De practicar natación en Carabanchel a fundar los icónicos gimnasios Crys Dyaz & Co., una de las redes más exclusivas y reconocidas por celebridades en España, la trayectoria de Crys Dyaz ha sido una historia de pasión, superación y dedicación al deporte. Desde que era niña, el deporte fue su motor. Con tan solo nueve años, comenzó a competir con un equipo madrileño de natación y pronto llegó a formar parte de la selección española, destacándose a nivel nacional e internacional.
Pero su amor por el deporte de élite no se quedó solo en la piscina. Al mismo tiempo, Crys se graduó en fisioterapia por la Universidad Europea y, al finalizar su máster en entrenamiento personal, dio el salto a la profesionalización. “Ponía carteles por la zona noroeste de Madrid, donde vivía en ese entonces. Mi padre me acompañaba, casa por casa, ayudándome a colocarlos. Poco a poco, fui consiguiendo mis primeros clientes, que no solo repetían, sino que también recomendaban mis servicios a otros. Así fue como empecé a construir una cartera de pacientes fieles. Fue en ese momento cuando tomé la decisión de dejar el deporte de élite”, cuenta Crys.

Primer plano de Crys Dyaz
“Ya sentía que había cumplido mis metas personales: trece récords de España, ser finalista en un campeonato de Europa, participar en Copas del Mundo y los Juegos del Mediterráneo”, recuerda. Pero, como toda gran emprendedora, no se detuvo ahí. Fue entonces cuando su pasión por ayudar a los demás a mejorar su salud y bienestar la llevó a abrir un pequeño centro en La Moraleja. Este fue el comienzo de una historia de crecimiento continuo: “A raíz de ese crecimiento, abrimos centros en La Finca, en Pozuelo, luego en A Coruña, en Soria, y próximamente en septiembre abriremos uno nuevo en El Viso, en Madrid, en la Plaza de la República Argentina”.
¿Cómo es tu día a día como entrenadora y empresaria?
Intento equilibrar tres grandes áreas: la parte de gestión empresarial, la parte creativa y de imagen, y la atención directa con los pacientes. Ahora mismo somos un equipo de 50 personas, así que la gestión de equipo ocupa una parte importante de mi tiempo. También trabajo en la parte de comunicación, colaboramos con marcas, asistimos a eventos y buscamos siempre transmitir los valores en los que creemos. A nivel asistencial, sigo viendo pacientes. Me centro mucho en salud femenina desde nuestra unidad especializada Salud FEM, que incluye embarazo, posparto, fisioterapia y entrenamiento.
Hay muchísima evidencia sobre los beneficios del deporte en el embarazo: previene patologías, mejora la salud de la madre y del bebé, e incluso influye en el estado emocional
También trabajo con pacientes oncológicos y con personas que buscan mejorar su salud y rendimiento sin ser necesariamente figuras mediáticas. Dentro de ese equilibrio, también incluyo mi propio entrenamiento. Lo hago a primera hora de la mañana, porque llevo entrenando desde pequeña a esas horas y mi cuerpo ya está adaptado. Por supuesto, también está mi faceta personal: soy madre de tres niños, uno de ellos un bebé de seis meses, así que cada día intento encontrar espacio también para mi familia, mi pareja, mis amigos.
¿Cómo has conseguido compaginar la maternidad con tu trabajo y tus entrenamientos? A veces no se habla suficiente de lo importante que puede ser el deporte en esta etapa
Totalmente. Por eso creamos la unidad de Salud FEM, a través de la cual llevamos ya seis o siete años promoviendo la idea de que el deporte no solo se puede, sino que se debe practicar durante el embarazo y el posparto, siempre con el asesoramiento adecuado. Hay muchas formas de acompañar a la mujer en ese proceso: desde la camilla con fisioterapia y preparación al parto, hasta entrenamientos adaptados según el nivel previo de actividad y los objetivos individuales. Trabajamos mano a mano con ginecólogos que a menudo nos preguntan qué hacemos para que nuestras pacientes lleguen tan bien al parto y se recuperen tan rápido.
Hay muchísima evidencia sobre los beneficios del deporte en esta etapa: previene patologías, mejora la salud de la madre y del bebé, e incluso influye en el estado emocional. Personalmente, puedo decir que en mi tercer embarazo, que fue a los 40 años, es cuando mejor he entrenado y también cuando mejor me he recuperado, tanto física como mentalmente. Para mí, sin duda, hay una conexión directa entre el ejercicio y una maternidad más saludable.
Desde tu experiencia, ¿cuáles son algunos de los mitos más comunes sobre ejercicio y salud que crees que es importante desmentir?
Hay varios. Por ejemplo, que el entrenamiento de fuerza “te pone grande”, cuando en realidad es una de las mejores herramientas para mejorar la salud en todas las etapas de la vida. También se cree que la suplementación no es necesaria, pero con el ritmo de vida actual muchas veces no llegamos a los mínimos nutricionales, y ahí puede jugar un papel importante.
Le diría a la gente que integre el deporte en su vida igual que integra una reunión de trabajo o recoger a sus hijos
Otro mito es que los niños no pueden levantar peso. Hoy en día hay mucha evidencia que muestra que, desde edades tempranas y con supervisión, pueden trabajar con cargas y mejorar su fuerza y desarrollo físico. También se suele pensar que, a partir de los 50 años, solo hay que centrarse en el ejercicio cardiovascular.
Yo defiendo con firmeza el trabajo de fuerza a cualquier edad, porque no solo mejora la cantidad, sino sobre todo la calidad de vida. Y, por último, el error de pensar que con entrenar es suficiente. Siempre hablo de la metáfora de la “mesa con tres patas”: entrenar, nutrirse y descansar. Si una falla, la mesa cojea. Por eso, en nuestros programas intentamos trabajar todas esas áreas para que la salud esté equilibrada.
¿Qué papel juegan la nutrición y el bienestar en vuestros programas de entrenamiento?
Siempre soy muy clara con esto. Lo primero es mejorar el programa de entrenamiento adaptándolo al punto de partida de cada persona. Si alguien no hacía nada, introducimos algo. Si ya entrenaba, lo optimizamos. Y si entrenaba mucho, buscamos llevarlo un paso más allá.
A eso le sumamos un plan de nutrición que permita alimentarse adecuadamente según los objetivos de cada persona, o bien modificar hábitos que puedan estar interfiriendo en su progreso. Además, trabajamos mucho la regulación del estrés y el descanso, porque lo consideramos fundamental. Por eso en todos nuestros centros contamos con una sala de “recovery” que incluye cámaras hiperbáricas, luz roja, baños de hielo y otras herramientas innovadoras que ayudan a mejorar la calidad del descanso.
Y cuando diseñáis una rutina personalizada, ¿cuál es el enfoque principal?
Depende completamente del objetivo de cada persona. No es lo mismo alguien que viene tras un diagnóstico de cáncer, una embarazada, una persona que busca alto rendimiento o alguien que no ha entrenado nunca y tiene poca motivación. Lo primero es abrir una historia clínica y evaluar deporte, nutrición, suplementación y descanso.
A partir de ahí, asignamos al profesional más adecuado, no solo por su especialidad, sino también por el tipo de acompañamiento emocional que pueda ofrecer. Algunas personas se sienten más cómodas con entrenadores motivadores, otras prefieren una dinámica más tranquila, estilo pilates, ballet, yoga… y otras buscan trabajar la fuerza de forma más intensa. Nuestra misión es guiar con cercanía y respeto hacia el objetivo que esa persona quiere alcanzar.
¿Hay algún tipo de ejercicio que consideréis esencial, independientemente del perfil de la persona?
Sí, el trabajo de fuerza. Lo consideramos fundamental. Pero siempre debe estar acompañado de movilidad y de trabajo cardiovascular. Aunque ahora se hable mucho de fuerza —y es cierto que es clave—, no se trata de hacer solo eso, sino de crear un programa equilibrado que contemple todas las capacidades físicas. La clave es adaptarlo a cada persona para que sea completo y sostenible.
¿Qué le dirías a alguien que quiere empezar a hacer deporte, pero le da miedo o siente que no va a poder mantenerlo?
Le diría que integre el deporte en su vida igual que integra una reunión de trabajo o recoger a sus hijos. Que lo vea como un compromiso consigo mismo. Después, que fije objetivos reales y sostenibles: a corto, medio y largo plazo. No hace falta empezar con cinco días a la semana, una hora y media. A veces, empezar con 15 minutos tres veces por semana ya es un logro enorme.
Siempre repito la frase: “Hoy es el día, ahora es el momento”. No esperes al lunes, a enero o a que pase algo. Si ya has decidido que quieres cuidarte, empieza mañana. Por ejemplo, hace poco hicimos un reto con Calvo de 21 días, con entrenamientos de solo 15 minutos al día. Fue una forma muy sencilla de demostrar que moverse es posible incluso en días con poco tiempo.
Muchas veces creemos que si no hacemos todo perfecto, mejor no hacer nada. Y es justo lo contrario. Un entrenamiento corto, hecho con intención, es mejor que no hacer nada. Luego podrás ir sumando: 30 minutos, cuatro días a la semana, después una hora… pero empieza. El deporte es para todos, no hace falta correr una maratón ni levantar grandes pesos para beneficiarse. Solo hay que encontrar la forma adecuada de empezar.
Eso me ha llamado mucho la atención. En ocasiones llegué a pensar que si no podía dedicarle una hora completa al ejercicio, no valía la pena. ¿Te has encontrado con personas que piensan lo mismo?
Totalmente. Por eso siempre insisto en que no debemos limitarnos. No se trata de convertirnos en atletas. Se trata de movernos. Las personas que hacen deporte durante años son las que entienden esto.
Hoy es el día, ahora es el momento. No esperes al lunes o a que pase algo. Si ya has decidido que quieres cuidarte, empieza mañana
Mejor 15 o 30 minutos, pocos días a la semana, que nada. Y eso variará según tu momento vital: tu energía, tu estrés laboral, tu conciliación familiar… No siempre podrás hacer lo mismo, y eso está bien. Lo importante es que el deporte esté presente, aunque cambie la frecuencia o la intensidad. El gran error es pensar: “Como no puedo hacerlo perfecto, no hago nada”. Eso sí que es un freno.

Crys Díaz, entrenadora
También hemos visto que trabajas con muchas personas conocidas. ¿Cómo es esa experiencia?
La verdad es que estoy encantada. Para mí, cada persona que llega es alguien con un contexto específico —laboral, de salud, emocional—, y simplemente diseño un programa para mejorar su situación en todos los aspectos posibles.
Trabajar con alguien mediático implica, a veces, adaptarse más a sus horarios, a su disponibilidad, a ciertos compromisos. Pero al final, son personas como tú o como yo que quieren sentirse mejor, incluir el deporte en su vida de forma eficiente y cuidar su salud.
Y además, cuando logramos objetivos con personas conocidas, su visibilidad nos permite llegar a más gente. Es una forma de inspirar, de mostrar que es posible. Si alguien ve en redes sociales que una persona que admira se cuida, tal vez se anime también a hacerlo. Y si conseguimos que una sola persona se mueva gracias a eso, ya es un éxito.
¿Hay alguna de estas personas con la que hayas conectado especialmente o que haya tenido una transformación destacable?
La verdad es que con muchas. Te podría hablar de Blanca Suárez, que lleva mucho tiempo conmigo y ha hecho un proceso increíble. O Laura Escanes, que ha vivido un cambio importante en su relación con el deporte y su motivación. También Carla Pereyra, con quien llevo trabajando casi doce años. Al principio no tenía el deporte tan presente, y hoy es una pieza clave en su vida. Son ejemplos de personas que han ido incorporando el ejercicio poco a poco, con constancia, y han visto cómo mejora su salud y su bienestar.
Y aunque trabajáis con personas mediáticas, vuestro centro está abierto a todo el mundo, ¿verdad?
Por supuesto. De hecho, el porcentaje de personas conocidas que entrenan con nosotros es mínimo, no llega al 3% de nuestra agenda. La gran mayoría son personas que simplemente quieren sentirse mejor, mejorar su salud o incorporar el deporte a su vida. Para nosotros, cada paciente importa igual.