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Rivas rinde homenaje al legado de Txema Cariñena, ex director de la escuela de música

Reconocimiento

El músico falleció el 10 de noviembre del año pasado en un accidente en moto, cuando volvía de trabajar con la orquesta del Fantasma de la Ópera

De izquierda a derecha: Santa Egido (cantante), Belén Zanetti, al violín, Nela Castillo, tocando el violonchelo y Luis Merino, al piano.

LV

El municipio de Rivás rindió anoche homenaje al vasco Txema Cariñena,  ex director de la escuela de música, que falleció el 10 de noviembre del año pasado en un accidente de moto, cuando volvía de Madrid de trabajar en el musical El Fantasma de la Ópera.

Cariñena, artista comprometido y de mirada profundamente humanista, dejó tras de sí un universo cargado de sensibilidad, color y memoria.

En el centro cultural Soka de Rivas, unas doscientas personas acudieron al concierto que ofreció  anoche su mujer, Santa Egido, junto a Luis Merino, al piano, Nela Castilla, con el violonchelo y Belén Zanetti, con el violín.

Además se vendieron por 25 euros carteles diseñados por el artista cuya recaudación se va a donar a la Asociación Española Contra el Cáncer y a la asociación que lleva a los niños  hospitalizados un detalle cuando se les cae un diente, Hospiratón, organismos con los que él colaboraba siempre que podía en vida.

Una carrera imparable

Txema Cariñena llegó desde Irún, su ciudad natal, a Madrid en 1994 con El Dilubio que Viene y compuso Judas el Musical, en el año 1995.

Desde entonces, su carrera en los musicales fue un no parar, labor que compaginaba con su labor de profesor de música. Trabajó en la Escuela Municipal de Música de Rivas, en la escuela Carmen Roche, en Sing and Dance Project y en Ágora Bachillerato Internacional.

Participó en la orquesta de Chicago, Cabaret, Más de Mil mentiras, Los Productores, Quisiera Ser, Spamalot, El Jovencito Frankestein, A Chorus line, Company, entre otras.

Su última función fue el 10 de noviembre, cuando había actuado en El Fantasma de la Ópera. Un accidente en moto acabó con su vida.

Además de su trabajo en las escuelas de música y en las distintas orquestas, le encantaba hacer trabajos altruistas. Organizó y participó en más de una decena de conciertos, celebrados en el Auditorio Pilar Bardem, para la Asociación Española contra el Cáncer, entidad que reconoció su labor y en el año 2021 le concedió la V de plata como voluntario. Ayer, se expusieron los carteles que anunciaban todos esos conciertos benéficos, así como partituras, instrumentos suyos...

Siempre que podía volvía a Irún a las tamborradas, otra de sus grandes pasiones. Además de su faceta de músico, era un gran aitatxo, tenía dos hijas gemelas, y su mujer, Santa Egido, siempre le llamaba de forma cariñosa “mi genio loco”. Ahora se está preparando un libro sobre su vida y sus partituras, que dará a conocer toda su trayectoria laboral y su pasión por la música.