que la mayoría de los iraníes se aleja cada vez más del régimen. La familia de Narges, por ejemplo, se extrañaba de que ella se opusiera a Jomeini, pero ahora todos bendicen lo que hace.
¿Por qué una dictadura religiosa puede durar tanto?
Porque es un régimen ideológico y no meramente dictatorial. A una dictadura ideológica, como Cuba, como Venezuela, no le basta con tener el gobierno: quieren controlar todos los resortes de la sociedad y la iraní se sabe todos los trucos para lograrlo después de casi medio siglo en el poder absoluto.
¿Cómo logran resistir la presión económica occidental y su aislamiento?
Esa presión externa la convierten en lealtad interna a su ideología religiosa nacionalista. Hoy Irán celebra y le beneficia el auge de la extrema derecha en el mundo.
¿Por qué?
Porque ellos juegan el mismo juego. Esa extrema derecha ignora cada vez más el derecho internacional y los organismos internacionales que sustenta y con ellos su fundamento, que son los derechos humanos. Solo entienden y acatan el lenguaje del poder por encima de toda norma.
¿Espera más de la oposición en Irán que de la presión internacional?
Muy pocos gobiernos ahora –cada vez menos– están defendiendo los derechos humanos como universales e irrenunciables. Por eso creemos más en nuestra oposición interna que en la de los exiliados.
¿Qué hacen Narges y usted para aumentar la resistencia al régimen?
Tenemos que ir construyendo un tejido democrático en la sociedad civil. Es el modo de contrarrestar así al control del régimen sobre cada vecindario, barrio, pueblo, ciudad, con asociaciones de todo tipo...
¿Le ayuda esta entrevista?
¡Claro! Entrevistas como esta o venir a este Festival de Cine y Derechos Humanos en Barcelona nos hace sentir menos solos. Nos hace creer que alguien más simpatiza con nuestro sufrimiento y que Irán podría ser una nación libre, justa y democrática como las que nos escuchan.
¿Por qué Narges y usted aún resisten?
Narges siempre creyó que ser mujer en cualquier país no significaba sumisión, represión y renuncia a los derechos humanos. Ha dedicado su vida, 15 años ahora, a fundar el Comité de la Mujer en el Centro de los Derechos Humanos siempre desde la resistencia pacífica frente a la opresión armada del régimen iraní.
¿Cómo se conocieron?
Yo fui opositor al sha y cuando lo derrocamos esperaba una democracia, pero ganó de Jomeini y acabé en la cárcel. Al salir conocí a Narges en una reunión por los derechos civiles y desde el 2009 ella y yo salíamos y entrábamos de la cárcel turnándonos en el cuidado de los niños. Narges jamás ha dudado en seguir luchando.
