Hace 20 años del estreno de la película Secretos compartidos, aunque su trama parece no envejecer. Dirigida por Ben Younger, esta comedia romántica reflexiona sobre la complejidad de las relaciones, especialmente aquellas en las que existe una diferencia de edad destacable entre sus integrantes.
El filme narra la historia de Rafi Gardet (interpretada por Uma Thurman), una mujer recién divorciada de 37 años de Nueva York, que decide asistir a terapia para sanar sus heridas y darle una segunda oportunidad al amor tras el fracaso de su última relación. Su psicóloga, Liza Metzger (interpretada por Meryl Streep), se encuentra en un dilema profesional cuando descubre en una de sus sesiones que la nueva ilusión de Rafi es su hijo, David (interpretado por Bryan Greenberg), de 23 años, con quien tiene una relación complicada. La diferencia de edad entre ambos y sus distintas metas en la vida harán que la pareja se vea en una situación en la que descubrirán que el quererse no siempre es suficiente para garantizar la estabilidad y la proyección de futuro en una relación. Liza Metzger, el personaje interpretado Meryl Streep, deja algunas valiosas lecciones para reflexionar sobre el amor y las relaciones.

Dirigida por Ben Younger, esta comedia romántica reflexiona sobre la complejidad de las relaciones
La diferencia de edad no siempre es un problema
Al inicio de la película Rafi explica a Liza que se siente con dudas acerca de la edad de David, puesto que es 14 años más jóven que ella. Liza le anima a que deje atrás los prejuicios y explore si lo que siente hacia él es real. A pesar de que la psicóloga acepta la relación, advierte a su hijo de que la edad puede ser un obstáculo si se tienen objetivos vitales distintos. Por ejemplo, Rafi quiere ser madre y él aún es demasiado joven para plantearse la paternidad. “No es que no me guste ella, pero está en una etapa completamente distinta de la vida. ¡Esto no tiene sentido!”, reflexiona Liza en una de las escenas.
Los valores culturales y religiosos pueden influir, pero no deben de ser determinantes
Rafi no es judía y eso choca con las expectativas que tenía Liza para su hijo. Sin embargo, la psicóloga reconoce que el amor trasciende cualquier cultura y religión, y por tanto, estas no deben de ser un factor determinante a la hora de conocer a alguien.

La psicóloga reconoce que el amor trasciende cualquier cultura o religión, y estas no deben de ser un factor determinante a la hora de conocer a alguien
El amor no es siempre suficiente
Sin lugar a dudas es una de las lecciones más importantes de la película. Liza explica a su hijo y a Rafi que el amor no es siempre suficiente en una relación. “No cuando hablas de matrimonio, hijos y cuentas corrientes conjuntas. Una relación significa trabajo, los hijos significan trabajo y no digo que el amor no sea importante, pero no es suficiente”. La psicóloga hace reflexionar a los espectadores que algunos factores como el dinero, la ambición laboral, la familia y el estilo de vida juegan un papel esencial en la compatibilidad y el futuro de la relación.
Cuando la ética profesional se enfrenta con tu familia
Como psicóloga, Liza se enfrenta a una situación tensa cuando se entera que la pareja de Rafi es su hijo. Durante la película debe decidir si aconsejar a su paciente cómo terapeuta o cómo madre para proteger a su hijo. Es un gran ejemplo de que aunque intentemos separar lo profesional de lo personal, hay veces en que las situaciones nos sobrepasan y debemos saber muy bien cuál es nuestro papel.
A través de la psicóloga, la película muestra cómo las relaciones son complejas y deben trabajarse desde la confianza y la comunicación para que funcionen. Secretos compartidos no solo te hará reír y pasar una entretenida tarde de cine con las interpretaciones de sus protagonistas, sino que también te hará reflexionar sobre el amor y las circunstancias en la vida que afectan de forma directa a la estabilidad emocional de las parejas.