La Guardia Civil investiga a siete personas por presuntos delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente tras detectar un vertedero ilegal de grandes dimensiones situado entre Sevilla capital y Alcalá de Guadaíra. Según ha informado este lunes el Ministerio del Interior, los residuos eran depositados y en muchos casos quemados sin autorización, lo que generaba enormes columnas de humo con gases tóxicos y suponía un riesgo grave para la salud de los vecinos y para el entorno natural.
El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) inició la investigación el año pasado, al constatar el crecimiento descontrolado en una zona ya degradada. Los investigados recogían distintos tipos de desechos, actuando a título particular o en nombre de empresas, y los trasladaban hasta el vertedero. Allí los abandonaban sin control o los quemaban para liberar espacio y extraer materiales de valor, como metales de componentes eléctricos o neumáticos usados.

La investigación sobre el estado del vertedero arrancó hace un año.
Las quemas descontroladas multiplicaban los riesgos de combustión, insalubridad y contaminación del aire, el suelo y el agua. Todo ello, advierte la Guardia Civil, configuraba una amenaza directa para la salud pública. Aunque de momento se han identificado a siete personas, la investigación sigue abierta y no se descarta que aparezcan más responsables en los próximos meses.
Nerva, otro foco de riesgo en Andalucía
Este caso no es aislado. Organizaciones ecologistas como Ecologistas en Acción llevan años denunciando vertidos incontrolados en distintos puntos de Andalucía. Entre los más recientes se encuentra el vertedero ilegal de Nerva (Huelva), cuestionado por el almacenamiento de residuos tóxicos sin las debidas garantías ambientales, y los depósitos incontrolados en la comarca del Campo de Gibraltar (Cádiz), asociados al abandono de neumáticos y materiales industriales. Estas prácticas, según los colectivos, amenazan la biodiversidad y la calidad del aire y del agua en la región, lo que evidencia un problema estructural en la gestión de residuos.

Imagen de recurso del vertedero de residuos tóxicos de Nerva, en Huelva.
En Nerva, donde el vertedero está situado a menos de 700 metros del núcleo urbano, sigue dando de qué hablar tras décadas de quejas y movilizaciones vecinales. Esta localidad onubense se ha convertido, según la plataforma Verdes EQUO, en “el retrete tóxico de Europa”, un punto que donde las quejas se suceden por los olores y los riesgos de contaminación derivados de la importación de residuos peligrosos desde el extranjero (como granalla procedente de Montenegro). En plena pandemia, más de veinte colectivos, entre los que destaca Greenpeace, denunciaron una ampliación del vertedero impulsada durante el confinamiento por el Gobierno andaluz. Asimismo, partidos locales (incluidos concejales del PP) renunciaron a sus cargos en protesta por la inacción de la Junta.
El problema, que surgió hace ya más de dos décadas, viene acumulando rechazo social, con múltiples denuncias, sanciones, movilizaciones y una gestión cuestionada por prorrogar su vida útil a costa de la salud pública y el entorno. La Junta de Andalucía defiende medidas parciales de cierre, mientras opositores y ecologistas consideran insuficiente la respuesta y exigen el cierre definitivo y absoluto de la instalación.