La dana no solo ha causado 228 muertes, ha arruinado la vida de decenas de miles de damnificados y ha destrozado infraestructuras vitales en la Comunidad Valenciana: el fango (político) de la tragedia ha servido también para levantar un denso muro simbólico entre las instituciones, generando uno de los episodios más vergonzosos de la reciente política española. Busquen ustedes en las hemerotecas algún situación semejante desde que se aprobó la Constitución en 1978 (que establece los mecanismos de coordinación y solidaridad entre administraciones) en el que se observe con tanta nitidez la ausencia total de interlocución y cooperación entre el Gobierno y un ejecutivo autonómico tras producirse una tragedia. Con el añadido de que en este periodo democrático nunca se había conocido una catástrofe de tal dimensión y tan exigente en la Emergencia como en la reconstrucción. Labor que demanda que estas mismas instituciones unan esfuerzos, y recursos, en beneficio de las víctimas. Ni caso.
Un hombre camina por una calle embarrada en Paiporta (Valencia)
En esta escenografía en la que cada institución actúa de espaldas a la otra, hay muchos culpables y pocos inocentes. Y estamos rozando ya el absurdo, como se ha podido comprobar esta semana. La Generalitat Valenciana ha presentado un diagnóstico de los daños de la dana, elaborado por el vicepresidente Gan Pampols (el mismo al que Vox exige apartar del Consell) en el que no ha participado ninguna administración del Gobierno. El día que se presentó en el Palau, que fue el viernes, ningún representante del ejecutivo español, ni del Ejército ni de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado acudió al evento. En paralelo, el Gobierno tiene su propio grupo de expertos, capitaneado por el comisionado José María Ángel, que debe elaborar también un diagnóstico y lanzar propuestas para programas soluciones de futuro para que no se repita un suceso similar. En unos meses tendremos dos planes de recuperación sobre la mesa, con la incongruencia añadida de que habrá soluciones que dependerán de otras administraciones a las que no se ha consultado. Resumiendo: doble trabajo, doble esfuerzo y ninguna colaboración, cinco meses después de la dana.
Para aderezar la situación tenemos, de un lado, a un president valenciano que ha justificado su pacto con Vox para garantizarse unos presupuestos por, entre otros, “la nula ayuda que les presta el Gobierno”, con duros calificativos contra Pedro Sánchez (de la delegada del Gobierno se ocupa Susana Camarero). El preacuerdo con la derecha extrema, conocido el lunes y aplaudido por el propio Feijóo, supone asumir el ideario del negacionismo climático y el de la criminalización de la inmigración; alejar al PP del centro y escorarlo el territorio que dominan los “trumpistas”. Un dato: el viernes, Gan Pampols aludió al efecto de ocupación masiva del territorio como factor clave que ayudó a que la tragedia alcanzara tal dimensión; pero no parece que esto preocupe ahora al PP, que ha modificado la ley para poder construir hoteles a 200 metros del mar. Fue Pampols también quien dijo que los inmigrantes y los mayores fueron los más vulnerables de esta dana; más motivos, seguramente, para que Vox exija su destitución inmediata.
Del lado del Gobierno, encantado con el pacto de PP y Vox (es lo que Sánchez necesita para movilizar al votante progresista), tampoco existe ninguna voluntad de abrir puentes con la administración valenciana, a cualquier nivel. A cada ataque de la Generalitat se responde con otra acusación, y viceversa. En una dialéctica que provoca no poca indignación en los ciudadanos, que se sintieron abandonados por el Estado (entendido como la suma de todas sus administraciones) en los primeros días tras la dana - como así reconoció Juan Roig- y que tiempo después soportan cada día la “doble ventanilla” para gestionar sus demandas; una para las cuestiones del Gobierno y otra para las de la Generalitat. En ocasiones llegan a ser cuatro, porque hay que añadir la del Ayuntamiento y en algunos casos la de la Diputación de València. ¿Se imaginan ustedes que esto mismo estuviera ocurriendo en Catalunya, País Vasco, Andalucía o Galicia tras una tragedia similar, con las dos administraciones con todas las vías de comunicación bloqueadas?
Lo que está sucediendo con la dana es un absoluto fracaso institucional, si asumimos, como expone el credo liberal, que las instituciones deben estar siempre por encima de quienes las representan"
Lo que está sucediendo con la dana es un absoluto fracaso institucional, si asumimos, como expone el credo liberal, que las instituciones deben estar siempre por encima de quienes las representan. El tacticismo se impuso desde el primer momento, y ahí siguen instalados, sin que se perciba ninguna voluntad de alterar la situación. Carlos Mazón, cinco meses después, pedía el viernes a Sánchez establecer esa cooperación tras haber pactado con Vox un programa que rechazan en Europa desde los conservadores a los democristianos y liberales. No sé ustedes, pero en ocasiones creo que solo la jueza de Catarroja piensa realmente en las víctimas y sus familias; mientras los ciudadanos agrandan su desafección con los partidos, fenómeno que ya se sabe beneficia siempre a quienes desean levantar muros, aunque sean invisibles, entre los ciudadanos, como el de la dana.