La Fundación Bancaja presentó ayer Lita Cabellut. Vida desgarrando Arte, una muestra que por primera vez revisa la trayectoria de la artista desde el análisis de las pulsiones vitales y creativas que atraviesan su obra. La exposición, que permanecerá abierta hasta el 31 de agosto, reúne 120 piezas de las últimas dos décadas —muchas nunca antes exhibidas—, ofreciendo un viaje por los temas que definen su producción: la vida, la pasión, el poder, la identidad y la libertad. Durante la inauguración, la propia Cabellut, junto al presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, y el comisario Eloy Martínez de la Pera, desgranaron la fuerza de un arte que indaga en las emociones más profundas del ser humano.
La exposición revela cómo Cabellut transforma la fragilidad en belleza, con obras como Kumba o sus cráneos barrocos
La muestra, la primera de la artista en Valencia, destaca por su carácter multidisciplinar. Pinturas de gran formato conviven con esculturas, instalaciones y vídeo arte, revelando la versatilidad de una creadora que ha hecho de la experimentación su sello. Entre las obras inéditas destacan Herinneringen (2003), Edvard Munch – Gratende akt (2021) y piezas de la serie inspirada en Bodas de sangre de Lorca, así como intervenciones sobre trabajos anteriores que demuestran su proceso de reinvención constante. La técnica de Cabellut, heredera de la tradición del Barroco español pero fusionada con el expresionismo abstracto, se reconoce en el uso audaz del color y la textura. Sus retratos, ejecutados con una versión modernizada del fresco, poseen una cualidad táctil que trasciende lo visual: la luz y la sombra modelan volúmenes que capturan no solo rostros, sino las heridas y anhelos que los habitan.

Lita Cabellut junto a su obra en Bancaja
El recorrido expositivo se articula en cinco ejes conceptuales. El primero, Vida, explora la dualidad entre existencia y muerte, un tema recurrente en su obra. Piezas como las vanitas o los cráneos de la serie Crossing Times —con retratos velados como Arjan o Dieu Donner— confrontan al espectador con la fragilidad humana. Sin embargo, Cabellut no plantea la muerte como negación, sino como parte indisoluble de lo vivo. Obras como Kumba o La historia de una flor celebran la fugacidad como un recordatorio de la belleza efímera.
El segundo pilar, Pasión, despliega la intensidad emocional que caracteriza su trabajo. Cabellut retrata el amor y el dolor con una paleta vibrante y texturas ásperas que parecen sangrar. En series como After the show o en los rostros desgarrados de Henty y Chaplin, la artista traslada al lienzo las contradicciones del deseo. La huella del acero, con sus pupilas acuchilladas por trazos metálicos, simboliza la crudeza de relaciones que desafían convenciones.
La artista usa colores vibrantes y texturas ásperas para capturar emociones sin filtro
En Poder, la artista desnuda las dinámicas de dominación y sumisión. Sus retratos de papas y emperadores —monumentales y a la vez vulnerables— revelan la fragilidad tras la autoridad. Pero también hay espacio para los marginados: Dhafer, Maribela o Valerio encarnan la resistencia silenciosa. La influencia de Lorca resurge en su interpretación de Bodas de sangre, donde Cabellut subraya las tensiones de género y clase en una sociedad opresiva.

Obra de Lita Cabellut
El cuarto bloque, Identidad, ahonda en los “reflejos” literales y metafóricos. Capas de barniz crean efectos especulares en retratos como Ocelot o Winston, mientras otros —Alexus, Willem— reflejan conflictos sociales. La artista usa el arte como espejo de las contradicciones contemporáneas: la soledad urbana, la migración o la pérdida de empatía.
El cierre, Libertad, celebra la emancipación individual y colectiva. Desde Johanna van Delf, cuya serenidad trasciende el dolor, hasta la eufórica Hannah Chaplin o Lola —fusionada con la naturaleza—, Cabellut reivindica el arte como herramienta de liberación. Su propia biografía, marcada por una infancia difícil y una reinvención constante, refuerza este mensaje.
La muestra da voz a los marginados con piezas como Dhafer o Maribela
Nacida en Sariñena (Huesca) en 1961 y afincada en La Haya, Cabellut bebe de su herencia cultural —su encuentro con el Prado en la adolescencia fue fundacional— pero trasciende fronteras. Su obra, presente en museos de tres continentes, interpela al espectador con una pregunta esencial: ¿qué nos hace humanos? La respuesta, sugiere esta exposición, está en abrazar nuestras grietas.

Obra de Lita Cabellut
Lita Cabellut. Vida desgarrando Arte no es solo una retrospectiva, sino un manifiesto. Como afirmó ayer Martínez de la Pera, “su arte no decora paredes: las perfora para que entre la luz”. Una luz que, en Valencia, iluminará hasta agosto las sombras y fulgores de nuestra condición.