Las historias de vida se transmiten de generación en generación, y la de Coco Díaz no es la excepción. Esta madrileña de 27 años decidió cumplir el sueño de su abuelo. “Vine a Australia por un sueño que mi abuelo no pudo cumplir: cuando era joven, le ofrecieron venir con una empresa tecnológica, pero tuvo que rechazarlo por temas familiares”, cuenta en una entrevista para La Vanguardia. Coco quería rendir homenaje a lo que su abuelo no pudo hacer y, al mismo tiempo, perseguir su propio sueño.
Australia comenzó a aparecer cada vez más en sus pensamientos y conversaciones. Una vez terminó la carrera de enfermería, la idea de mudarse allí y comenzar una nueva vida se volvió constante. “Aunque requerían varios años de experiencia, desde mi primer trabajo mi objetivo era acumular horas para poder irme”, explica. Su objetivo estaba claro: una vez que cumplió los requisitos y se sintió preparada, decidió dar el salto.
“Vine sin mucho inglés, pero me preparé por mi cuenta mientras trabajaba con la visa Work and Holiday, primero en un restaurante y luego como support worker y niñera. Trabajos así ayudan a aprender el idioma y a adaptarse mejor a la cultura local. Todos los trabajos aquí, comparados con España, son más ligeros”, confiesa.
Coco Díaz junto a su abuelo Eduardo Díaz
Coco no se mudó sola: “Me mudé a Melbourne con mis gatos, lo que implicó mucho papeleo, al menos un año antes, y un gasto considerable, unos 5-6 mil euros por gato. Sí, podría haberme comprado un coche, pero tenía responsabilidades mayores”, cuenta entre risas. Además, su pareja también se unió al plan; él es barbero y la situación para su profesión en Australia es muy buena.
Estilo de vida y economía
“El estilo de vida es más relajado: la gente es bastante despreocupada en casi todos los sentidos. Echo de menos nuestra cultura más acogedora. Los aussies son abiertos una vez que tienes confianza, pero su humor es diferente: sarcástico y un poco forzado. Esperan que respondas siempre con un tono alegre, o pueden percibirlo como rude”, comenta Coco.
En cuanto al balance económico, sigue siendo más favorable que en España, aunque los precios suben rápido y los salarios empiezan a estancarse. “Muchos vienen solo para ahorrar y volver, pero mi plan siempre ha sido quedarme”, explica. Su sueldo ronda entre 5 y 7 mil dólares australianos según extras. Pese a ello, ahorra menos que podría: unos 2 mil dólares al mes (aproximadamente 1.000 euros), mientras que en España ahorraba unos 500. “Eso sí, vivo en un piso precioso y me doy mis caprichos: comida, decoración, mantenimiento de los gatos, mini viajes…”, añade.
Experiencia profesional
Coco trabaja como enfermera en dos hospitales: recientemente dejó Cabrini (privado) para empezar en Royal Women’s Hospital (público), y sigue en Epworth (privado). En menos de tres meses le ofrecieron estar a cargo de una unidad. “Se nota que en España nuestra formación es muy completa: aprendemos de todo en la carrera. Aquí, en cambio, aprenden lo básico y luego se especializan con cursos. Además, mi máster en emergencias y el postgrado en neonatología me ayudaron mucho, porque aquí los títulos son clave para acceder a trabajos más profesionales. Los masters y postgrados son muy caros, así que recomiendo a las enfermeras que quieran venirse que saquen el máximo en España para llegar con un buen currículum”.
Coco en Australia
Los hospitales australianos están más organizados, con protocolos claros y personal especializado para cada tarea. “En España hacemos casi de todo, aunque contamos con auxiliares; aquí, aunque muchas veces no hay auxiliares, sí hay equipos especializados para cada función. Por ejemplo, en neonatología hay personal específico para sacar sangre, pruebas auditivas o consultas de lactancia. Esto hace que el ratio paciente-enfermera sea mucho más manejable”.
Sobre el sacrificio y la adaptación de Coco
“No todo el mundo está preparado para estar tan lejos de casa. Siempre es duro dejar costumbres y lo que conoces, pero si el objetivo es mejorar en algún aspecto, merece la pena sacrificar algunas cosas. Se echa de menos a la familia y amigos, pero decidí priorizar un futuro mejor para mí”, afirma Coco. También advierte que mucha gente viene solo para hacer dinero, y aunque todavía se puede, la situación podría cambiar. “Hace unas semanas hubo manifestaciones en todo el país contra la inmigración. Por eso, el sacrificio y papeleo para ejercer profesionalmente aquí lo recomiendo más a quienes quieran quedarse a largo plazo.
Si tu plan es ir solo un par de años, no sé si compensa ser enfermera, porque se puede coger mala reputación si dejas trabajos al moverte mucho. Para trabajar como casual, primero te pedirán experiencia y referencias de hospitales australianos”. “Si es tu pasión, siempre merece la pena, pero cada uno debe valorar lo que quiere sacrificar. El primer año, en particular, implica renunciar a muchas cosas y trabajar duro para que todo cuadre”, concluye.

