Del “estoy arruinado” al “soy un privilegiado por reabrir”: cara y cruz de los negocios tras la dana

Reconstrucción

El plan de recuperación del gobierno valenciano contempla crear una plataforma web para impulsar el traspaso generacional de negocios, al estilo de otras que ya funcionan en Catalunya, Murcia o La Mancha

Estado en el que quedó tras la riada de octubre en Valencia la fábrica de pavimentos Urbina ubicada en Picanya

Estado en el que quedó tras la riada de octubre en Valencia la fábrica de pavimentos Urbina, ubicada en Picanya junto al barranco del Poyo 

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Cuando María reabrió su clínica de fisioterapia, por fin, en enero, la mayoría de sus clientes acudían para tratarse dolores de espalda provocados por haber hecho algún esfuerzo cargando una pala o retirando escombros, y otros presentaban muchas lesiones por caídas en aquellos primeros días en los que el barro y el lodo lo cubrían todo en Picanya, donde reside y trabaja. Explica que reabrió “pronto” porque tuvo “mucha ayuda”. No se refiere a la económica, que también la hubo, sobre todo cita las manos ajenas que fueron a ayudar a esta madre separada, en circunstancias complejas, a la que el perito también se lo puso “complicado” para estimar su indemnización posterior.

Tuvo que pelearlo, pero reconoce que quien “no tenga un trabajo o alguien donde apoyarse”, no puede permitirse ese lujo. Ahora ha vuelto a poner en marcha su negocio, con el añadido de un préstamo bancario sin interés, y va definiendo poco a poco los servicios que ofrece, entre los que barrunta crear algún grupo de ayuda para dar apoyo a otras personas que lo hayan pasado mal. Como ella. Ahora lo cuenta con distancia, con la calma de haberlo superado, pero  reconoce que “cuando paré y la adrenalina bajó, me vine abajo”.

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La ayuda psicológica, incluso la psiquiátrica cuando hizo falta, facilitaron a María atravesar estos meses difíciles en los que un día limpiaba su casa, y otro su lugar de trabajo. Como ella, Antonio Urbina, también en Picanya, lo ha pasado muy mal. Lo pasa mal, “y estoy algo alterado, para qué lo vamos a negar”. Propietario de Pavimentos Urbina, fábrica de baldosas de terrazo ubicada en la localidad de l’Horta Sud desde 1968, se define como “arruinado”. Su nave, a pie del barranco del Poyo, quedó destrozada y a duras penas ha podido ir limpiándola, cambiando las puertas para evitar robos y ocupaciones y retirando material de la riada.

Explica que en su interior, en 7.000 metros cuadrados de superficie aún embarrada, hay material equivalente al que transportan 200 camiones y tilda su escenario de “desastre” sin que nadie le haya ayudado, “porque a pesar de pedir ayuda, siempre he recibido la callada por respuesta”. Con 62 años, autónomo societario, explica que no tiene derecho a la prestación por desempleo y ni puede reconstruir, ni reactivar la actividad. “Me he quedado sin posibilidades económicas, estoy prácticamente como en la puerta de una iglesia. Me mantengo como puedo”, dice este empresario que se ha apuntado al servicio valenciano de desempleo con la esperanza, débil por cómo habla, de que alguien le llame para trabajar. Hasta ahora, vivía tranquilo con un negocio familiar que daba empleo a otros dos trabajadores, a los que tuvo que despedir en un ERE de fuerza mayor.

Me he quedado sin posibilidades económicas, estoy prácticamente como en la puerta de una iglesia”

Antonio Irbina, afectado de Picanya

El perfil de Antonio, por su edad y situación, no es una excepción en la Comunidad Valenciana, que ha visto como han aumentado los casos tras la dana del pasado octubre. Y es que según los datos del gobierno valenciano, más del 30% del personal autónomo supera los 55 años y hay un elevado porcentaje que tiene dificultades para la sucesión de sus negocios, en particular en talleres, comercios, pequeñas empresas familiares y en las áreas rurales, en muchos de estos casos.

El nuevo gimnasio de Adrián Silva en Alfafar tras la remodelación postdana.

El nuevo gimnasio de Adrián Silva en Alfafar tras la remodelación postdana.

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La edad ha sido importante para Adrián Silva, dice, porque “si no tuviera 48 años no sé si habría trabajado tanto para reabrir el gimnasio”. Lo hizo el pasado 7 de julio, casi 9 meses después de que se inundara hasta casi los dos metros por estar ubicado en una de las arterias principales de Alfafar, por donde se amontonaban los coches y los enseres desplazados de las viviendas aquellas primeras jornadas tras la riada. El suyo, dice, es “un gimnasio de barrio”, en el que lleva trabajando 21 años y de donde pudo escapar porque un vecino le avisó de lo que llegaba.

Estaba muy desmotivado, pero me salvaron los voluntarios, toda esa gente que se solidarizó

Adrián Silva, afectado de Alfafar

Pero tras la estampida del agua, y con todo echado a perder, no tenía ganas de volver a comenzar: “estaba muy desmotivado, pero me salvaron los voluntarios, toda esa gente que se solidarizó”, recuerda. Así volvió a poner esperanzas en su negocio, tiró de ahorros, hizo una campaña de micro mecenazgo con la que recaudó unos 10.000 euros y, finalmente, este verano pudo volver a subir la persiana. Asegura que la gente “ha respondido muy bien”, y cuenta ahora más clientes que los que sumaba antes de la dana, aunque echa de menos que alguna autoridad local entre a saludarle y a darle las gracias “por el esfuerzo tan grande que hacemos los pequeños”.

Un arrojo que muchos otros no pueden asumir y que, a sabiendas, el gobierno valenciano se plantea abordar desde una plataforma de intercambio empresarial similar a otros proyectos que ya funcionan en Catalunya, como el Reempresa; en Castilla-La Mancha o la Región de Murcia. La propuesta de la vicepresidencia segunda y conselleria para la Recuperación Económica y Social es impulsar una plataforma digital pública para impulsar y facilitar el traspaso generacional de negocios en municipios afectados por la dana. 

Más del 30% del personal autónomo en la Comunidad Valenciana supera los 55 años

A través de una web se conectará a titulares de empresas en riesgo de abandono con emprendedores interesados en retomar estos negocios para preservar el tejido económico y valor añadido acumulado en áreas afectadas, una iniciativa recogida en el Plan Endavant de recuperación diseñado por la Vicepresidencia Segunda, que ha constatado como la riada ha afectado “en especial al relevo de pequeños comercios, explotaciones agrarias y negocios familiares” de las zonas dañadas.

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Además de conectar a personas que buscan traspasar sus negocios con quienes tienen interés en emprender, la Generalitat asegura que ofrecerá un “servicio integral” de asesoramiento para facilitar la transferencia de conocimientos y asegurar una “transición efectiva” y que la medida contará con ayudas económicas y subvenciones para incentivar la transmisión y continuidad de las empresas afectadas, que complementarán el régimen fiscal vigente. No se conocen los tiempos de puesta en marcha ni los requisitos de los participantes.

“De cara a acompañar en la transferencia de conocimiento, esta iniciativa incluye un módulo de mentorización, de modo que la persona saliente puede acompañar a la nueva propietaria durante un periodo de transición”, con formación práctica sobre clientes, proveedores y otros aspectos claves del negocio, afirmaba esta semana en un comunicado el director general del Plan de Recuperación y Reconstrucción, Rafael González.

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