El déficit de magnesio se ha convertido en un problema silencioso pero cada vez más frecuente. Así lo señala la farmacéutica Uxoa Olaizola De Diego (@olaiz_f), que en uno de sus vídeos divulgativos ha querido lanzar una advertencia clara: “La mayoría de las personas toma magnesio sin saber que está eligiendo la sal equivocada”.
Detrás de este fenómeno están las carencias nutricionales derivadas de una alimentación moderna empobrecida, pero también un factor menos conocido: la sobreexplotación de los suelos agrícolas, que ha reducido la concentración natural de magnesio en frutas, verduras y cereales, incluso en dietas consideradas saludables. “Para solucionar esta deficiencia, la suplementación se ha convertido en una herramienta clave”, apunta Olaizola.
Sin embargo, elegir un suplemento no es tan simple como parece. En el mercado hay más de diez tipos de sales de magnesio, y cada una cumple una función específica. “Elegir la opción adecuada no solo depende de su biodisponibilidad, sino también del beneficio que estemos buscando”, aclara. Por ejemplo, no es lo mismo suplementarse con magnesio para mejorar el sueño que para prevenir cálculos renales o aliviar contracturas musculares.
No basta con absorber: hay que saber para qué
La farmacéutica advierte que tomar magnesio sin criterio puede ser ineficaz o incluso contraproducente
Muchas personas creen que cuanto mayor sea la absorción, mejor será el producto, pero la farmacéutica insiste en que eso es solo una parte del enfoque. “Las sales se clasifican por el grado de absorción —baja, media o alta—, pero esto no es suficiente”, recalca. Por ejemplo, el óxido y el sulfato de magnesio tienen una absorción baja y se emplean sobre todo como laxantes, aunque en el caso del sulfato, su absorción tópica es alta y puede usarse en baños o cremas.
Otro ejemplo es el carbonato de magnesio, de absorción moderada, que también se usa como laxante y para neutralizar el ácido estomacal. Pero Olaizola advierte: “No somos partidarios de esta opción porque neutraliza los ácidos gástricos, empeorando la digestión de los alimentos”.
¿Cuál es el tuyo?
Más de diez tipos de magnesio en farmacia
Uno de los más populares es el citrato de magnesio, con una absorción del 50 % y buena tolerancia digestiva. Es la opción más habitual para la suplementación general, sobre todo para mejorar la función muscular y nerviosa. Pero además, el citrato es especialmente eficaz en la prevención y disolución de cálculos renales de oxalato cálcico, una ventaja poco conocida: “El citrato se une al calcio y evita la formación de cristales de oxalato. Sirve tanto para disolver los cristales como para prevenir su formación”, explica.
Otro tipo, el bisglicinato de magnesio, tiene una absorción mucho mayor (alrededor del 80 %), no produce efecto laxante y es ideal para reducir el estrés, mejorar el sueño y aliviar la tensión muscular. Esto se debe a su combinación con glicina, un aminoácido con propiedades calmantes.
Existen también fórmulas más completas que combinan varias sales, como el bisglicinato con ascorbato (vitamina C en forma alcalina) y malato (derivado del ácido málico de las frutas), útil cuando se busca también reducir la fatiga y aumentar la producción de energía celular a través del ciclo de Krebs.
Acidez estomacal
El estómago también importa
Sea cual sea la sal elegida, la farmacéutica insiste en un punto clave: la acidez estomacal es fundamental para que el magnesio se absorba correctamente. “Nunca deberemos acompañar la suplementación de magnesio con la ingesta de antiácidos o omeprazol, que reducen la acidez gástrica”, advierte.
Además, algunas presentaciones vienen enriquecidas con vitamina B6 o taurina, que también favorecen la absorción del magnesio, pero Olaizola recomienda fijarse bien en el origen del producto, ya que puede provenir del mar, lagos, depósitos minerales… y no todos los excipientes utilizados en el proceso industrial son inocuos: “Por ejemplo, el dióxido de titanio puede ser perjudicial”.
La joya de la corona del magnesio
Patentado por el MIT, el treonato es la única sal capaz de atravesar la barrera hematoencefálica y llegar al cerebro
No todo el magnesio tiene que ingerirse. También se puede aplicar a través de la piel, en forma de sales de Epsom (ricas en sulfato de magnesio) o aceite de magnesio tópico, ideales para calambres musculares y relajación profunda. Estas sales, explica, “permiten que la piel absorba el magnesio sin pasar por el sistema digestivo”. Su recomendación es un baño de al menos 20 o 30 minutos, y no aclararse la piel hasta pasadas 24 horas para maximizar la absorción.
El treonato ayuda a mejorar la memoria, la sinapsis y la calidad del sueño”
Pero la verdadera revolución, dice, es el treonato de magnesio, “la última sal comercializada en Europa”, patentada por el MIT en 2010. Su principal ventaja es que atraviesa la barrera hematoencefálica y alcanza el cerebro y las mitocondrias, lo que la convierte en una aliada contra el deterioro cognitivo y enfermedades como el alzhéimer.
“El treonato ayuda a mejorar la memoria, la sinapsis y la calidad del sueño. Equilibra neurotransmisores como el GABA y el glutamato y puede reducir la hiperactividad cerebral”, asegura.