Maku Moreno creció entre fogones y los platos que hace siempre tienen una gran historia detrás. Del mismo modo, todas y cada una de las recetas que prepara están hechas con mucho amor y cargadas de recuerdos de su vida. A sus 68 años se siente más vital que nunca y se mueve por la cocina igual que cuando era más joven. Pero lo que sorprende a muchos no es su destreza a la hora de elaborar los platos, sino su estilo de vida: Moreno es vegana. Comenzó siendo vegetariana a los 22 años y, más adelante, dio el paso a ser vegana. “Sabía que se podía vivir en este planeta sin dañar a ningún ser”, confiesa para Guayana Guardian.
Las raíces de Moreno son gallegas, y eso se nota en su estilo y en sus recetas. Creció rodeada de mujeres que, según cuenta, eran unas auténticas cocinillas con un talento natural para crear. Ella, de niña, revoltosa y siempre en movimiento, jugaba y corría alrededor de los mayores. De alguna manera, siempre terminaba de cocina en cocina, picoteando y escuchando los mejores trucos. “Por aquel entonces la gente se juntaba mucho en las casas y como yo comía bien, me llamaban para probar los platos. Eso les gustaba mucho”, confiesa entre risas.
Pero más allá de su pasión por la comida, había un sentimiento curioso. Moreno tenía una conexión especial con lo vegetal y la naturaleza. A los 22 años se produjo un cambio en su vida que venía intuyendo desde hacía tiempo. “Quería prestar atención a mi alimentación y todo cambió”, recuerda orgullosa. Moreno tomó una decisión importante cuando en aquel momento a penas existía información sobre el tema y la cual cogió por sorpresa a su familia. “Mi madre, que era del 1926, y mi hermano, fliparon. De un día para otro les dije que no comería más animales. Algunos pensaron que sería una etapa o una moda pasajera, pero no fue así”, añade.
Una receta de Maku Moreno
Moreno vivía en una aldea de Vigo, donde construyó una casa con huerto propio junto a su pareja. Poco a poco comenzaron a llegar sus primeros hijos, hasta ocho, y no dudó en criarlos con el mismo estilo de alimentación que había seguido ella hasta el momento. Los tuvo a todos muy seguidos, desde el 1982 hasta el 1993, con embarazos muy sanos y en casa. “Todos mis embarazos fueron vegetarianos, luego hice la lactancia, y empecé con la alimentación complementaria; como cada mes se introduce un alimento nuevo, yo siempre les preparé comida vegetariana, y así se criaron”, explica.
Me preocupaba que en la adolescencia mis hijos quisieran probar otra cosa, pero no fue así. El hecho de explicarles realmente lo que están comiendo, hace que esas ideas se queden en ellos
“Busqué todo tipo de información en revistas y me formé por iniciativa propia. También lo comentaba todo con matronas y pediatras para que crecieran sanos”, recuerda con nostalgia. Además, confiesa: “Ver que crecían tan sanos me daba mucho sustento”. A pesar de que recuerda la crianza de sus hijos como una de las etapas más bonitas de su vida, también fue dura. “Teníamos muchos niños pequeños, trabajábamos desde casa en nuestro taller de cerámica y cultivábamos nuestra comida”, explica. Pero Moreno no se arrepiente de nada y destaca la suerte que tuvo de poder estar siempre cerca de ellos.
Con el tiempo, sus hijos fueron creciendo y las dudas y los miedos comenzaron a apoderarse de Moreno: “Me preocupaba que en la adolescencia quisieran probar otra cosa, pero no fue así. La sensibilidad de los niños, y el hecho de explicarles realmente lo que están comiendo, hace que esas ideas se queden en ellos. No se trata de obligar, porque llega un momento en que ellos eligen y deciden si seguir por ese camino, y mis hijos, indudablemente, lo hicieron”, cuenta. En la actualidad, algunos de ellos siguen siéndolo. “Cuando conocí a mis yernos, la mayoría de los cuales ahora también son vegetarianos, no lo eran. Pero empezaron a probar mi comida y, la verdad, les encantó. Ahora incluso la preparan ellos mismos en casa”, añade. Además, su pareja, que tiene 75 años, siempre ha estado a su lado en todo: “Nos queremos y nos apoyamos desde toda la vida”.
Gracias a la gran conexión de Moreno con su familia, ha podido crecer y llevar a cabo todos sus proyectos personales, ya que siempre se ha sentido apoyada. De hecho, una de sus hijas fue quien le sugirió abrir una cuenta de Instagram para compartir sus recetas veganas. “Todas mis hijas están pendientes y me ayudan a grabar y a montar los vídeos”, confiesa ilusionada. Y así, compartiendo contenido casi a diario, ha llegado a conseguir miles de seguidores en su cuenta @makumorenoo y su comunidad es de más de 14.000 personas.
Maku Moreno junto a su familia
“Ahí es donde conecto con mi historia, mis raíces y mis recuerdos de niña. Poder compartirlo y llegar a tanta gente es muy ilusionante. Casi no recibo insultos y la gente que me sigue es muy amable”, aclara. En esta cuenta comparte lo que cocina en casa y los platos que prepara cuando se junta toda la familia. “Que tanta gente se sienta inspirada… para mí es un verdadero regalo”, revela. Pero Moreno no solo utiliza sus redes sociales para publicar recetas, sino que las usa también de altavoz y desmentir mitos: “Ser vegano no es caro ni difícil. Tenemos verduras, legumbres, cereales o fruta. Con eso tienes proteínas, vitaminas y todo lo que necesitas”.
No hay dónde buscar ni dónde escarbar. Estoy sana, tanto física como mentalmente, y nunca me he sentido más viva y más vital
Gracias a su presencia en redes sociales, ha podido dar a conocer su historia y se le han abierto muchas puertas en relación con el mundo de la cocina. “Pegué un salto en redes muy grande porque empecé con muy poquitos seguidores y ahora son muchos. Me gusta compartir cosas interesantes como apoyar a mis amigas que tienen un comercio local o las mujeres que venden sus productos en la feria”, cuenta. En la actualidad, es embajadora de una marca gallega llamada Vanetta. Además, tuvo la oportunidad de realizar su primer showcooking en una feria vegana delante de 100 personas. “Que me invitaran a cocinar en mi propia ciudad, donde he pasado tantos años, me pareció algo muy bonito. A la gente le encantó”, confiesa.
Maku Moreno en su primer Showcooking
Moreno se siente orgullosa de todo lo que ha vivido y de su estilo de vida. “Demostré que sí se podía vivir así, que se podía estar sano. Hoy, con 68 años, tengo a mi médica de cabecera y a mi enfermera, que están encantadas y me apoyan muchísimo. Simplemente me dicen: ‘Hazte una analítica al año’. Y me sale perfecta, todo por encima de lo normal, sin ningún problema. No hay dónde buscar ni dónde escarbar. Estoy sana, tanto física como mentalmente, y nunca me he sentido más viva y más vital”, concluye.



