La sargento primero Irene Esteban, militar de carrera, lo deja claro desde el primer momento: “Si sabes hacer cosas, pero no eres capaz de hacerlas, de nada sirve”. Esta frase es la columna vertebral de los cursos de defensa personal femenina que imparte, donde el objetivo no es aprender a pelear, sino algo mucho más vital y realista: aprender a utilizar la poca fuerza que se tenga para hacer daño, liberarse de la amenaza y sobrevivir.
La semilla de este proyecto, bautizado como Instinta, se plantó hace 22 años con una experiencia traumática. Irene, a pesar de ser militar y tener conocimientos de artes marciales, sufrió una agresión sexual por parte de un traumatólogo. “Me quedé bloqueada. Y durante mucho tiempo me afectó”, confiesa. Su preparación física no fue suficiente aquel día porque nadie le había enseñado a prepararse mentalmente para reaccionar.

Irene Esteban durante una de sus clases
Con los años, al encontrarse con mujeres que habían vivido situaciones similares, comenzó a especializarse en defensa personal femenina. “Me di cuenta de que la creencia de la sociedad es que, por ser mujer, no vas a poder. Vienen con una sensación de impotencia, preguntándome ‘¿y si me quieren violar?’. Mi misión es romper esa barrera”. Su enfoque es crudamente realista. “No vendo humo. Soy realista. Te voy a enseñar con la poca fuerza que tienes a poder hacer daño para salir corriendo, no a pelear”.
Me di cuenta de que la creencia de la sociedad es que, por ser mujer, no vas a poder. Vienen con una sensación de impotencia, preguntándome ‘¿y si me quieren violar?’
El evento formativo que imparte, como el del próximo 25 de octubre junto al Club de Muay Thai El Niño, es un intensivo de cuatro horas que va mucho más allá del golpeo. Se trata de un curso que profundiza en tres pilares esenciales. El primero y más importante es trabajar la mentalidad y la concienciación. “Desgraciadamente es una realidad, y a los números me remito. A los hombres también los agreden, pero las mujeres sufrimos violencia machista específica. La mujer debe ser consciente de que las cosas pasan: en una consulta, en el trabajo, en un parking. Y que si pasan, no nos tenemos que callar, lo tenemos que contar y apoyarnos, no juzgarnos”.

Irene Esteban enseñando defensa personal
Irene relata con detalle lo que le pasó a ella para normalizar el hablar de ello. Tras la teoría, se analizan las agresiones que suelen sufrir las mujeres con dinámicas para interiorizar las respuestas. La última parte consiste en ponerlo todo en práctica bajo presión, simulando diversas situaciones reales para que las alumnas experimenten y superen el bloqueo inicial.
Un concepto clave en su enseñanza es reconectar con el instinto de supervivencia. El nombre de su proyecto, Instinta, nació precisamente para eso. “Para escucharnos más. Las mujeres solemos ignorar las señales. Hay que estar más conectada con mi instinto, hacerles ver esas sensaciones de que algo no nos gusta”. Esta reconexión empieza con el lenguaje corporal, basándose en estudios que indican que un agresor elige a su víctima en apenas siete segundos. “¿Qué le transmites? Los agresores buscan a alguien distraído, con cascos, ensimismado. Frente a otra que va segura, con mirada firme y consciente de su entorno”.
Por ello, su curso incluye medidas de prevención concretas y aplicables al día a día: cómo colocarse en un ascensor, qué hacer si se siente que alguien las sigue en un parking, cómo actuar al subir a un taxi o la eficacia de herramientas como el spray de defensa personal, todo ello usando movimientos sencillos de Krav Maga adaptados. Su sistema está diseñado para ser inclusivo, para todo tipo de mujeres, sin importar la edad o la forma física, desde niñas de 10 años hasta mujeres de 70.

Irene esteban formando mujeres en defensa personal
La historia de la Sargento Esteban es el hilo conductor de un relato de empoderamiento. “Yo era militar y me pasó. Ahora, con el conocimiento que tengo, hubiera sabido reaccionar. Hubiera estado en alerta”. Su testimonio es el fuelle que aviva su determinación para enseñar que no se trata de vivir con miedo, sino de vivir preparadas, con la mente tan entrenada como para que el instinto, por fin, hable más alto que el miedo.

Actividad para defensa personal de mujeres