Palma inicia un ambicioso plan de reforma del corazón de la ciudad, la Plaça Major, con una proyecto que prevé semisoterrar casi la mitad de la actual plaza y abrir a esta zona las galerías comerciales que ahora permanecen cerradas y en desuso y que fueron uno de los puntos turísticos del boom de los años 70 y 80 en la ciudad. El alcalde de Palma, Jaime Martínez, ha presentado este jueves el proyecto ganador del concurso de ideas, elaborado por el equipo de arquitectos catalán formado por Antoni Barceló y Sergi Carulla, de los estudios de arquitectura Barceló Balanzó y Scob.
Esta parte de la plaza soterrada se configura como un anfiteatro desde el que se facilita el acceso a la zona de la Rambla y busca articular un mejor nexo de unión entre la parte alta de la ciudad y la zona por donde discurrió antiguamente la riera de la ciudad. «Será un espacio mirador, que ofrecerá unas nuevas vistas hacia La Rambla», ha afirmado Barceló en la presentación del proyecto. La conexión entre estas dos partes de la ciudad se hará de manera escalonada a modo de gradas.
Imagen de la zona que quedará a distinto nivel en la plaza.
El área de las antiguas galerías comerciales, cerradas y en un estado muy degradado, se abrirá con la configuración de un gran atrio que dará acceso a esa segunda plaza. El alcalde de Palma ha asegurado que la idea ganadora del concurso será la base de la nueva configuración del centro de Palma, pero también ha anunciado que quiere hablar del proyecto con los vecinos. La previsión es que las obras comiencen en un año. “Palma da un paso decisivo en su transformación como ciudad moderna”, ha dicho al alcalde de Palma en la presentación.
La Plaça Major de Palma, un punto de paso obligado en las visitas a la ciudad, se había transformado en un espacio “desprovisto de utilidad, víctima de un abandono innecesario”, en palabras del alcalde. En ella solo quedan bares y restaurantes para turistas y ningún palmesano se sienta en las terrazas de la zona desde hace años.
La imagen de acceso a la plaza desde la Rambla.
Para los residentes en la capital balear, se trata de una mera zona de paso a pesar de que se encuentra en un enclave central de la ciudad, a dos pasos de la sede del Ajuntament y en el corazón del casco histórico de Palma y de la amplia zona comercial de la ciudad. La plaza es uno de los escenarios habituales donde culminan las grandes protestas de los residentes. La última de la Obra Cultural Balear en defensa del catalán reunió a 5.000 personas. También es un punto de celebración de conciertos durante las fiestas patronales de la ciudad.