El debate lingüístico en Alicante oscila entre la estadística y el deseo de preservar el valenciano

Polémica moción

PP y Vox esgrimen los datos que hablan de un uso mayoritario del castellano en la ciudad mientras la oposición y diversos colectivos aducen razones históricas y culturales y el riesgo de perder la propia identidad 

Manifestantes concentrados ayer en la plaza del Ayuntamiento en defensa de mantener a Alicante como ciudad valencianoparlante

Manifestantes concentrados ayer en la plaza del Ayuntamiento en defensa de mantener a Alicante como ciudad valencianoparlante 

El pleno del Ayuntamiento de Alicante de ayer, 26 de junio, aprobó ayer instar a las Corts Valencianes a la eliminación del término municipal de Alicante como territorio de predominio lingüístico valenciano y a su inclusión como territorio de predominio lingüístico castellano en la Llei d'Ús i Ensenyament del Valencià de 1983.

No era la primera vez que Vox planteaba esa propuesta en el pleno; ya lo hizo en 2020 y 2022, en ambas ocasiones contó con el apoyo del PP, pero la moción no salió adelante porque el entonces socio de gobierno de Barcala, Ciudadanos, no la respaldó. En 2023, Vox volvió a la carga, pero la primera oportunidad real de que la propuesta prosperara incomodaba a un PP que acababa de alcanzar el poder en la Generalitat y fue capaz de convencer al partido de Abascal de que tuviera la paciencia de esperar a que la Conselleria se ocupara del asunto.

PP y Vox abogan por trasladar a la ley una realidad estadística: la mayoría de los vecinos de la ciudad es castellanohablante

Transcurrido el tiempo, la formación de la ultraderecha ha aprovechado la debilidad de un gobierno municipal obligado a realizar un plan de ajuste financiero para corregir su rumbo económico para imponer algunos mandamientos de su agenda política, que poco o nada tienen que ver con las finanzas. Limitar la presencia del valenciano en la enseñanza escolar es uno de esos objetivos.

Pero, ¿cuáles son los argumentos de unos y otros? Para Carmen Robledillo, portavoz de Vox, y Mari Carmen de España, del PP, que en el pleno realizaron sendas intervenciones más bien breves en defensa de la declaración, se trata de trasladar a la ley una realidad estadística: la mayoría de los vecinos de la ciudad es castellanohablante. Por tanto, dado que el predominio de esa lengua es un hecho, corresponde reconocerlo así legalmente y permitir que los escolares limiten al mínimo legal sus estudios en valenciano si así lo desean.

La oposición levanta carteles por la lengua valenciana en Alicante en el pleno del Ayuntamiento

La oposición levanta carteles por la lengua valenciana en Alicante en el pleno del Ayuntamiento 

EUROPA PRESS / Europa Press

De España argumentó que “el problema está en las imposiciones” y que “no ha habido nunca problemas con la lengua hasta que entró el Botànic en la Comunitat”. La edil popular acusó al gobierno de Ximo Puig de “utilizar el valenciano no para promocionarlo y salvaguardarlo, sino para engordar los bolsillos de las asociaciones catalanistas y pancatalanistas que instalaron durante su gobierno”.

Para Vox, “no se trata de eliminar derechos, sino de corregir un desequilibrio arrastrado durante décadas que no se corresponde con la realidad de las calles, comercios, hogares y entornos laborales de nuestra ciudad”, según su portavoz.

Disminuir aún más el uso del valenciano en Alicante acercaría a la extinción una de sus señas de identidad más características

Quienes se opusieron a la medida y planean, en algún caso, hacerlo en los tribunales una vez aprobada, no discuten esa realidad estadística que, por otra parte, advierte cualquiera que resida en Alicante un tiempo prudencial: en efecto, el castellano es la lengua que se usa de forma mayoritaria en Alicante. ¿Entonces?

La cuestión es que esa realidad, a su juicio, demuestra por una parte que la salud del castellano no peligra en absoluto pese a la supuesta “imposición catalanista” que, según Vox, supone la situación de las últimas décadas. Por contra, los datos muestran la debilidad de una lengua propia que predominó hasta mediado el siglo XX, y que está muy presente en todo aquello que conecta Alicante con su pasado: las fiestas, su propio himno, sus canciones, la toponimia de sus barrios... Es lo que está en peligro lo que más necesidad tiene de ser protegido, y disminuir aún más el uso del valenciano en Alicante acercaría a la extinción local una de sus señas de identidad más características. 

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Soledad Pinilla, de la Associació Cívica per la Normalització del Valencià, intervino ayer en el Pleno para asegurar que la propuesta aprobada es “una agresión directa y frontal a nuestra lengua y a la convivencia que durante décadas ha caracterizado a esta ciudad. No queremos que hablar valenciano sea un acto de resistencia heroica, una excepción, sino que sea vida cotidiana, cultura viva y convivencia real”.

Manuela García, de Acció Cultural del Pais Valencià, considera que “más de 40 años de enseñanza en valenciano han permitido a la ciudadanía tener competencia para entender los dos idiomas oficiales”. Y añadió que “obviar y silenciar a una parte de la población y privarla del derecho de entender y apreciar la lengua histórica de la ciudad y su cultura es una acción innecesaria y hostil”.

Castelló insistió en que Alicante “ha sido históricamente una ciudad valencianohablante desde el año 1296”

Ana Esteve, de la AMPA Enric Valor y profesora de la Universidad de Alicante, explicó que el predominio del valenciano es incuestionable hasta comienzos del siglo XX, y su decadencia se explica por la combinación del gran aumento de población procedente de otras regiones de España -Alicante multiplicó por 6 su censo el siglo pasado- y la represión lingüística ejercida durante la dictadura, pero que la enseñanza del valenciano en Alicante hoy día “no es un elemento de conflicto, por más que algunos tratan de polemizar con esta cuestión”.

En esa línea, el socialista Miguel Castelló acusó a Vox de tener “manía persecutoria al valenciano”, e insistió en que Alicante “ha sido históricamente una ciudad valencianohablante desde el año 1296”. Además de resaltar la paradoja de que ataquen la lengua quienes la utilizan al entonar el himno de la ciudad -”Som fills del poble”- en cada acto solemne y en el mismo salón de plenos donde se produjo la votación.

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