Helena Seijo, 24 años, residente en Madrid: “No puede ser que el alquiler de un piso pequeño cueste lo mismo que un sueldo. Los jóvenes intentamos acceder a una vivienda, pero no está nada fácil”

Alquileres

“La cultura de compartir piso se ha normalizado, pero no debería ser algo permanente. Puede funcionar durante una etapa, pero no tendría que ser la única forma posible de vivir fuera de casa de tus padres”, cuenta Helena

Helena Seijo, 24 años, residente en Madrid

Helena Seijo, 24 años, residente en Madrid

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“Por mucho que trabajes, es casi imposible vivir solo sin sentir que vas al límite cada mes”, cuenta Helena Seijo, de 24 años y residente en Madrid. Licenciada en Traducción e Interpretación, con un máster en Fashion & Brand Communication y otro en enseñanza de inglés, trabaja actualmente como dependienta en una joyería de la ciudad. Es una realidad: los precios de los alquileres en nuestro país son cada vez más difíciles de asumir mientras se mantiene una vida cómoda con los sueldos actuales.

La juventud, en este momento vital, se enfrenta a grandes desafíos: encontrar trabajo con poca experiencia, acceder a empleos con salarios dignos y poder independizarse de forma autónoma, sin la ayuda de familiares. Cada vez más, independizarse se convierte en un objetivo lejano para muchos, que piensan en alargar su estancia en casa de sus padres hasta edades que en el pasado habrían resultado impensables.

“Queremos independizarnos, trabajar y aportar, pero necesitamos que se nos dé un poco de margen para poder hacerlo”, afirma Seijo en una entrevista para La Vanguardia. Su testimonio pone de manifiesto la frustración de muchos jóvenes, que se enfrentan a alquileres elevados que dificultan mantener una vida digna sin sentir que cada mes llegan al límite, además de las complicaciones para encontrar un empleo acorde a su formación. Cada vez más, perciben la situación como insostenible.

¿Cuál cree que es el principal obstáculo para que los jóvenes puedan independizarse hoy en día?

Diría que el mayor obstáculo es, sin duda, el tema económico. Hoy en día es muy complicado encontrar un piso asequible. Los precios de alquiler están por las nubes y los sueldos, en comparación, se quedan muy cortos. Al final, trabajar ya no garantiza poder vivir solo, y eso frustra bastante. Además, muchos jóvenes tenemos trabajos temporales o con sueldos bajos, lo que hace casi imposible ahorrar o planificar a largo plazo. A eso se suma que, cada vez, todo es más caro. Los gastos del hogar, la comida, el transporte… hacen que incluso salir a tomar algo con tus amigos se plantee como un esfuerzo o una “ocasión especial”.

Menciona que los precios del alquiler son muy altos; ¿qué cambios le gustaría ver en el mercado inmobiliario para que fuera más accesible para los jóvenes?

Me gustaría que se regularan mejor los precios del alquiler, sobre todo en las zonas donde es casi imposible encontrar algo a un precio razonable. No puede ser que un piso pequeño cueste lo mismo que un sueldo entero. También estaría bien que hubiera más vivienda pública o de protección oficial pensada para jóvenes, no solo para familias o casos extremos. 

Otro cambio importante sería facilitar el acceso a ayudas para el alquiler, porque muchas veces existen, pero son difíciles de conseguir o tardan tanto en llegar que ya no sirven. En resumen, hace falta una política de vivienda más realista y adaptada a nuestra generación. Queremos independizarnos, trabajar y aportar, pero necesitamos que se nos dé un poco de margen para poder hacerlo.

¿Cree que el nivel salarial actual permite a los jóvenes desarrollar su vida con independencia y estabilidad?

Sinceramente, creo que los salarios deberían ajustarse al nivel real del coste de vida, porque ahora mismo no hay equilibrio. Todo sube, la vivienda, la comida, el transporte, pero los sueldos siguen prácticamente congelados. Así, por mucho que trabajes, es casi imposible poder vivir solo sin sentir que vas al límite cada mes. Además, buscar trabajo se ha vuelto asfixiante. La mayoría de empresas que ofrecen puestos, al menos en mi ámbito, solo quieren becarios a los que ni siquiera pagan; y para los pocos puestos que sí ofrecen sueldo te piden años de experiencia, aunque acabes de salir de la universidad.

Al final entras en un bucle: no te contratan porque no tienes experiencia, pero no puedes conseguir experiencia porque no te contratan. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Intentamos avanzar y acceder a una vivienda y un sueldo digno, pero no está nada fácil.

Skyline Madrid

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Y lo peor es que ya ni siquiera la formación garantiza nada. Puedes tener idiomas, másteres o incluso experiencia en el extranjero, pero eso ya no abre tantas puertas como antes. Simplemente, no hay oportunidades reales. Por eso es tan importante que se revisen los sueldos y las condiciones laborales: no se trata solo de ganar más, sino de poder vivir con dignidad y tener un futuro que valga la pena construir.

En su experiencia menciona los costes del día a día como la luz, el agua, el transporte, la alimentación… ¿Cómo afectan estos a la percepción de independencia económica y a la capacidad de ahorro?

Muchísimo. Para ponerlo en perspectiva, imagina un sueldo medio de unos 1.200 € al mes, por ejemplo, y que vives en Madrid Centro. Solo el alquiler de una habitación se te lleva entre 500 y 600 €. Luego vienen los gastos de luz, agua, gas, internet, transporte, comida… y ni hablemos de reservar un mínimo para ocio, que todo ser humano debería tener para mantener una cierta “calidad de vida”. Cuando haces cuentas, te das cuenta de que es prácticamente imposible ahorrar. Incluso aunque vivas de manera muy austera, los números no cuadran. 

Esa presión constante afecta la sensación de independencia: no es solo tener tu propio techo, sino poder planificar, ahorrar y disfrutar sin estrés constante. Al final, vivir solo debería ser un paso hacia la libertad, pero muchas veces se convierte en una carrera de malabares para llegar a fin de mes, y eso frustra bastante a muchos jóvenes.

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¿Qué tipo de medidas cree que podrían ayudar a los jóvenes a independizarse y acceder a una vivienda en condiciones justas?

Se deberían buscar incentivos reales para que alquilar a jóvenes sea algo positivo para ambas partes. Por ejemplo, cuando terminé la carrera, me fui un año a Francia para vivir mi primera experiencia “trabajando” fuera, y allí vi un modelo que me pareció muy interesante. Había residencias con apartamentos unipersonales totalmente equipados, pensadas específicamente para jóvenes trabajadores. 

Yo misma viví en una de ellas. No es la solución ideal a largo plazo, pero al menos te permite ahorrar un poco y prepararte para poder acceder a una vivienda en condiciones más adelante. Creo que iniciativas así serían muy útiles aquí. Faltan espacios intermedios entre vivir con tus padres y asumir un alquiler imposible. Si apoyara ese tipo de modelos, muchos jóvenes podríamos dar el paso hacia la independencia sin sentir que estamos arriesgando una estabilidad económica a la que ni siquiera hemos podido acceder todavía.

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