Condenado a 71 años de prisión el profesor de surf de Hondarribia que abusó de 11 menores

Abusos sexuales repetidos

El acusado fue detenido hace cuatro años, tras la denuncia de seis menores, a la que después se sumaron otros cinco, la mayoría varones

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La Audiencia de Gipuzkoa condena a 71 años de prisión al profesor de surf de Hondarribia por abusar sexualmente de once menores

Juan Herrero / EFE

La Audiencia de Gipuzkoa ha condenado a una pena de 71 años de prisión al monitor de surf de Hondarribia acusado de haber abusado de 11 menores. La Justicia considera probado que abusó de estos menores, la mayoría varones, y le ha condenado también por poseer material de explotación infantil.

En concreto, la Audiencia le impone penas de entre 4 años y un día y 12 años de prisión por cada uno de los once delitos de abuso sexual por los que ha sido condenado, en función de la gravedad de los mismos y atendiendo al Código Penal vigente en el momento de los hechos, así como a 5 meses de cárcel por posesión de material de explotación infantil.

Asimismo, la Audiencia fija que el acusado indemnice a las víctimas con cantidades que van desde los 3.000 a los 30.000 euros, y establece otra serie de medidas de libertad vigilada y de prohibición de acercamiento y comunicación con las víctimas, así como de inhabilitación para cualquier profesión, oficio o actividad, retributiva o no, que conlleve un contacto regular y directo con menores de edad.

Los hechos

La sentencia llega cuatro años después de la detención del monitor, en agosto de 2021. Entonces, en su arresto se localizó en su domicilio un disco duro con 4.208 archivos de explotación sexual de menores.

Según recogía el escrito de la Fiscalía, el acusado “se aprovechaba de las actividades que desarrollaba” como profesor de surf, tanto en su escuela como en otra en la que impartía clases como monitor, para “ganarse la confianza de sus alumnos”, que tenían entre 9 y 16 años.

El condenado se valía de su referencialidad para atraer a los menores

El acusado, muy popular en la localidad del Bajo Bidasoa, se convertía en una figura de referencia para los menores, la mayoría chicos, y buscaba que se sintiesen “especiales”, a fin de anular su voluntad y favorecer en ellos un deseo de “contentarle”.

En primer lugar, seleccionaba a las víctimas y de manera paulatina y sutil e iba estableciendo un vínculo con ellos. Les hacía regalos y descuentos, les impartía clases gratis y les iba a recoger hasta que se generase una “relación estrecha”. El acusado llegaba a comunicarse a diario con sus víctimas e incluso asistía a comidas familiares.

Gracias a esa confianza, las salidas del acusado con los menores se convertían en habituales, tanto a solas como acompañados, o participando en los campamentos de surf de una semana que organizaba. Y es ahí donde el acusado encontraba el contexto propicio para abusar de los menores, habitualmente en la furgoneta que utilizaba para trasladar las tablas de surf, en su domicilio o en los bungalows en los que tenían lugar los campamentos de surf, habitualmente en la costa de las Landas.

Presión hacia sus víctimas

Primero, eran habituales los abrazos, besos y tocamientos; en algunos casos, sin embargo, se llegaron a producir masturbaciones, felaciones y otras prácticas sexuales. El monitor reaccionaba de manera airada si los jóvenes empezaban a salir con chicas o buscaban alejarse. Trataba de humillarles y, finalmente, cortaba cualquier relación con las que habían sido sus víctimas.

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La detención del acusado en 2021 llegó tras la denuncia de seis jóvenes; sin embargo, había más víctimas. En las semanas sucesivas otros cinco menores se terminaron sumando a la causa.

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