No todo en Semana Santa son torrijas. Así lo dejó claro Luis Alberto Zamora, conocido como Nutriman, en su sección del programa Y ahora Sonsoles, donde ofreció una guía sencilla y saludable para disfrutar de estas fiestas sin renunciar al sabor ni a la tradición.
“Ni la Semana Santa ni todo es dulce, y no todos los dulces son torrijas”, aclaró al comenzar su intervención. Desde su perspectiva como dietista-nutricionista, Zamora reivindicó los platos típicos de esta época como parte de la riqueza gastronómica española, y sobre todo, como una oportunidad para comer bien sin caer en excesos.
Recetas tradicionales que alimentan y cuidan
Potaje de vigilia, sopas de ajo o atascaburras: platos tradicionales, completos y aptos para todas las edades
El primer ejemplo que puso sobre la mesa fue el potaje de vigilia, un clásico con base vegetal y bacalao. “Es la mejor representación de un plato saludable”, afirmó. Rico en verduras, legumbres y proteína de calidad, este plato aporta, según explicó, “la mitad de las proteínas que necesita un adulto” en una sola ración. Con menos de 500 calorías, es especialmente recomendable para “niños, embarazadas y personas mayores”, ya que es rico en ácido fólico, vitamina A y vitaminas del grupo B.

Nutriman recomienda disfrutar de los dulces tradicionales con moderación y propone alternativas como los buñuelos o los pestiños
El segundo plato que presentó fueron las tradicionales sopas de ajo, muy habituales en las Castillas durante estas fechas. Además de ser reconfortantes y económicas, Zamora destacó sus beneficios: “El ajo es antiviral, antibiótico y antiinflamatorio”, señaló, recordando que este tipo de platos ayudan a reforzar el sistema inmune, algo especialmente útil ante los cambios bruscos de temperatura.
Como tercer plato, el nutricionista apostó por una receta manchega menos conocida: el atascaburras, elaborado con patata cocida, bacalao, nueces y huevo. “Este plato es maravilloso para el cerebro”, dijo, destacando su aporte de colina, omega-3, calcio, fósforo y potasio. También lo calificó como “genial para el corazón” por su perfil nutricional completo.
La sopa de ajo castellana tiene acción antibiótica, antiviral y antinflamatoria”
Pero si hay algo que marca la Semana Santa son los postres tradicionales, y en este punto, Nutriman fue claro: moderación y alternativas. Las torrijas, uno de los dulces más populares, pueden rondar “las 250 calorías por unidad, aunque depende de la receta”. Eso sí, reconoció que algunas preparaciones —como la leche frita— pueden alcanzar “casi 500 calorías por porción”, lo mismo que un plato de potaje completo.
Frente a esto, propuso otras opciones más livianas pero igualmente típicas. “Los buñuelos tienen unas 110 kilocalorías cada uno, es muchísimo menos. También los pestiños, que los hay de azúcar o de miel”, explicó, señalando que todo depende del tamaño y el tipo de elaboración.
“No se trata de demonizar los dulces, sino de disfrutar con sentido común”, apuntó, y lanzó un consejo sencillo: “Es mejor comerte una torrija y disfrutarla que comerte 500 versiones light y quedarte con el antojo”.
Luis Alberto Zamora recordó que la gastronomía de Semana Santa es rica en cultura y sabor, pero también puede ser equilibrada si se eligen bien los ingredientes y se apuesta por las recetas tradicionales que combinan sabor, nutrientes y memoria.