Son muchas las personas que consideran ir al gimnasio como una de las actividades más aburridas del día. Si bien es cierto que quienes consiguen vencer la tentación del sofá para realizar unos cuantos ejercicios de fuerza afirman volver satisfechos y realizados, la mayoría acaba sucumbiendo a la procrastinación y aplazando el trabajo muscular para un “mañana” que, casualmente, nunca llega.
Este comportamiento suele generar sentimientos de culpa, especialmente, en una sociedad que constantemente destaca los beneficios físicos y mentales del ejercicio. No obstante, es posible obtener muchas de estas ventajas sin necesidad de practicar deporte formalmente ni pagar una cuota mensual en un gimnasio: simplemente moviéndonos más en nuestro día a día.

Neuronas piramidales en el córtex del cerebro
La neurocientífica Rachel Barr ha revelado cómo sacar el máximo partido al cerebro sin practicar deporte o seguir rutinas de ejercicio. Según Barr, para entender el funcionamiento del órgano principal del sistema nervioso central, es fundamental conocer nuestros orígenes: “Para entender lo que tu cerebro realmente necesita, retrocedamos hasta el principio de nuestra evolución, al primer sistema nervioso que existió. Cuando aparecimos los humanos, los únicos diseños de cerebros de mamíferos disponibles 'en el mercado' se basaban en funciones inspiradas en el movimiento”.
Cuando aparecimos los humanos, los únicos diseños de cerebros de mamíferos se basaban en funciones inspiradas en el movimiento
De acuerdo con Barr, el cerebro y el cuerpo humanos evolucionaron para moverse, pero no necesariamente para realizar ejercicio físico estructurado o practicar deporte tal como lo concebimos hoy en día. Existen, de hecho, innumerables maneras de mantenerse en movimiento. “Puedes bailar en el salón con tu pareja o compartir cualquier otra actividad con ella. Puedes jugar al escondite con tus colegas o disfrutar de una partida de rayuela en la calle con tus hijos o amigos, ya que, en realidad, no hay límite de edad para la rayuela”. La clave radica en moverse mientras se lleva a cabo una actividad placentera.

Puedes bailar en el salón con tu pareja para ejercitar tanto el cuerpo como el cerebro
“Somos criaturas muy tontas y juguetonas, y nos cuesta mantener hábitos constantes que odiamos por completo. Por tanto, si odias ir al gimnasio, no vayas”, concluye la neurocientífica.
Somos criaturas muy tontas y juguetonas, nos cuesta mantener hábitos que odiamos por completo
En este sentido, existen métodos alternativos para mantenerse activos sin recurrir al ejercicio formal. Uno de ellos es el método VILPA (Actividad Física Vigorosa Intermitente de Estilo de Vida, por sus siglas en inglés), ideal para quienes no pueden o no desean seguir rutinas de entrenamiento estructuradas. Este enfoque se basa en realizar ráfagas breves de actividad física intensa durante las tareas cotidianas, como subir escaleras rápidamente, caminar a paso ligero para alcanzar el autobús o hacer las tareas domésticas con mayor energía.
Un estudio publicado en la revista Nature Medicine en 2022 mostró que integrar de tres a cuatro sesiones diarias de VILPA, de apenas un minuto cada una, puede reducir significativamente el riesgo de enfermedades.
Esto demuestra que el movimiento no tiene por qué limitarse al ámbito deportivo, sino que puede integrarse de forma sencilla y efectiva en nuestra rutina diaria.