Un libro escrito para recordar a Almudena Grandes. Recordar a la amiga y a la escritora, pero sobre todo, creo, para celebrar su vida. Celebrar que haya existido alguien así y haber tenido la suerte de compartir tiempo con ella. Compartir aventuras, como la interpretación de una obra de teatro basada en un episodio del Quijote ante los alumnos del colegio de sus hijas, compartir días de firmas en la Feria, presentaciones de libros, compartir editorial, en parte gracias a su empeño, viajes, copas, conversaciones sobre libros leídos y disfrutados…

Portada del libro Lo que sé de Almudena, de Rafael Reig
Rafael Reig no se reclama amigo íntimo de Almudena y quizá esa pequeña distancia lo sitúa en un lugar perfecto para contar.
De estas páginas surge la imagen de una mujer generosa y atenta, una mujer fuerte, comprometida, enamorada de su marido y alegre.
Y esa alegría atraviesa todo el libro a pesar de la añoranza y la tristeza que su muerte ha provocado.
Personas como ella hacen mejores las vidas de quienes las rodean. Son ellas las que hacen habitable este mundo a menudo tan inhóspito. Son las que nos permiten sentir a veces que, como dice el poeta Pere Ruvira “se está bien en el mundo”.
La amabilidad, el amor sereno y mantenido en el tiempo, la disposición de un ánimo alegre no suelen ocupar demasiadas páginas de la literatura, pero leyendo este libro una se da cuenta de que las merecen cuando se sabe contarlas.
“Esto es lo que nos enseñaron Almudena y Luis, el milagro del amor de cerca, todos los días, en directo; el hecho, por lo demás evidente, de que para ser amado hay que ser amable.” (p. 25)
Como escritora Almudena Grandes es una de las más leídas y queridas de este país. El éxito entre los lectores no siempre se ve correspondido con el mismo aprecio por parte de la crítica. Galdós, tan admirado por Almudena y Rafael Reig, sigue siendo tratado a veces con cierto desdén.
Rafael Reig nos cuenta cuánto le gustó ya la primera novela de Almudena “Las edades de Lulú”, publicada en la colección La sonrisa vertical dirigida por Luis García Berlanga en 1989.
Desde entonces la obra de Almudena ha confirmado la calidad y relevancia que ya asomaban en aquel primer libro.
Rafael Reig nos cuenta cuánto le gustó ya la primera novela de Almudena “Las edades de Lulú”, publicada en la colección La sonrisa vertical dirigida por Luis García Berlanga en 1989”
En los últimos años ha demostrado además una capacidad sobresaliente para contar la historia reciente de España con su proyecto de seis episodios sobre la dictadura de Franco. Nadie desde Galdós con sus Episodios Nacionales había intentado una empresa tan ambiciosa e importante. Ambos intentan no solo reflejar una época, también se proponen comprenderla y explicarla.
Un proyecto pensado en la confianza de que narrar, desentrañar el pasado, puede procurar un futuro mejor.
“Almudena sabía mirar hacia donde no mirábamos los demás” (p.127)
El capítulo titulado La teoría del descansillo recoge una deliciosa reflexión sobre cómo escribir una novela dando espacio al lector para que descanse de vez en cuando en su avance a través de la historia que se narra.
A lo largo del libro se habla sobre literatura en su sentido más hondo, pero siempre sin afectación ni jerga académica.
Lo que sé de Almudena es, como todos los de Rafael Reig, un libro maravillosamente escrito. El tono del relato, la voz del narrador, las historias elegidas, la mayoría con Almudena, algunas sin ella, alrededor del mundo de los escritores, los lectores y los libros a pesar del escepticismo que caracteriza a su autor también parecen atravesadas por el buen talante, la amabilidad y la esperanza en un futuro mejor propias de Almudena Grandes.
La lectura de este libro procura momentos de serena alegría y de reflexión fecunda sobre la vida y la literatura.
Ficha del libro
“Lo que sé de Almudena” de Rafael Reig, Tusquets Editores, 2025