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“Trabajamos en el bar 16 horas diarias y, aunque sean muchas, es la gran suerte de nuestra vida”: de amigos de la infancia a fundar el bar que triunfa con su tortilla en Barcelona

Bar Bocata

El proyecto gastronómico impulsado por Quim Crespo, Oriol Fernández y el chef Lucas Urmeneta suma un segundo local dos años después de su debut en Barcelona

Lucas Urmeneta, Quim Crespo y Oriol Fernández

Lucas Urmeneta, Quim Crespo y Oriol Fernández

Si hasta ahora hacer una reserva en el Bar Bocata era complicado debido a su alta demanda diaria, en 2026 los comensales tendrán el doble de posibilidades de conseguirlo o, quizá, un reto doble para lograr una mesa. La taberna de moda de Barcelona entre la generación Z, nacida del sueño de dos amigos de Banyoles, Quim Crespo y Oriol Fernández, con el chef Lucas Urmeneta a los fogones, abre un segundo local apenas dos años después de la inauguración del primero, ubicado en el número 86 de la Travessera de Gràcia.

El anuncio oficial lo hicieron junto a amigos y familiares durante una reciente cena de Navidad, en la que las tarjetas que repartieron anunciaban que la familia se ampliaría el próximo 7 de enero. Precisamente, el espíritu de comunidad y los vínculos personales son una de las señas de identidad del local. Sus creadores tienen muy claro que, para destacar en una gran ciudad, no basta solo con ofrecer buena comida: también es clave atraer a vecinos y personas que compartan los mismos valores.

Desde Guyana Guardian hablamos con Quim Crespo para conocer las claves del éxito de un bar donde los macarrones no son solo un primer plato del menú infantil, sino la auténtica estrella de la carta y la razón por la que abren los siete días de la semana.

La barra de Bar Bocata
La barra de Bar BocataCedida

¿Cómo surgió la idea de abrir un bar?

Oriol y yo somos de Banyoles y nos conocemos desde los tres años; ahora tenemos 34. El proyecto nace porque queríamos crear un espacio donde las personas pudieran reunirse, conversar y compartir inquietudes. Desde siempre queríamos emprender y tener independencia laboral: marcar nuestro propio horario, nuestras metas y ser dueños de nuestro tiempo y de nuestro trabajo. Más tarde conocimos a Lucas, nuestro cocinero, y entre los tres dimos forma a Bar Bocata.

¿Por qué “Bar Bocata” si se sirven más platos?

Teníamos muchísimas dudas y opciones hasta que un amigo, Quique Barro, nos dijo de llamarlo así, “con llaneza y sin pretensiones”. La idea nos gustó mucho porque desde el principio queríamos recuperar el ambiente y el espíritu de los bares que tenía antes Barcelona y que ahora quizá solo se conserva en Madrid. El proyecto encajaba perfectamente con esa visión.

Ahorramos 150.000 euros durante 10 años para abrir el bar. Desde siempre queríamos emprender y tener independencia laboral

Quim Crespo

Propietario del Bar Bocata

¿Creéis que habéis conseguido generar la esencia que buscabais?

Sin duda. El bar es casi como un ateneo: un espacio donde se junta gente de distinta índole y comparte inquietudes. Más allá de disfrutar de una buena comida, es un caldo en el que conviven personas de diferentes edades, profesiones e intereses. Tener un bar o un restaurante te pone en una posición muy especial: puede venir la persona más importante de Cataluña y, sentada a tu mesa, se coloca al mismo nivel que tú.

Tortilla de patatas de Bar Bocata
Tortilla de patatas de Bar BocataCedida

¿Cómo afrontasteis el inicio del proyecto desde el punto de vista financiero?

Llevábamos ahorrando unos diez años con la idea de montar algo propio. Al final, el proyecto tuvo un coste aproximado de 350.000 euros. De esa cantidad, Oriol y yo aportamos unos 150.000 euros de capital, aproximadamente el 50 %. Recuerdo que en el primer local íbamos muy justos; hasta para comprar una bombilla dudábamos entre una u otra. Lo tiramos todo abajo y lo hicimos desde cero: la maquinaria, el equipamiento y muchos materiales eran low cost. Aun así, muchas veces el ingenio y la originalidad pueden suplir al dinero.

¿Qué tipo de clientes comen en el Bar Bocata?

Tenemos un público muy variado: desde gente del barrio, personas que trabajan por la zona en oficinas, hasta un ambiente más joven por la noche, con público que se desplaza desde distintos puntos de la ciudad para venir.

El bar es casi como un ateneo: un espacio donde se junta gente de distinta índole y comparte inquietudes

Quim Crespo

Propietario del Bar Bocata

¿Tenéis comensales extranjeros?

La mayoría de nuestros clientes es gente de aquí, gente local, y esa siempre ha sido la idea. Podríamos tener un ticket medio de 40 euros, atraer a más turistas y seguramente funcionaría mejor a nivel económico, pero no es lo que queremos. Obviamente, si vienen turistas no hay ningún problema; de hecho, alrededor de un 10 % de nuestros clientes son extranjeros, y también aportan su parte. Barcelona es una ciudad internacional y eso es fantástico.

Los macarrones son uno de los platos estrella en Bar Bocata
Los macarrones son uno de los platos estrella en Bar BocataCedida

También os declaráis fans del Barça…

Sí, aquí viene gente muy culé porque somos del Barça. Han venido jugadores, el entrenador del equipo femenino, directivos, socios. De hecho, hemos montado una peña llamada Casa Blaugrana y mi sueño dentro de diez años es ser presidente del Barça, Laporta ya lo sabe.

¿Qué jugadores del Barça han pasado por el bar?

Han venido Gavi, Pedri, Araújo y Fermín, por ejemplo. Lamine Yamal aún no. Cuando vienen les hacemos ternera con setas, chuletón… a veces les preparamos algo especial.

Cuando vienen los jugadores del Barça como Gavi, Pedri, Araújo o Fermín les hacemos ternera con setas o chuletón

Quim Crespo

Propietario del Bar Bocata

¿Qué productos son los que más triunfan?

Te diría que la tortilla de patatas, los macarrones, los canelones, el bocadillo de butifarra y las gildas. Todos los productos son de proximidad: los compramos en el barrio de Gràcia, y las butifarras son de Banyoles, de Dos Erres (2R), una marca de unos amigos de hace muchos años.

¿Cuál es la clave del éxito de vuestra tortilla de patatas?

Nos inspiramos en un local que se llama Cañadío, en Santander, donde sirven una tortilla más bien jugosa. El secreto está en la patata: tiene que estar bien tratada y dorada con cariño. Después hay que ajustar bien las cantidades de huevo para que quede jugosa y controlar el fuego. Eso sería, a grandes rasgos, lo más importante.

Podríamos tener un ticket medio de 40 euros y atraer a más turistas, pero no es lo que queremos

Quim Crespo

Propietario del Bar Bocata

¿Y el secreto de vuestros macarrones?

Muchas veces, las grandes cosas están en lo sencillo. En el caso de los macarrones, añadimos carne de butifarra blanca y butifarra negra. Llevan brandy, vino y caldo de ave, y Lucas también les añade un toque de vinagre y pimienta. Tal ha sido el éxito que, al principio, solo preparábamos los macarrones los lunes y para reservas de grupos. Sin embargo, debido a la alta demanda, decidimos abrir también los domingos —el único día que antes cerrábamos— para ofrecer un menú en el que solo se sirven gildas, macarrones y, de postre, coca de Sant Joan con chocolate. Y es todo un éxito.

Trabajamos 16 horas diarias, aunque sin duda, es la mayor suerte de nuestra vida

Quim Crespo

Propietario del Bar Bocata

¿Por qué decidisteis apostar por una cocina abierta detrás de la barra?

Es una forma de divertirse dentro del local. Como la televisión o el fuego, tiene ese punto hipnótico que capta tu atención. Si vas con alguien y no tienes mucho que decir, siempre hay algo que observar. Lo teníamos claro: una cocina abierta le da más valor al local, porque mientras comes puedes ver cómo se prepara lo que vas a probar. Además, transmite higiene y seguridad. Es una cocina muy transparente y honesta.

¿Cómo es el día a día al frente de un bar?

Al final estás en todo. No solo en la comida y en el cliente, sino también con el equipo, con todas las cosas que implica mover la marca, los eventos… Quim y Oriol estamos ahí unas 16 horas diarias. Es prácticamente todo el día, salvo el rato que dedicamos a hacer deporte, que intentamos hacerlo cada día. Aunque sean muchas horas lo disfrutamos mucho y somos muy conscientes de la suerte que hemos tenido en estos últimos años. Es, sin duda, la mayor suerte de nuestra vida.

Tener un bar te pone en una posición muy especial: puede venir la persona más importante y, sentada a tu mesa,
se coloca al mismo nivel que tú

Quim Crespo

Propietario del Bar Bocata

¿Qué es lo más duro de llevar la gestión de un restaurante?

Como en cualquier empresa, lo más difícil es la gestión humana: las relaciones entre las personas y lograr que todo el mundo esté a gusto. A veces, con algunas personas eres injusto y merecerían más; en cambio, con otras eres demasiado justo y también te equivocas. Eso ocurre en todos los trabajos cuando se comparten tantas horas con tanta gente. Mantener esa armonía es complejo. Por suerte, tenemos un equipo fantástico. Pero, para quien gestiona, lo más complicado es liderar: escuchar a la gente y mantenerla motivada y conectada.

Plato del Bar Bocata
Plato del Bar BocataCedida

¿Y lo más agradecido?

Sin duda, los clientes. Y también la gente cercana que te rodea y te felicita. Eso le da mucho valor a todo: las gracias de alguien que ha comido bien, la gente que repite, los que vienen día tras día. Eso es lo más agradecido. Hemos hecho muchos amigos, el bar se ha convertido en nuestra vida. También somos conscientes de que es un momento vital único, porque no volverá a repetirse igual. Ahora, con el segundo local, te desvinculas un poco del primero: tienes que estar entre los dos, delegar más y ya no puedes estar 16 horas al día en el mismo sitio.

¿Os esperabais el éxito que habéis tenido?

La verdad es que no. Han salido muchas cosas bien: la comida funciona, el ambiente es acogedor, la gente se siente a gusto, el espacio tiene encanto y la ubicación es buena. Pero, sobre todo, creo que la clave ha sido hacer las cosas con cariño, pensando en las personas, entender qué quiere la gente y tratar de ofrecérselo. Y eso sirve para este sector y para cualquiera.

¿Qué platos se van a servir en el próximo Bar Bocata?

La carta será completamente distinta, pero siguiendo la misma idea gastronómica y siendo fieles a nuestros valores y a nuestra forma de entender la cocina. Los cuatro o cinco platos que más pide la gente —los imprescindibles de la casa— se quedarán. A partir de ahí, añadiremos entre 15 y 20 platos nuevos.

¿Dónde se encontrará?

Estaremos en Diagonal con la calle Girona, que es peatonal. Lo que nos gusta del local es que está en esquina y es de una sola planta. Tiene una fachada muy amplia, entra luz natural y cuenta con terraza. La cocina también será abierta, mucho más centrada dentro del espacio. También le hemos puesto mucho cariño en la decoración. Para mí, es más bonito que el primero, pero sin pretensiones, sin querer aparentar, siendo llano y humano.

Anna Calpe Garcia

Anna Calpe Garcia

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Periodista en el equipo de Audiencias de Guyana Guardian. Antes, en el equipo de Redes Sociales. Graduada en Periodismo y Comunicación Corporativa por la Universidad Ramon Llull.